El Banco de España ejercerá un mayor control de las inversiones en terceros países

El Banco Internacional de Pagos con sede en Basilea, entidad que agrupa a los bancos centrales de los países occidentales, entre los que se encuentra el Banco de España, ha cursado unos consejos a sus miembros asociados para mejorar el control de las inversiones en terceros países de las distintas entidades de crédito nacionales. El banco emisor español hizo seguir estas recomendaciones a la Asociación Española de Banca Privada (AEB), quien a su vez las transmitió a las diez entidades nacionales con mayor volumen de riesgo estimado en operaciones financieras internacionales.

Las recomendaciones del Banco Internacional de Pagos de Basilea se resumen, según el texto remitido a los bancos centrales asociados, en el establecimiento de unos criterios rigurosos para la reasignación del riesgo contraído con países en vías de desarrollo, el estudio de la solvencia de las distintas naciones en función a una medición de sus posibilidades de hacer frente a sus deudas estableciendo bases consolidadas, y el desglose de los activos por países prestatarios.Los bancos convocados por la AEB fueron los siete grandes, con las excepciones de Banesto y Popular, Urquijo, Pastor, Atlántico, Banca Catalana y Exterior, que, aunque no pertenece a esta asociación, acudió como invitado. Estas entidades fueron convocadas en función de su condición de actores más importantes del país en los mercados de capitales internacionales.

La reunión se considera en medios del sector como preparatoria para una posterior a realizar con el Banco de España, en la que serán fijados los criterios estrictos de actuación del banco emisor, que en estos momentos, según distintos testimonios conseguidos en el sector privado, se encuentra volcado en la elaboración de un estado consolidado de los riesgos que la banca nacional tiene asumidos con otros países. Hasta el momento, y según los mismos testimonios, el control del banco emisor se habría limitado a las labores de inspección rutinarias y a un control de las posiciones globales en el exterior, que casi nunca habrían llegado a ser desglosadas por países.

En el informe del Banco Internacional de Pagos de Basilea se destaca la figura de los supervisores que los respectivos bancos centrales deben designar para encargarles el control de las operaciones internacionales de las entidades que operan en los mercados internacionales. Para ellos se reclama la capacidad y la obligación de determinar si los bancos emplean métodos adecuados de valoración, medición y control de sus riesgos en los distintos países donde operen, así como la posibilidad de sugerir mejoras en los sistemas operativos de las distintas entidades allí donde sus recomendaciones puedan resultar beneficiosas.

También se atribuye a la figura del supervisor del banco central la posibilidad de interesarse en la gestión del riesgo que los bancos tienen asumidos en los distintos países, vigilando el cumplimiento de las recomendaciones genéricas del club de Basilea. Para poder realizar esta función, este supervisor necesitará conocer la exposición de los países individualmente.