_
_
_
_
Reportaje:

Diario de un preso polaco

Un militante de Solidaridad recluido en la prisión de Bialoleka, cuyo nombre se oculta por razones de seguridad, reflexiona sobre la vida cotidiana de un 'internado'

17-1-82, domingo

Después de la misa, el padre S. nos dio las noticias del mundo. Acerca de la nueva moda en los teléfonos, en lo que resuena una voz femenina grabada que dice "roznowa kontrolowana (conversación controlada)", sobre la costumbre de apagar las luces en las casas a las nueve de la noche durante un cuarto de hora como muestra de solidaridad con los presos, ya que en los campos apagan las luces a las nueve de la noche.

Sobre las mujeres internadas en el campo de Olszynka Grochowska (Varsovia) que fueron trasladas a Goldap (noreste de Polonia)... Esta última noticia nos preocupa bastante, porque si se mantiene esta tendencia, a nosotros nos pueden trasladar igualmente. Está claro lo que significa todo esto, lejos, sin visitas, en peores condiciones que aquí, con peor servicio médico.

Más información
La universidad carcelaria

Esperamos, sin embargo, que nos tengan aquí por lo menos hasta la primavera. Pero ya que existe esta posibilidad, quiero que en la visita el 6 de febrero estés tú y Rofflek -hay un par de cosas que quiero arreglar con vosotros personalmente, por si acaso-. Empecé el entrenamiento fisico; durante los últimos paseos hice tres o cuatro kilómetros en media hora. Me duelen un poco las piernas, pero es necesario, no puedes estar fofo ni perder la inmunidad.

Después de la huelga de hambre me encuentro estupendamente, se me pasé incluso el constipado. Creo que si no fuera por el frío (el radiador está roto) y por la poca cantidad de líquidos que tomo, incluso durante la huelga hubiese estado bien.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Total, después de todo, no era tan malo el diablo. Ahora podría aguantar más, porque sé cómo hay que hacerlo (resulta que incluso eso hay que aprender).

19-1-82, martes

Han cambiado las cosas. Sobre todo, cambiaron para el comandante del campo, creo que en los primeros días de enero. Como consecuencia (la escoba nueva barre mejor), los funcionarios de los rangos más bajos (hasta sargento) han sido amonestados y ahora, sorprendentemente, se han vuelto más simpáticos con nosotros.

La situación es bastante cómica, porque, por ejemplo, cuando durante el paseo los chicos de otro barracón nos leen las noticias del mundo que escucharon en la radio, los guardianes, en vez de impedirlo, como solían hacer antes, no solamente hacen la vista gorda, sino que incluso ponen las orejas con curiosidad. Pero, sin embargo, cuando ayer dictaban desde un barracón a otro un llamamiento de los intelectuales se pusieron un poco nerviosos y mandaron a un guarda, lo que impidió que tuvieramos el texto completo.

20-1-82, miércoles

Durante el desayuno comenzó un debate sobre lo que recibimos de la propaganda oficial. Janek dice que, a través de estos fragmentos, se trazan dos corrientes e ideas contradictorias de organizar el Estado. Los representantes de cada una de ellas son Jaruzelski, Rakowski y las fuerzas relacionadas con ellos: es la idea de crear algunas instituciones de carácter social, dando las apariencias de la democratización de la vida, del restablecimiento del movimiento sindical, etcétera.

Claro está, no hay que tener ilusiones de que estos entes sean algo más que un teatro de títeres movido por el partido y las autoridades. Otra corriente, cuyo representante es Olszowski, significa la organización de la vida según los modelos de los aflos cincuenta. (...) Luego la discusión se desvió hacia las bases sociales de estas cornentes: hemos llegado a la conclusión de que tales bases no existen. Luego, hablamos sobre el método de la organización de la conspiración. (...) La conversación ha sido muy interesante, pero demasiado larga para presentarla aquí.

Hoy nos dejaron ir a la sala de estar. Podíamos jugar al pingpong, al billar o ver la televisión. La televisión, vaya una porquería.

24-1-82, domingo

Escuchamos por la radio la homilía del primado. Magnífica. Los curas nos dijeron que el primado estaría hoy con nosotros en Bialoleka. (...)

El primado acaba de estar en nuestra celda. Nos dejó estampas y el libro de Hiob traducido por Czeslaw Milosz. El campo estaba lleno de curas, creo que, además del primado, han estado otros cinco. Es agradable ver a los guardianes rindiéndoles honores. Y, como los curas están bien educados, les saludan igualmente. Resulta divertido. Janek está pasando a limpio una carta para el primado. Dentro de un momento le daremos esta carta. Se la entregaré durante la misa.

