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Nuevas elecciones presidenciales en Líbano

La Camara libanesa vota hoy la candidatura de Amin Gemayel para suceder a su hermano en la presidencia de la República.

Dos candidatos aspiran hoy a ser elegidos presidente de la República por el Parlamento unicameral libanés, pero sólo uno, Amin Gemayel, de 40 años, hermano mayor del asesinado presidente electo Bechir Gemayel, tiene probabilidades de acceder a la jefatura del Estado.El segundo candidato es Raymond Edde, de 69 años, quien apenas cuenta con apoyo entre los 50 cristianos y 41 musulmanes que se sientan actualmente en el Parlamento de Beirut. Su único valedor es el líder del Movimiento Nacional (izquierda), Walid Joumblatt.

La elección presidencial se desarrolla en un clima enrarecido por la matanza, entre el jueves y el sábado, de un millar de civiles palestinos, cuyos últimos cadáveres fueron enterrados ayer en fosas comunes por soldados del Ejército libanés.

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La población traumatizada de los campamentos de refugiados palestinos, especialmente la de Sabra y Chatila, huyó masivamente ayer por la mañana de sus casas. Los supervivientes de la tragedia gritaban asustados: "¡Vuelven los hombres de Haddad!", comandante cristiano que capitanea una milicia del sur de Líbano aliada de Israel.

El pánico cundió en Beirut más allá incluso de los campamentos, vaciando de pronto la ciudad. Para restablecer la calma, el Ejército libanés se vio obligado a difundir por radio mensajes apaciguadores pidiendo a los refugiados palestinos que volvieran a sus casas mientras multiplicaba las patrullas en un intento de infundir confianza.

Estas eran acogidas en las callejuelas de los campamentos con muestras de alegría por una población palestina cuyos elementos armados impidieron durante años el acceso a los campamentos palestinos del Ejército regular libanés, que desde el domingo controla toda la región periférica al sur de la capital libanesa, de donde se retiraron las fuerzas armadas de Israel.

Si la versión de los parientes de las víctimas sigue achacando a las milicias de Saad Haddad la paternidad de la mayor matanza de la historia de Líbano moderno, los relatos de algunas enfermeras europeas que fueron interrogadas probablemente por los mismos hombres que perpetraron el masivo asesinato coincide con la israelí al hacer recaer la responsabilidad de lo ocurrido sobre los kataeb (milicia cristiana falangista) o, por lo menos, sobre su policía militar.

Los jóvenes aseguran haber visto las iniciales M. P. sobre los uniformes y un recorrido detenido del lugar de la tragedia permite descubrir iniciales similares pintadas en las paredes y precedidas de flechas que conducen a un edificio situado enfrente de una permanencia del Ejército israelí, donde el personal médico extranjero fue interrogado por los milicianos no identificados.

Parece como si los asesinos hubiesen querido firmar el crimen dejando iniciales en vez de huellas dactilares, o bien, alguien se encargó de hacérselo firmar efectuando las pintadas.

Por este motivo, numerosos dirigentes musulmanes, políticos y religiosos, sospechan que la operación ejecutada por la milicia de Haddad haya sido atribuida a los falangistas cristianos por los israelíes para envenenar las relaciones interconfesionales en vísperas de la elección presidencial.

Tanto el ex primer ministro libánés, Saeb Salam, la personalidad más influyente del Consejo Nacional Islámico, como el diario de la izquierda libanesa, As Safir, han exhimido a la falange de toda culpa de la matanza para no comprometer las posibilidades de éxito electoral de Amin Gemayel, frente al ex presidente Camille Chamoun, de 82 años de edad, que retiró inesperadamente ayer por la tarde su candidatura.

Quedan pues dos aspirantes a la presidencia asumida tradicionalmente por un cristiano maronita. Los 91 miembros -50 cristianos y 41 musulmanes- de la Cámara de Diputados libaneses aún en vida, elegidos en 1972, deberán optar entre Amin Gemayel, de 40 años de edad, que cuenta con el apoyo de casi todos los parlamentarios cristianos y de la mayoría de los musulmanes vinculados al movimiento islámico-progresista o influenciados por el consejo superior chiita, y Raymond Edde, de 69 años de edad, hombre sin lugar a dudas popular, pero que carece de respaldo parlamentario si se exceptúa el de su propio partido, el Bloque Nacional. Su único apoyo al margen de sus adictos es el del líder del Movimiento Nacional (izquierda), Walid Joublatt.

Amin Gemayel, cuya biografía contrasta con la de su fallecido hermano por su predisposición al diálogo y su conducta no violenta, pero que goza de cierta fama de corrupto, se convertirá casi seguramente hoy en el sucesor del presidente Elías Sarkis, cuyo mandato expira el 23 de septiembre.

Estados Unidos e Israel han librado durante la campaña electoral un pulso a través de candidatos interpuestos. Mientras la Administración norteamericana, a través de su nuevo emisario para Oriente Próximo, Morris Draper, apoyaba manifiestamente con declaraciones y fotografiándose con él, a Amin Gemayel, el Gobierno israelí animó, según sospechan responsables musulmanes y pacifistas cristianos, a Camille Chamoun a que se lanzase al ruedo presidencial con la esperanza, de que su eventual elección desembocase en la rápida firma de un tratado bilateral de paz.

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