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Se acentuaron los síntomas de debilidad

Los mercados de valores terminaron la semana con unas reuniones en las que de alguna forma se acentuó el desaliento dilos inversores individuales, lo que produjo un cierto enfriamiento en el ambiente, mientras que los bancos consiguieron mantener el ritmo decreciente en sus saldos vendedores, lo que les permitió con una cierta comodidad extender las repeticiones. Con todo, las eléctricas están siendo objeto de un severo y concienzudo castigo por parte de estos pequeños inversores, que pretenden huir del inminente peligro socialista y sus secuelas. Lo que ocurre, y esto es a diferencia de los valores del grupo bancario, es que la escasa inversión en valores de renta variable que mantenían las instituciones más importantes se centraba precisamente en títulos del sector eléctrico, con lo que se vienen a sumar dos fuerzas muy importantes que, en definitiva, causan un efecto muy negativo en la evolución de las cotizaciones del sector. De todas formas, en esta marcha declinante del precio de los títulos eléctricos está marcando de alguna forma, y en opinión de diversos especialistas, la tendencia real del mercado, que no acusan el reste) de los sectores en función del escaso movimiento mercantil que se viene registrando en los corros.

En cuanto a los bancos, su pequeño volumen de negocio viene siendo atribuido en medios especializados a la escasa presencia que estos valores tienen en las carteras institucionales más importantes y a la acción protectora que realizan las propias instituciones del precio de sus acciones.

Parece confirmarse, por tanto, que una vez realizados los correspondientes desdobles -aún quedan pendientes los del Hispano, Santander y Bilbao-, se fijarán unas cotas de resistencia a las posibles bajas que tendían en su borde inferior el 200% mientras que los mejor librados mantendrán sus precios en torno al 250%. Esto, dejando aparte al Vizcaya, que de no producirse ninguna situación imprevista, situará el precio de sus acciones en las próximas semanas en torno al 300%.

El retorno de vacaciones es esperado por los asistentes a las reuniones bursátiles con auténtica expectación. El rumbo que determinen los precios de las acciones en las próximas reuniones estará en buena parte determinado por el talante que rnanifiesten los veraneantes a su retorno. Precisamente de este talante dependerá el aparente nivel de aceptación de la decisión del Gobierno de Calvo Sotelo y de las posibilidades que el micromundo bursátil conceda a las opciones centristas y conservadoras.

Por el momento, y esto supone una reiteración, los inversores de mayores posibles prefieren canalizar sus fondos hacia activos con niveles superiores de garantía y liquidez, como son los certificados de regulación monetaria (CRM), pagarés del Tesoro y letras de cambio. El riesgo en estos momentos es una incógnita indeseable y, aunque no se descarta la posibilidad de que, tras las elecciones, sean cuales sean sus resultados, la Bolsa, entendida como mercado de acciones, mejore sus posiciones, casi todos prefieren esperar a que sea la realidad quien defina el marco en que evolucionarán los precios de los títulos de renta variable, y después subirse al carro, aunque sea un poco a destiempo, que asumir en estos momentos el importante riesgo que comporta una apuesta así.

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