8-2-82, lunes

Durante la visita me he enterado que mis anteriores apuntes gozan de cierta popularidad y que le sirvieron a alguien. Decidí volver a hacerlos, escondiéndolos mejor, para no perderlos tan fácilmente durante el registro. El domingo, antes, de salir a la misa un nuevo registro. Los guardias se portaron bien y avisaron antes, además lo han hecho con muy poca dedicación. Los curas tenían que comprometerse a que no nos traerían nada, excepto objetos religiosos: la Biblia, textos de las homilías, etcétera. Un cura dijo, sin embargo: "Después de una declaración así me encuentro en estado de choque y en este choque puedo entregar alguna que otra cosa", pero pidió que limitásemos la cantidad de informaciones que pasamos por esta vía al mínimo imprescindible.

Así pues, prácticamente, podremos comunicarnos las noticias sólo durante las visitas. Después de las visitas estamos agotados psíquicamente: son agobiantes. Ya lo hemos contado, las proporciones son las siguientes: una hora de visita por 720 horas de separación. Durante esta hora es imposible decir todo lo que uno quisiera decir, muchas veces se habla de tonterías, olvidándose de cosas importantes. Las familias que vienen, a veces, se ponen a llorar; ese, tampoco es fácil.

10-2-82, miércoles

Ahora tenemos tiempo libre. Janek, está aprendiendo inglés, Tomek está leyendo unos ensayos históricos de Cialowicz y yo hago estos apuntes. Diesiek y Slawek están escribiendo cartas a los agentes, es decir, las cartas que serán enviadas por el conducto oficial y pasarán por la,censura. Sabiendo que los agentes van a leerlo, se meten ahí distintas quejas como, por ejemplo, que la administración de la cárcel no cumple con sus deberes o que uno de los oficiales cometió alguna tontería y cosas por el estilo.

11-2-82, jueves

Comentamos los comunicados de ayer. Primero de qué se trata: el comandante anunció que hubo casos de intoxicación con unas conservas de salmón facilitadas por el episcopado, y aconsejó devolver las latas: "En el caso, contrario, el responsable de la enfermedad será únicamente el internado". Hemos hecho una encuesta. En nuestro barracón nadie ha visto síquiera una conserva de salmón. En cambio, hemos visto a un guarda con el rostro verde y descompuesto por el dolor conducido al médico. La moraleja: lo robado no engorda.

Hoy, leímos en Zycie Warszawy una información sobre este salmón. Hay que preguntar también en otros barracones. Si el resultado es el mismo que aquí, sería interesante saber quién más quedó intoxicado con estas latas.

Diario de un preso polaco

14-2-82, domingo

Ayer hubo mucho jaleo: las visitas para personas con los apellidos desde la G hasta la Z, además del "aniversario del estallido de la guerra". Los apuntes que pasé para Marian espero que hayan llegado sin problemas. Han llevado a algunos al médico; estuvo Wiesiek y mantuvo con él una conversación que quiero contar aquí. (...) Participaron: Wiesiek, el guarda que llamo R. y otro paciente.

-"R.: ¿Cuándo os detuvieron?.

-W.: A casi todos, el 13 de diciembre.

-R.: ¿Qué tal os trataron? ¿Pegaban?.

-W.: A mí, bien; pero a algunos les derribaban las puertas de sus pisos, cuando la persona buscada vivía sola dejaban la casa con la puerta rota. A uno se lo llevaron junto con su mujer. Tenían un hijo de cinco meses.

-R.: ¿Qué ha pasado con este hijo?.

-W.: Fue llevado a un orfanato. No les dejaron llevar al muchacho a casa de la suegra. Conozco a uno que llegó aquí en albornoz, sin calzoncillos siquiera. Su mujer estaba embarazada. Por la mañana dio a luz. Pero a mí y a mis compañeros de la celda nos trataron bien.

-R.: ¿Qué van a hacer con vosotros?.

-W.: Nada; simplemente nos soltarán un día.

-R.: ¿Y cómo han detenido a los que están en el pabellón?

-W.: Hubo reunión de la comisión nacional (de Solidaridad), han rodeado el hotel y detuvieron a la mayoría.

-R.: ¿Y a Walesa?

-W.: A él y a otros que vivían en Gdansk, probablemente se los llevaron desde sus casas.

-R.: Pero decían en la Prensa que el día 17 (diciembre) os ibais a apoderar de todo.

-W.: ¿Apoderar de qué? He sido jefe de Solidaridad entre los trabajadores de las tuberías del barrio norte de Varsovia. Los antiguos sindicatos no han hecho nada por la gente; simplemente no podían. Por eso queríamos tener nuevo sindicato. Hemos hecho mucho por los trabajadores.

