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Diez personas muertas, cinco de una misma familia, por una explosion de gas, en un bar del pueblo asturiano de Luanco

Diez personas, cinco de ellas miembros de la familia del ex delantero del Real Madrid Rafael de Diego, la sirvienta de éstos, un estudiante Irlandés que residía con ellos, el catedrático Carlos Asensio, el militar retirado Miguel Márquez y un nieto de éste, murieron, cuando dormían, aplastados por las viviendas en las que veraneaban en Luanco (Asturias) al producirse, a las cinco de la madrugada de ayer, una violenta explosión de gas propano del bar El Bodegón, situado en la planta baja del ediricio número 17 de la calle de España.

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El Bodegón se encontraba vacío al producirse la explosión, al parecer en la cocina del establecimiento. Encima tenía sólo dos pisos. En el primero dormían Rafael de Diego, su esposa, Marta Alvarez; sus hijos Ignacio (Iñaki), que precisamente cumplía ayer diez años, Javier, de nueve, y Marta, de doce; su madre, María Larrafíaga; la sirvienta, Angélica García, y un estudiante irlandés que pasaba el verano con ellos para estudiar castellano, Darryll Brad. Marta fue la única superviviente. Del segundo piso, donde residían seis personas, sólo falleció Carlos Asensio Pretones. Su esposa, María Ester Sampedro, y sus cuatro hijos, Laura, Diego, Alvaro y Lucía, fueron rescatádos con heridas de diversa consideración. En el número 15 aparecieron sepultados sin vida Miguel, Márquez, capitán artillero retirado, de 65 años, y su nieto, Pedro Guirado, de quince años.Además de los diez muertos, otras trece personas resultaron heridas, y dos manzanas de viviendas sufrieron graves daños producidos por una onda expansiva que actuó con una violencia demoledora sobre las puertas, ventanas y cristales situados en un radio de unos doscientos metros. Ayer existía una gran confusión en torno a las causas de este accidente sin embargo, una cosa parece evidente: la explosión fue provocada por la acumulación de gas propano al entrar en contacto con una chispa. Oficialmente nadie aventuró una hipótesis, siquiera aproximada, al respecto, pero los expertos consultados por este periódico estiman que la explosión de gas de tres bombonas de propano pequeñas, de once kilogramos cada una es más que suficiente para provocar una catástrofe de tal magnitud. La fuga de gas debió producirse, según las mismas fuentes, por haber quedado alguna de las bombonas abiertas. El resto, es decir, la chispa, pudo tener su origen en la misma nevera al cargar, en una cerilla encendida en cualquiera de los pisos situados encima de El Bodegón o en el mismo encendido de una lámpara.

."¡Estoy viva!", gritó la joven Paloma Márquez en cuanto se vio en la calle después de saltar, sin pensárselo, por la ventana. Paloma se negó ayer a dar su versión del suceso al ser requerida para ello por una emisora de radio. En realidad, casi no se acuerda de nada. De repente, se despertó con un ruido ensordecedor, recibió un pequeño golpe en la frente e inmediatamente saltó hacia la calle desde su habitación de la planta baja. Instantes después hicieron lo mismo su abuela, de la que la separaba una pared que se desplomó, y sus padres. Pronto se percataron todos ellos de que el abuelo, Miguel Márquez, y el hermano de Paloma, Pedro, no aparecían por parte alguna. Los abuelos residen en Asturias, pero los demás inquilinos del número 17 de la calle de España son de Madrid y pasaban, juntos, el mes de agosto de vacaciones en Luanco.

Paloma seguía con entereza e incertidumbre los interminables y fatigosos trabajos de desescombro desde un portal de la calle de Ortega y Gasset, próximo a los edificios alcanzados por la explosión Las palas excavadoras levantaban de forma monótona montones de tierra y ladrillo. Con frecuencia aparecían botellas de vino de la bodega del bar en perfecto estado.La esposa de Antonio Landeta, concejal de Coalición Democrática del Ayuntamiento de Ovíedo, le gritó a su marido: "¡No bajes!", cuando éste ya estaba en la terraza, asustado por el fuerte ruido que acababa de despertarle. Landeta veranea a veinte metros, de El Bodegón. Nada más oír la explosión, se asomó a la ventana y vio "una humareda terrible y fuego".

"Estaba en la cama; de repente oí una explosión y me encontré en el suelo lleno de cristales", manifestó ayer a este periódico José Carlos Fernández, de diecisiete años y residente en el número 21 de la calle de España.

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José Cárlos bajó a la acera y se acercó a un hombre que estaba en el suelo. Por otras personas que comenzaban a arremolinarse en el lugar del suceso comprobó que ya estaba muerto. Inmediatamente vio a la hija del futbolista De Diego que estaba consciente y preguntaba por su padre.

La explosión afectó de forma brutal a los inquilinos del primer piso, cuyos cuerpos aparecieron desfigurados, sin embargo, Marta de Diego fue encontrada sorprendentemente en la parte superior de los escombros.

La intervención de los vecinos evitó una tragedia mayor

La reacción de solidaridad de los vecinos de Luanco y de los veraneantes fue inmediata y ejemplar, según afirmación generalizada. Los trabajos de desescombro para salvar a las personas parcialmente enterradas dieron comienzo sin esperar a la llegada de los bomberos ni de la Guardia Civil cuyos efectivos hicieron acto de presencia con gran rapidez, según los testigos. Esta intervención popular inmediata y espontánea evi tó una tragedia aún mayor.

La explosión dejó a la manzana sin luz. Por este motivo, en un edificio de enfrente fue colocado un reflector con el que se iluminó la zona siniestrada hasta que una pala rompió los cables. La oscuridad fue seguramente lo que impidió rescatar con vida a Javier de Diego, que respiraba levemente cuando fue encontrado. El niño murió de asfixia cuando era trasladado a la residencia sanitaria de Avilés.

María Ester Sampedro, esposa de Carlos Asensio, que estaba aprisionada por una viga, guió a los jóvenes que buscaban los cuerpos en medio de serias dificultades. Uno de ellos vio al científico acurrucado en la cama y llegó a pensar que no estaba muerto.

A las diez de la noche, el grupo de socorro de Hunosa dio por finalizados los trabajos dedesescombro. Las autoridades han determinado el derribo de las fincas números 19 y 21 de la calle España, por amenazar ruina. En la última de ellas está situada la Comandancia de Marina de Oviedo.

Según informa Efe, el joven de 27 años Ramiro Matanzas, que estaba aquejado de una dolencia cardiaca y que presenció la catástrofe, falleció ayer, debido al parecer a la fuerte impresión recibida.

Carlos Asensio, natural de Oviedo, catedrático de Bioquímica de la facultad de Medicina de Alcalá de Hlenares y vicerrector del Instituto de Enzimología, había llegado con su esposa y sus hijos anteayer a Luanco, donde pensaba pasar unos días de descanso en vísperas de su participación en uno de los cursos de La Granda (municipio de Gozó.

Rafael de Diego, natural de Guipúzcoa, solía repartir su veraneo entre Luanco y Guetaria, pero este año decidió pasar los dos meses en la villt asturiana. Como futbolista jugó en la Real Sociedad, el Real Oviedo, el Real Madrid, el Sevilla, el Español de Barcelona, el Spórting de Gijón y el Ensidesa de Avilés. De Diego se casó, hace trece años, con Marta Alvarez.

El presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, llamó ayer por teléfono al alcalde de Luanco, Ramón Vega, para testimoniarle su pésame.

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