A dos meses de las elecciones

(...) En principio, y a reserva de las razones que desde el área oficial se puedan esgrimir para justificarla, la fecha decidida para la celebración de las elecciones da una impresión de apresuramiento. El 28 de octubre parece un momento demasiado cercano desde el final del letargo veraniego, con futuras políticas poco organizadas y con el imperativo de que las listas de candidatos se encuentren presentadas ante las respectivas juntas electorales no más tarde del 19 de septiembre, sin que sea posible olvidar la coincidencia del punto casi álgido de la campaña con los días previstos en principio para la visita de Juan Pablo II. En este juego de fechas y plazos no son pocos los que ven la intervención decisiva, en lo político y en lo jurídico del nuevo presidente de UCD.En el ámbito de las conexiones electorales con la marcha de nuestra economía, hay que reseñar de entrada un hecho negativo: se ha vuelto al tercermundismo electoral que supone el que la fecha elégida sea un jueves y no un día festivo, dándose un paso atrás respecto a la decisión adoptada en las elecciones regionales andaluzas. Las censuras de los empresarios ante este paso atrás no se harán esperar.

Otra consecuencia será la de que quede en suspenso la tramitación de textos legales relacionados con la actividad económica, entre los que figura en primer lugar, por su importancia, el referido a los Presupuestos Generales del Estado. A raíz de las elecciones se dispondrá de sólo dos meses para la elaboración del proyecto de ley por el nuevo Gobierno y sudebate y sanción en las Cortes, y parecé inevitable que durante 1983 haya que recurrir a la prórroga de los que hoy están en vigor, con las secuelas negativas que ello acarrea.

Por lo demás, la aceleración del proceso electoral, quizá de algunas incertidumbres que gravitaban pesadamente sobre el actual funcionamiento de la economía, y ese es un aspecto que puede señalarse como positivo hasta cierto punto. (...)

, 28 de agosto,