Incidentes con recolectores gitanos en Bañares
En plenas fiestas patronales de Bañares, con una población de seiscientos habitantes, se han registrado incidentes entre vecinos del pueblo y miembros de la comunidad gitana que, como otros años, acampan en las inmediaciones del pueblo para participar en la recolección de la patata. Se calcula en unos 1.500 los gitanos que acuden a esa zona, lo que produce múltiples problemas residenciales, sanitarios y, sobre todo, de convivencia. Una comisión de vecinos del pueblo ha solicitado del gobernador civil que intervenga para resolver la situación.El ambiente de tensión creado a lo largo de varios días dio lugar a una pelea, que se inició como una discusión pero que degeneró en la aparición de algunas navajas. Como consecuencia de la misma, un vecino de Bañares resultó con lesiones que, al parecer, le fueron producidas por dos individuos de raza gitana. El herido tuvo que ser atendido en un centro médico donde le aplicaron tres puntos de sutura en el brazo.
No es la primera vez que ocurren incidentes de esta categoría en esta zona de La Rioja. La tensión entre los gitanos y los vecinos de la zona se arrastra ya desde el año pasado, cuando en la cercana población de Cihuri se entabló una pelea entre sus vecinos y los gitanos que venían a la recolección, con un balance de un muerto y varios heridos.
Las autoridades locales de Bañares visitaron el pasado lunes al presidente de la comunidad autónoma de La Rioja y, al gobernador civil para mostrarles su gran preocupación por los incidentes que están empezando a producirse entre los vecinos y la numerosa colonia gitana allí instalada con motivo de la citada recolección de la patata.
Es de destacar que recientemente se produjo un caso prácticamente idéntico en la localidad leridana de Palau de Anglesola, de donde fueron forzadas a marcharse numerosas familias gitanas, tras incidentes con los vecinos del pueblo. Como en el caso de Bañares, los gitanos habían acudido para participar el tareas de recolección, pero el excesivo número, muy superior a los que podían encontrar tarea, fue la fuente inicial de problemas. En el caso de Palau de Anglesola, los vecinos del pueblo llegaron incluso a contratar piquetes armados para forzar a la comunidad gitana a abandonar el lugar.
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