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Las tripulaciones de Naviera Aznar intentan frenar la venta de un buque a Yugoslavia

Dos buques de Naviera Aznar permanecen atracados en puerto, otros tres fondeados y sus tripulaciones en huelga porque consideran que la compañía está ahogada de deudas y quiere proceder a la liquidación. Los trabajadores exigen que los buques, en caso de venta, pasen a sociedades españolas para que ellos puedan conservar el puesto de trabajo o bien que se les ofrezcan garantías de empleo. Varias ejecuciones hipotecarias sobre el patrimonio de la naviera están en marcha.

El Monte Abril, maderero, atracó el día 21 de julio pasado en Valencia y la tripulación inició una huelga indefinida. El Monte Zapola atracó el 26 de julio en Almería cargado de maíz; sus tripulantes, en huelga. El Monte Zamburu, fondeado en la ría de Bilbao; el Monte Zaraya y Monte Zalama, fondeados en Tarragona y sin permiso de las comandancias de Marina para atracar en puerto; sus tripulaciones tienen preaviso de huelga. Los buques Monte Buitre y Monte Banderas nunca abandonaron la ría de Bilbao. Un elevado pasivo exigible, dos buques sometidos a ejecución hipotecaria, el edificio social de Bilbao sometido a ejecución hipotecaria, y 434 trabajadores de tierra y mar alarmados porque peligran sus puestos de trabajo resumen la situación actual, siempre según fuentes del comité de empresa, de la que fue más grande y potente naviera española hasta hace pocos años.El 20 de noviembre de 1981 muere Eduardo Aznar, el creador y cerebro de la naviera. En esa fecha, según fuentes del comité de empresa, comienzan a precipitarse los acontecimientos en el seno de la compañía. Ayudan a ello las circunstancias que atraviesa desde hace varios años el mercado internacional de fletes, los costes energéticos y los costes financieros que tienen que abordar las navieras. Naviera Aznar no, es una excepción y se ve sumida en una profunda crisis.

En diciembre se reunieron los accionistas de la empresa y sobre la mesa se planteó la difícil marcha del negocio y la opción de proceder a su liquidación. Días después, el Banco de Crédito a la Construcción (BCC) -absorbido en la actualidad por el Banco de Crédito Industrial- anuncia la ejecución hipotecaria de dos buques, el Monte Zaraya y Monte Zalama, bull-karriers de 27.000 toneladas de registro bruto, sobre los que pesan hipotecas por 100 y 190 millones de pesetas, respectivamente. La Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), casi al tiempo, inicia la ejecución hipotecaria del edificio social de Bilbao.

En enero comenzó a alarmarse la parte social de la naviera. El comité de empresa sugiere el desembarco de todas las tripulaciones y exige la redacción de un plan de viabilidad que sistemáticamente es negado por la dirección.

Contacto con los acreedores

En febrero, el comité intentó, sin éxito, ponerse en contacto con la junta de acreedores que levantaron en la Navidad de 1980 la suspensión de pagos que afectaba a la empresa. No hubo respuestas a la sugerencia de una reunión. Inmediatamente se dirigen a las sedes de la. CECA y el BCC para intentar paralizar las ejecuciones hipotecarias en curso. El comité sale de las sedes bancarias con la idea fija de que la empresa se encuentra en liquidación.El 29 de abril el comité de empresa firmó un convenio colectivo que, en principio, parecía poner fin a sus cuitas laborales. El texto recoge tres puntos que ofrecen seguridades a los trabajadores: si se decide la venta de los buques, éstos se adjudicarán a empresas españolas con el compromiso explícito de que las tripulaciones se incorporen sin indemnización a la nueva sociedad; se prevé la realización de un plan de viabilidad basado en las jubilaciones anticipadas de 65 trabajadores; en el caso de venta de buques a empresas extranjeras, sus tripulaciones recibirán una indemnización de 45 días. Los trabajadores, por su parte, firman un incremento salarial del 4,8%.

A finales de junio se conoció la noticia de que un buque, el Monte Abril, había sido vendido a una empresa yugoslava. El comité de empresa se sobresalta y se pregunta sí se garantizarán los derechos de los tripulantes, si la empresa reabsorberá a los trabajadores y qué postura adoptarán las entidades de crédito que tienen pendientes hipotecas. El comité de empresa entiende que la naviera no hará frente al desempleo, entre otras razones porque desde hace dos años la compañía mantiene una especial política de regulación de empleo.

El 15 de julio el comité de empresa remitió un preaviso de huelga para toda la flota de Naviera Aznar al director general de la Marina Mercante, al Gobierno vasco y a la empresa. El motivo de la huelga, la certeza absoluta de que la compañía no garantizaba los puestos de trabajo tras la venta del Monte Abril.

El 21 de julio, precisamente, el Monte Abril atracó en el puerto de Valencia cargado de madera. Su tripulación inició de inmediato la huelga. Lo mismo sucedió con el Monte Zapola, que atracó cargado de maíz en el puerto de Almería cinco días más tarde.

Las juntas de obras de los puertos de Bilbao y Tarragona decidieron de inmediato negar el permiso de entrada en puerto a otros tres buques de Naviera Aznar, cargados con 22.000 toneladas de grano cada uno, que se acercaban a puerto con preaviso de huelga. El Monte Zamburu, en Bilbao, y los Monte Zaraya y Monte Zalama, en Tarragona, permanecen fondeados.

Plan de viabilidad

Hace medio mes se reunieron, en Madrid los bancos que tienen deudas pendientes con Aznar, la junta de acreedores, la dirección de la empresa y los trabajadores. Se planteó de nuevo la posibilidad de un plan de viabilidad que permita la subsistencia de la empresa, pero la postura del conjunto de acreedores echó por tierra cualquier esperanza. Sobre el tapete se habló sin tapujos de la liquidación de la empresa.Impedir la venta del buque Monte Abril a Yugoslavia es el objetivo de la huelga que en la actualidad mantienen las tripulaciones de Aznar. Siempre según fuentes del comité de empresa, el buque tenía que haber sido entregado el 31 de julio y se ha permitido una prórroga de un mes. El precio del buque, según esas fuentes, cubrirá apenas las hipotecas que pesan sobre él.

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