_
_
_
_

¿Viva España socialista?

Donde crecen los olivos en Europa, una oleada de victorias socialistas se ha propagado de país en país, en contraste con las democracias del Norte, donde la llama socialista arde muy baja. La victoria de Mitterrand en Francia, el pasado verano, fue seguida por la de Papandreu en Grecia, el pasado octubre. Parece que Italia tendrá un Gobierno socialista tras las próximas elecciones generales. Ahora el hábito parece que se extiende a España. Según la mayoría de los sondeos, el partido socialista de Felipe González está muy por delante de sus competidores de centro-derecha en las elecciones que se esperan para este año en España.La primavera de la izquierda en el sur de Europa tiene una explicación. Cada uno de estos cuatro países está reaccionando contra los Gobiemos paternalistas, de diferentes tonos de derecha, que les gobernaron durante una generación o más. Estos Gobiernos conservadores fueron buenos para crear las condiciones propicias a los estallidos de crecimiento económico en sus respectivos países. Sobrevivieron en el poder tanto tiempo gracias, sobre todo, a que supieron persuadir a sus pueblos de que su única altemativa era la izquierda marxista disipadora de la riqueza. Pero este argumento comenzó a perder brillo desde que hombres menos persuasivos sucedieron a De Gaulle en Francia, a Caramanlis en Grecia, a De Gasperi en Italia y desde que la muerte levantó el puño de Franco sobre España, y desde que las alternativas de izquierda representando a las clases trabajadoras, cuyos estómagos se llenaban lentamente por la prosperidad creada por las economías capitalistas, crecían menos devotas del marxismo. ( ... )

En España, una victoria socialista no parece más preocupante que encontrarse entre los últimos mozos que corten delante de los toros en Pamplona. No existe en España el espacio económico para maniobrar que un nuevo Gobierno socialista necesita para cumplir sus promesas electorales. El aumento del gasto público y el parón de la confianza de los inversores privados, que tradicionalmente acompañan a las victorias electorales socialistas, añadirían inflación a los problemas existentes, y los socialistas de González parecen darse cuenta de ello.

Los toros de la política española son los generales más veteranos del país, que se opusieron tajantemente a la introducción de la democracia por los reformistas del centro-derecha después de la muerte de Franco en 1975 ( ... ). El cuadro español recuerda al de Grecia en 1967, cuando el cuñado del rey Juan Carlos, Constantino, tuvo que plegarse al golpe de los coroneles en vísperas de una aparente e inminente victoria socialista en las elecciones.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pero, aparte de la resolución de don Juan Carlos de no seguir los pasos de Constantino, hay tres razones para argumentar que España, en 1982, debe ser diferente de la Grecia de 1967. En primer lugar, el socialismo del señor González no es extremista. Su corazón marxista fue removido en un congreso del partido en 1977 y su prudepte política económica ha áido diseñada teniendo en cuenta las sensibilidades de los generales y de los hombres de negocíos españoles. En segundo lugar, es mucho más probable que los socialistas puedan suministrar el núcleo de una mayoría estable en el Parlamento que los fragmentados partidos de centro-derecha. La tercera razón para pensar que un Gobierno socialista sería la perspectiva más estable pata Espatía reside en que el frágil consenso entre el actual Gobiemo y los sindicatos, que ha permitido la aplicación de una austeridad salarial, se ha roto. Ningún previsible Gobierno de centro-derecha parece capaz de reconstruirlo. Un nuevo Gobierno socialista, sin embarrgo, tiene muchas razones para lograr un buen comportamiento de sus seguidores sindicalistas (...)

Desde el golpe de Estado del año pasado, el Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo ha ponderado cada una de sus acciones juzgando si ofendían o no al Ejército. Esto ha estimulado a los oficiales a continuar creyendo en su papel histórico como guardianes de la política española. Antes o después, la paciilncia de los demócratas con esa pretensión estaba destinada a romperse. Cuanto más tarde se produzca, en el casó de Esparía, significaría que se haría más explosivamente.

Es mejor el divorcio limpio entra el Ejército y la política espafiola que representa la elección de un Gobierno socialista. Si el Ejército no sale de sus cuarteles después de un triunfo socialista en las elecciones -y parece que no lo hará-, España habrá encontrado que puede moverse libremente de un partido democrático a otro. Se habrá convertido en una democracia completa en ejercicio. Mantengan sus dedos cruzados.

, 21 de agosto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_