-R.: Si no hubierais hecho nada, no os habrían reprochado ninguna cosa y, sin embargo, os están interrogando.

-W.: Nadie nos está interrogando. Nos invitan para unas conversaciones; pero casi nadie acude a ellas.

-R.: ¿Cómo no vais a los interrogatorios?

-W.: Si fueran interrogatorios, iríamos. Pero, oficialmente, no nos acusan de nada. En la decisión sobre internamiento pone: 'Por las actividades contrarias a la ley'. Pero esto no es una acusación.

-R.: Entonces, ¿no os van a hacer nada?

-W.: Claro que no. Ya ve usted cuál es la actitud de la gente hacia los internados. Y, además, el jaleo en el mundo entero. A causa de la imposición del estado de guerra, Polonia perdió los créditos, toda la ayuda del Occidente".

19-2-82, viernes

He recibido un documento: "Varsovia, el 10-2-82. Con la presente informo que el ministro de Asuntos Interiores, después de haber deliberado sobre su queja, basada sobre la decisión número 45/ B /8 1, del 13-12-81 del comandante de la milicia de Varsovia sobre su internamiento, va a mantener válida la decisión anterior, creyendo el internamiento como medida justa en su caso, porque no han cesado las causas del internamiento".

Total, una maravilla: me han metido aquí porque me dedicaba, como dicen, a "las actividades contrarias a la ley". Y ahora permanezco aquí porque "no han cesado las causas del internamiento". La conclusión, como lo entiendo yo, es ésta: estando aquí sigo llevando a cabo actividades contrarias a la ley. Nunca jamás me han dicho que estar en un campo fuese una actividad contraria a la ley y además subversiva.

21-2-82, domingo

Hoy, el desayuno era muy elegante: abrimos una conserva holandesa de jamón, hubo también chocolate y mermelada. Qué irónico es que para poder comer el jamón haya que encontrarse en la cárcel. Es duro e injusto para la gente que permanece fuera, para los no internados, es decir, en las ciudades, en la llarnada libertad.

Los críos le trajeron a Wiesiek las placas clandestinas de Solidaridad (las resistencias de LMV).

22-2-82, lunes

Estamos estudiando inglés, discutimos entre nosotros algunos problemas gramaticales. A Wiesiek, su familia le trajo algunos cuentos de Agata Christie. Pensamos hacer una traducción colectiva; empezaremos por el cuento más corto. Marek le dio a Wiesiek su traducción de una de estas novelas cortas. Naturalmente, los guardias se lo llevaron durante el primer registro. Ahora, seguramente, los especialistas de claves del cuartel general de la milicia están sudando con este texto, pero por lo menos disfrutarán leyendo un cuento de Agata.

27-2-82, sábado

Tenemos una hipótesis, sin confirmar aún: que en el barracón segundo, el mío, hay gente que le tocara estar aquí bastante tiempo; los que pueden ser puestos en libertad pronto se encuentran en el barracón primero. Lo parece confirmar el hecho de que del nuestro trasladaban a la gente solamente a otros campos, Jaaworze o Darlowek, sin que nadie haya sido puesto en libertad, mientras que dicen que del primero dejaron salir a varios. Pero nada es seguro.

Ya me siento bien en la nueva celda. Esta en la que estoy ahora está en el peor lado del campo. La ventanilla da al Oeste; frente a ella hay un terreno cubierto con arena, rastrillado de vez en cuando, donde por las noches corre un perro de la milicia, llamado por los internos Jaruzel o, más cariñosamente, Wojtek. Después hay una valla con alambre de púas encima y un rnuro de hormigón, de unos cuatro metros de altura, que separa la prisión del campo de trabajo; detrás se ven unas grúas. Ni una pizca de vegetación. En la ventanilla, rejas y, además, una red de alambre. Cuando hay nubes es necesario tener la luz encendida durante todo el día.

12-3-82, viernes

Ayer hubo un par de cosas interesantes. Primero, la policía secreta está en plan mendicante. Fue así: se abre la puerta y entra un guarda. "Señor Ch.". "Dígame". "¿Quiere hablar con el empleado?". "¿Qué empleado?". "Pues... empleado". "No". Dentro de un rato, en la puerta, aparece un hombre de paisano, parece que se trata del empleado. Delgadito, más joven que yo, unos veintitrés a veinticinco años, tímido. Le pregunta a Slawek: "¿Le gustaría hablar conmigo?" "¿Sobre qué?". Sobre su visión del mundo". "De eso no vamos a hablar", dice Slawek. El hombre se retira de la celda y así termina la conversación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_