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El consumo y los programas políticos

Lo primero que llama la atención en los programas políticos de los partidos para las próximas elecciones es la cuidadosa atención que dedican al consumo en la economía doméstica. Resulta en principio comprensible porque el consumo tira de la producción, ésta del empleo, y, en definitiva, el sistema -si no se rompe, como es habitual, por el lado de la inflación- es una fórmula válida para tratar de reactivar la economía al estilo tradicional.Pero en tomo al consumo y al desarrollismo consumista cabe hacer algunas consideraciones. Es innegable que la revolución industrial, antecedente de la sociedad de consumo, y el mismo congumo obligado de las grandes pnbducciones han reducido costes y precios, han elevado salarios y nivel de vida, han generado empleo en dimensiones no conocidas hasta entonces, han generalizado intercambios y competitividad, han creado riqueza repartible. El consumo es básico para mantener esas conquistas de la sociedad occidental libre. Y es legítimo defenderlo a nivel filosófico, político y económico sin caer en la tentación de ceder ante una vieja artimaña: la alienación occidental.

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