ETApm VIII Asamblea puntualiza que no ha llegado a un pacto con el PSOE

Un "portavoz de ETA Político-militar VIII Asamblea", citado por el diario de Bilbao Deia, desmintió ayer "los rumores infundados" sobre la posibilidad de que dicha organización haya concluido "un pacto con el PSOE para un alto el fuego". El otro sector de los polimilis, partidario de mantener la tregua iniciada hace dieciocho meses, ha adelantado que su autodisolución como organización armada se hará coincidir con el debate en el Parlamento vasco sobre la negociación de medidas de gracia para los etarras.

El mentís del portavoz de los octavos citado por Deia, si bien descarta la existencia de un pacto previo con los socialistas, no contradice expresamente la posibilidad de un replanteamiento de su estrategia en caso de formarse un Gobierno de izquierdas tras las elecciones. Fuentes solventes próximas a Euskadiko Ezkerra habían adelantado esa posibilidad (véase EL PAIS de ayer), precisando sin embargo que los poli-milis consideraban altamente improbable que los poderes fácticos "lleguen a permitir la formación de un Gobierno de izquierdas en España".

En una entrevista publicada esta misma semana en la revista un portavoz del sector de los polimilis partidario de la lucha armada matizaba su posición ante un posible triunfo socialista en el sentido de que "no es lo mismo enfrentarse a un centralismo identificado a nivel de pueblo vasco con el régimen anterior que enfrentarse a un centralismo que, aunque no haga demasiadas cosas, es sustancialmente diferente en cuanto a su carácter". Ese cambio no implicaría necesariamente el "abandono de la lucha armada, pero sí que el tipo de práctica que nos planteemos tendrá que ser sustancialmente diferente".

Una fuente próxima a ETApm VIII Asamblea insistió en que, por el momento, esa era la posición oficial de la organización, pero comentó que "siempre podrían darse unas condiciones, no previsibles actualmente, como las que resultarían de la congelación de la LOAPA por parte del PSOE, la existencia de un determinado clima de euforia en todo el país, el inicio de una serie de reformas serias y la presión unánime de todas las fuerzas vascas desde el Parlamento, que podrían obligar a la organización, si no a aceptar automáticamente una tregua, sí al menos a plantearse dicha posibilidad".