Prioridad a la reforma institucional en la crisis italiana

Giovanni Spadolini, encargado de formar nuevo Gobierno en Italia, ha decidido continuar sus consultas para constituir un Gabinete, pese a la negativa socialista a prestar su apoyo a la anterior coalición gubernamental de centro-izquierda. Tras 48 horas de negociaciones con todos los partidos del arco constitucional, Spadolini compareció ante las cámaras de televisión para leer un comunicado en el que daba cuenta de su decisión y concedió Prioridad a la reforma institucional italiana.

En el encuentro con los partidos, Spadolini manifestó haber comprobado que la mayor preocupación de todos los líderes políticos, tanto de la oposición como del Gobierno, es no tanto la formación de un cierto tipo de Gobiemo, sino la necesidad urgente de una reforma a fondo de ciertos mecanismos institucionales que hoy impiden la la consecución de un Gobierno estable.

¿Se ha tratado de una salida hábil para frenar a los socialistas en sus deseos de unas elecciones anticipadas que todos temen, porque en realidad sólo ellos son los mejor situados en los sondeos de opinión? ¿O también la comprobación de que si no se resuelve la gran reforma -el problema planteado por el Partido Socialista-, no será posible crear ningún Gobierno que dure un mes?

Primera victoria socialista

De lo que no cabe duda es de que la salida de Spadolini, que ha decidido discutir como preámbulo a la formación de un Gobierno el problema de la reforma institucional, ha gustado a los socialistas, quienes han visto de este modo consolidada su primera victoria, porque ahora no sólo son ellos, sino todos los partidos, los que están de acuerdo en abordar lo que fue el problema que motivó la tan criticada crisis creada por Bettino Craxi.Por eso los principales líderes socialistas han declarado ayer que Spadolini esta vez ha empezado a moverse en la dirección acertada y que ha sabido "captar el espíritu de la decisión socialista".

Como había hecho el día anterior el director de Il Messagero, Vittorio Emiliani, también Eugenio Scalfari, director de La Repubblica, esta crisis de Gobierno, primera de la historia italiana que se produce en pleno mes de agosto, es de gran envergadura.

Cuatro puntos

Scalfari resume en cuatro puntos los primeros frutos, ya indiscutibles, de la presente crisis: "El primer hecho de relieve", escribe Scalfari, "de esta crisis, que con toda probabilidad llevará a las urnas a finales de octubre a cuarenta millones de italianos, es la decisión del Partido Socialista de romper los puentes y de afrontar con coraje el juicio electoral. El segundo hecho importante es la entrada de nuevo en juego del Partido Comunista, después de un año de aislamiento en su fortín, a partir de su ruptura con la Unión Soviética. El tercer hecho importante es la disgregación del llamado polo laicosocialista (debido a las distancias que los socialdemócratas han tomado con respecto a los socialistas en esta crisis). Y, por fin, el cuarto resultado es el cambio de fondo que empieza a notarse en la Democracia Cristiana con la nueva dirección ejercida por Ciriaco de Mita".

Algo muy nuevo

Para Scalfari, la decisión de los comunistas de apoyar un Gobierno de tipo presidencial -es decir, elegido, según permite la Constitución, por el presidente, sin la intervención directa de los partidos y los intereses de sus grupos de poder- es algo muy nuevo.Sobre todo porque Enrico Berlinguer, secretario del Partido Comunista Italiano, había dicho claramente que los comunistas estarían o dentro del Gobierno, con su peso electoral específico, o en la oposición", y porque, según había añadido con la misma claridad, "no habrían apoyado más ningún Gobierno en el que participara la Democracia Cristiana".

¿Qué está pasando, pues, en el partido comunista? Es lo que se preguntan con mayor interés loi observadores políticos en estas horas.