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El fin de la evacuación palestina

Arafat o la imagen de Palestina

Antonio Caño

Los palestinos están convencidos de que su líder sabrá convertir en un éxito político lo que ha sido quizá el más serio revés sufrido por la resistencia palestina desde su existencia. Confían en que Arafat, la imagen de Palestina, sabrá hacerles ver lo blanco negro a Israel y a Estados Unidos, y convencer al mundo de que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ha salido fortalecida del asedio de Beirut. Y convencerá -y los desconcertará también- a Siria, y a Jordania, y a Arabia Saudí y al libio Muamar el Gadafi.Ya lo consiguió en una ocasión. En 1974, escasamente cuatro años después de que los palestinos fueron expulsados por las armas de Jordania, Arafat subía a la tribuna de la Asamblea General de las Naciones Unidas "con una rama de olivo en una mano y el fusil en la otra". Los reveses sufridos por la OLP, de manos israelíes y árabes no han frenado nunca su ascen sión por el carmino de la política y la diplomacia.

Un gran porcentaje de ese éxito hay que atribuirselo a Yasir Ara fat, quien supo convertir a un con glomerado de guerrilleros en un Estado ambulante, del que, indu dabloinente, forman parte todos los palestinos.

Rahman Abdel Rauf Arafat al Qudwa al Husseini, Yasir Arafat Abú Amar, nació, según algunos de sus biógrafos, en Jerusalén, en 1929, en el seno de una de las fami lias de notables palestinos. Los responsables de su seguridad están orgullosos de que ni tan siquiera el servicio secreto israelí conoce su pasado y su vida privada. Los escasos datos sobre su biografía sirven, sin embargo, para descubrir en él a un activista, un militante, un pragmático, ante todo. Cualidades que ha sabido transmitir a su pueblo.

En una ocasión dijo a un periodista: "En 1967, después de la ocupación israelí, yo estaba en los territorios ocupados, en Jerusalén, cuando pasé por la casa donde viví de niño. Parado en la puerta había un hombre, uno de mis hermanos. Yo le reconocí, pero él no me reconoció a mí. Sentí profundamente que debía entrar en mi casa, pero no lo hice. No se puede ser sentimental en la revolución". Esta casado "sólo con Palestina".

Radical o moderado

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Se le califica siempre como representante del ala moderada de la OLP, pero también fue un radical cuando estaba en juego su causa. A los dieciocho años se enfrentaba en las calles de Jerusalén con los ingleses. A los veinte se trasladaba a Gaza para vivir con los refugiados. Cúando vió que hacía falta algo más que solidaridad para volver a Palestina viaja a El Cairo, para estudiar ingeniería. Sus compañeros de universidad han comentado que era casi imposible hablar con él de los temas normales entre estudiantes. Siempre estaba enseñando cómo escalar una rampa o cómo colocar un explosivo. Sus proyectos requerían dinero y sabía donde encontrarlo. En Kuwait dirige, en 1957, junto a otros compañeros palestinos, una empresa de construcción, cuyos beneficios le permitieron sacar adelante la primera organización representante de los intereses palestinos, la Liga de Estudiantes Palestinos, que había creado tres años antes.

Cuando participa junto a las tropas egipcias en acciones de co mandos en el canal de Suez, en 1952, su nombre empezaba a ser conocido como el de un nacionalista intransigente, ardoroso combatiente... y musulmán fervoroso. Algunas biografías hablan de sus relaciones con los Hermanos Musulmanes. Quizá su contacto con este grupo ultraintegrista, enemigo declarado de Nasser -quien acababa de derrocar al rey Faruk-, hiciesen más corta su estancia en Egipto.

Con los que desde entonces serían sus principales asesores, Abú Iyad, Faruk Kadumi, Abú Jiliad, crea, en 1957, Al Fatah. Entonces era sólo una de las muchas siglas similares que nacieron en diferentes países árabes, pero ésta tenía una peculiaridad: era independiente de todos los regímenes de la zona, política y económicamente.

Sin embargo, las acciones de comandos no se iniciaron hasta 1964, cuando Arafat viaja a Argel, donde es recibido por Ahmed Ben Bella, quien le ofrece un campo de entrenamiento para sus guerrilleros.

En ese mismo año, un grupo de personalidades palestinas deciden, en una conferencia celebrada en el monte de Los Olivos, la crew ción de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), a cuyo frente se sitúa Ahmed Chukeiri, con el úhico objetivo de aparecer como un elemento de con cordia ante los regímenes árabes.

