"La democracia la lleva a cabo el pueblo, no es fruto de la donación", afirma Antonio Hernández Gil
"Una democracia se debe a sí misma y no es fruto de la casualidad o de la donación, sino que la lleva a cabo el pueblo y, en ese sentido, el rey Juan Carlos ha propiciado y facilitado ese camino", afirmó ayer, en la Universidad Menéndez Pelayo, en Santander, el presidente de la Comisión de Codificación y catedrático de Derecho Civil Antonio Hernández Gil, que inauguró el curso La corona en las democracias occidentales europeas. El papel del Rey de España como "promotor de la democracia" y "motor del cambio político en España", frases que, aunque manidas, el profesor Hernández Gil dijo suscribir en su totalidad, fue contrapuesto por éste a la actuación de la monarquía francesa, dos siglos antes, opuesta a la república y a la democracia, y que en el caso de España y del Rey "ha actuado en sentido inverso".
El que la monarquía española se defina como parlamentaria no sólo responde a un partido, afirmó el conferenciante, sino a lo determinado por la Constitución, que establece que la soberanía y el poder emana del pueblo. La legalización "de esa consideración constitucional del Rey y, por tanto, facilitadora de su actitud, bien dada, en opinión de Hernández Gil, por la "actitud clara y patente a favor de la democracia de éste"; refiriéndose a su actuación en el 23-F, el que fuera presidente de las Cortes constituyentes, señaló que "gracias a ello pudo ser resuelta una grave situación en su sentido favorable, aunque no pudieran evitarse algunas de las consecuencias de aquel conato de golpe de Estado".
Para Hernández Gil, la actitud constitucional del Rey es previa a la aprobación de la carta magna, citando en apoyo de su afirmación el discurso pronunciado por Juan Carlos ante las Cortes el 22 de junio de 1977, en "el que se llamó a sí, mismo Rey constitucional. No dijo", añadió, "que quería serlo, sino que aquello fue el reflejo, en definitiva, del comportamiento constitucional".
En su opinión, don Juan Carlos es "un Rey de sentimientos democráticos", añadiendo su convicción, "después de una relación no muy larga pero intensa", de que "si todo rey es monárquico, Juan Carlos, además, es demócrata".
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