El atentado de Beirut pone en peligro el plan Reagan para Oriente Próximo
De "cobarde asesinato para Líbano y para la paz en Oriente Próximo" calificó el presidente norteamericano, Ronald Reagan, el atentado que costó la vida al recién nombrado presidente de Líbano, el cristiano Bechir Gemayel. Washington no oculta su inquietud por el paso atrás que supone el atentado para la continuidad de las iniciativas de paz lanzadas por la Casa Blanca, y en cierta forma corroboradas por la reciente conferencia de los países árabes en Fez (Marruecos). Por otra parte, Larry Speakes, el portavoz de Reagan, anunció que Estados Unidos "presiona a Israel para que se abstenga de emprender acciones que puedan aumentar la tensión en Líbano". El movimiento controlado de tropas israelíes hacia el barrio Este de Beirut es tema de seria inquietud en la Administración norteamericana.
Los medios políticos de Washington reaccionaron con bastante lentitud ante la noticia del asesinato de Gemayel, como no queriendo dar crédito a un hecho que complica profundamente los esquemas de paz norteamericanos para la región. Sobre todo por el riesgo de una guerra civil en Líbano entre cristianos y musulmanes, en, un país ocupado parcialmente por tropas sirias e israelíes.
El secretario de Estado, George Shultz, hablando ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, había descrito recientemente a Bechir Gemayel como un hombre con grandes posibilidades para convertirse en un líder fuerte y efectivo".
Todo el plan de paz de Reagan para Oriente Próximo pasa por una pacificación previa de Líbano, sin la cual se entiende aquí que es practicamente imposible una solución efectiva para el pueblo palestino. Desde esta perspectiva, la trágica desaparición de Bechir Gemayel supone un riesgo considerable para los planes de la Casa Blanca.
El nuevo enviado especial del presidente Ronald Reagan a Oriente Próximo, el embajador Morris Drapper, recibió de Washington el encargo de recomendar la continuidad en la presidencia de Líbano de Elías Sarkis, el actual presidente musulmán, a quien debía sustituir el católico falangista Gemayel.
Por otra parte, la Administración Reagan ha recibido Una dura crítica del ex secretario de Estado, Alexander Haig, por su recomendación a Israel para que congele la instalación de nuevas colonias en Cisjordania. "El proceso de paz en Oriente Próximo sólo tendrá sentido si mantiene el espíritu de cooperación entre Israel y Estados Unidos", declaró Haig en un discurso en Nueva York ante trescientos dirigentes de la organización Llamamiento para la Unidad Judía.
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