La guerra árabe-israelí de 1967 que obliga a salir de Cisjordania a no menos de 200.000 palestinos, da la razón a Arafat, que pensaba que nadie que no fuesen los palestinos conseguiría "liberar Palestina". La presión de los guerrilleros le coloca, un año después, en la presidencia del Comité Ejecutivo de la OLP, con el apoyo del enton ces segundo hombre de la resistencia, George Habache, líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, unido las siete organizaciones que pasan a formar paite de la estructura de la OLP.

Con esa designación nace el Arafat diplomático, nace lo que el periodista libanés Ghassan Tueni ha calificadó como "la diplomacia en la revolución". Arafat viaja infatigablemente para abrir fronteras políticas a su causa, pero espo rádicamente se convierte en el guerrillero Abú Amar para participar en acciones de comando en los territorios ocupados.

El cambio se ha iniciado. Arafat se, ha convertido ya en el dirigente palestino, y construirá la resistencia a su imagen y semejanza, sin ideologías políticas ni credos religiosos. Ello le permitirá llegar al aeropuerto de Jedali con el Corán bajo el brazo, sonreir al rey Hussein en una cumbre árabe, visitar oficialmente España, con escala en Trípoli,y enseñar estrategia militar a los dirigentes sirios.

Ha enseñado a su pueblo que trabajando para la OLP se trabaja para Palestina. Y ha estado con él en los malos momentos. Cuando había que responder de secuestros de aviones; cuando, a partir de 1970, tuvo que instalarse en Líbano.

Convirtió la OLP en un Estado. Con un Parlamento (Consejo Nacional Palestino) que representa a las organizaciones guerrilleras, sindicales, profesionales y personalidades palestinas. Este elige a un Comité Ejecutivo, que funciona como un Gobierno en el exilio. Dispone de un Ejército regular, de una Media Luna Roja Palestina (Cruz Roja), asociaciones de estudiantes, de profesionales, sindicatos, hospitales, fábricas, escuelas. Hay un cine palestino, teatro, editoriales, periódicos, una agencia de noticias. Todo ello al precio no. sólo del sacrificio individual, sino de importantes concesiones políticas. El número dos de la OLP, Abú Iyad, dijo en una ocasión: "Mi padre volvería a su tumba si viese las cosas que hemos aceptado hoy".

Exceso de posibilismo

Esta moderación la interpretan algunos de sus rivales políticos como un exceso de posibilismo, que sólo consigue confundir a gran parte de sus seguidores. Varios países occidentales temen, sin embargo, que, tras su aparente flexibilidad, mantenga intenciones revolucionarias para Oriente Próximo. Frangois Mitterrand, entre otros dirigentes europeos, sólo le reconoce como "uno de los representantes" del pueblo palestino.

La Carta Nacional Palestina, que en 1968 exponía la necesidad de la lucha armada "hasta la liberación total de Palestina", fue reformada en 1977 para incluir un texto que cita exclusivamente que "el objetivo estratégico de la OLP" es el establecimiento de un Estado sobre el conjunto de Palestina. La idea origmal de Arafat era la creación de un Estado en todo el territorio palestino, sin discriminación de razas ni religiones, pero nunca le ha faltado flexibilidad, para aceptar otras fórmulas. Llegó a decir que "establecería ese Estado en Jericó si este fuese el único lugar del que ellos (los israelíes) se retiran".

Nadie puede creer ya que este hombre esté dispuesto a arrojar a Israel al mar. Reconoce el papel fundamental de Estados Unidos en la búsqueda de una solución para Oriente Próximo, y su objetivo inmediato es participar en esa búsqueda. Aceptó el plan Fahd para Oriente Próximo, que supone implícitamente el reconocimiento del Estado de Israel. Se distanció prudentemente de Egipto después de los acuerdos de Camp David, pero nunca quedó tan lejos de El Cairo como la mayoría de los países árabes. Las dos líneas que firmó recientemente en Beirut, aceptando las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas, hicieron estremecer a Jerusalén tanto como las bombas de implosión.

La imagen de Arafat, bajito, de manos pequeñas y fláccidas y ojos que simbolizan toda la astucia miIenaria de los árabes, con una calvicie precoz que esconde bajo la clásica kefia, y barba de vagabundo, fue comparada por The New York Times a la de "un malo de Hollywood". De la cabeza de este presidente de un Estado sin territorio debe salir ahora la iniciativa genial que le permita mantener su inconfundible sonrisa.

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