Extraña invalidez de un novillo

El sexto novillo no era tal novillo. Era un toro, con el ocho bien visible en el brazuelo. Aunque con esto de la marca del año de nacimiento los criadores de toros han armado un pequeño lío con el año natural y el año ganadero, es evidente que tenía más edad que los demás. Salió fuerte y corretón. Y al tomar la primera vara se quedó tembloroso, tambaleante, moribundo, hasta dar con su esqueleto en el suelo. Y allí se acabó el toro.Esto no es más que otro capítulo de la extraña historia de los toros tullidos que estamos viviendo esta temporada. Animales que salen al ruedo con viveza y alegría y que tras el encuentro con los picadores se transforman en pobres minusválidos. El público, de momento, se está limitando a chillar y a arrojar botes de cerveza, pero a ver qué ocurre el día en que se le hinchen las narices.

Fue lamentable lo ocurrido, porque la novillada no iba transcurriendo tan mal, gracias a la movilidad y casta de los novillos de los Ortega. Novillos que pusieron de manifiesto la poca clase de los tres novilleros del cartel, que no ofrecieron absolutamente nada digno de recordarse. Yesteras sigue empeñado en un toreo de muletazo corto y codillero. Cancela fue animado por sus paisanos, pero es un novillero carente de calidad. Jorge Manrique está todavía bastante verde, a pesar de que es. el que más demostró lo que se parece al toreo, si bien no pasó de un elogiable intento. Como detalle original hay que destacar que entra a matar con la mano izquierda.