El policía nacional que disparó contra su mujer intentó matar también a una hija de ambos
El policía nacional José Viñoly, perteneciente al servicio del 091 de dicho cuerpo en Las Palmas (Gran Canaria), detenido el pasado miércoles como presunto autor de la muerte de su esposa, Bienvenida Suárez, de veintiséis años, disparó, efectivamente, sobre la misma, en la habitación que ocupaban en la vivienda de los padres de la infortunada, ante la presencia de su hija menor, de un año de edad, contra la que estuvo a punto de utilizar también su arma, de no ser por la actuación decidida del padre de la víctima, testigo presencial del asesinato (ver EL PAIS del día 11 pasado).
Los familiares de la fallecida, que fueron testigos presenciales del parricidio, han señalado que el agresor apuntó con su pistola también a la criatura, que se encontraba en la misma habitación, mientras la madre de la misma yacía, sangrando, en el suelo. La intervención del padre de la víctima, que forcejeó con el homicida, evitó que el mismo cumpliera la amenaza de muerte contra la niña.La infortunada había iniciado los trámites para la separación matrimonial, como paso previo a la solicitud de divorcio, alegando malos tratos de su esposo. El día del asesinato, José Viñoly llegó al hogar, que compartía con los padres de su esposa, en estado de ebriedad y algo inquieto. Había estado bebiendo horas antes en un bar próximo a su domicilio, en compañía de unos amigos. Se encontraba nervioso y mareado, por lo que se vio obligado a vomitar en el cuarto de baño de su casa. Cuando Bienvenida Suárez intentó asear lo que había salpicado, recibió un puntapié en el hígado por parte del marido.
Inmediatamente después, el matrimonio y una de las dos hijas, la menor, se encerraron en su habitación. Allí se entabló una disputa matrimonial, llegando el esposo a pedir en voz alta que le dieran su pistola, que había sido cambiada de su lugar habitual, ya que se temía que algún día pudiera producirse una desgracia. Los padres de la víctima, que se despertaron sobresaltados por la discusión, ya habían denunciado ante los superiores de José Viñoly que le retiraran el derecho a poseer pistola en su hogar, según publica el diario La provincia. Sin embargo, como su expediente profesional era intachable y no se le podía poner ningún reproche a su comportamiento, fuera del ambiente familiar, el cuerpo de la Policía Nacional no consideró lógico retirarle el arma.
El mismo día de la muerte de Bienvenida, Suárez, ésta tenía el propósito de acudir a su abogado para conocer el resultado de su separación matrimonial. Su esposo la había amenazado en varias ocasiones para que no continuara con el trámite judicial y él mismo llegó a visitar al abogado encargado de la separación para solicitarle que destruyera los documentos.
La pareja había contraído matrimonio hacía ocho años. En el período de noviazgo, la que luego sería su esposa, ya había recibido algunos golpes por parte de José Viñoly. Pero, a pesar de todo, se casaron, y de la unión nacieron dos hijas; la mayor de las mismas, de seis años de edad, recibía palizas de su padre, ante el que se atemorizaba. El punto álgido de la crisis conyugal se produjo cuando José Viñoly inició relaciones con otra mujer, según informan los padres de la fallecida, que ahora prometen no regatear esfuerzos económicos para que se aplique la justicia.
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