Moderación y optimismo

Para quienes esperaban que La clave del último viernes tuviera la virtud del esclarecimiento por la confrontación de pareceres entre los partidos más significativos del arco parlamentario, el programa fue decepcionante. Un repentino impulso de moderación mal entendida agarrotó a los líderes políticos, que de Fraga a Carrillo aplicaron en la peor de sus acepciones el eslogan que llevó a François Mitterrand a la presidencia de Francia: la fuerza tranquila. No se trata de que un programa de televisión se convierta en la caja de resonancia de las inquietudes electorales, sino de que compromete a nuestros líderes la obligación de vender su oferta de futuro. (...)Ni los puyazos de Guerra, ni el respingo de Fraga a propósito de la pena de muerte, ni los chispazos de Carrillo modificaron esta sensación de que nada se esclarecía. Una especie de desconfianza en la capacidad de asimilación ideológica de los españoles agarrotó a los contertulios, que prefirieron jugar la carta de la moderación. ( ...)

Pocas veces se ha utilizado tan pobremente una tribuna de tanta audiencia como la televisión, cuando era la primera gran ocasión en estas vigilias electorales de que los españoles llegaran a un esclarecimiento básico entre las diferentes propuestas. (... )

3 de octubre