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El Gobierno dimisionario italiano sólo despachará asuntos urgentes

El Gobierno dimisionario italiano deberá atender los asuntos urgentes mientras dure la crisis política, que amenaza con prolongarse hasta el próximo otoño. El jefe de Gobierno saliente, Giovanni Spadolini, ha enviado una circular a todos los ministros, en la que les comunica que el Consejo de Ministros podrá ser convocado de forma extraordinaria "en casos de urgencia y necesidad".El Gabinete, sin embargo, no llevará a cabo en ningún caso nuevos proyectos de ley ni nuevas designaciones, y se suspenderán todos los viajes o visitas a Italia de personalidades extranjeras. La circular del Palazzo Chigi estipula que se garantizará la participación de Italia en las reuniones de la Comunidad Económica Europea (CEE), de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en las consultas políticas con los aliados europeos.

Los observadores de la política italiana consideran el hecho como un síntoma de las grandes dificultades que atraviesan los cinco partidos de la mayoría (democristiano, socialista, socialdemócrata, liberal y republicano) para formar un nuevo Gobierno.

El presidente, Sandro Pertini, celebrará hoy y mañana consultas con todos los grupos políticos, pero gran parte de la Prensa estima que será inevitable la convocatoria de elecciones anticipadas en octubre o noviembre próximos.

Una economía desarbolada

Esta crisis política, con la perspectiva de la disolución de la Cámara y la paralización de las instituciones durante varios meses, se produce cuando el país atraviesa una delicada situación económica.El Gobierno Spadolini ha caído a los pocos días de haber presentado un programa destinado a reducir en parte el colosal déficit de las finanzas públicas, una de las principales causas de los males de la economía transalpina. Si Spadolini hubiera renunciado a poner en orden las cuentas, probablemente ahora estaría en el poder, a juicio de los analistas.

Como consecuencia, ha quedado arrinconado el plan de austeridad que defendía el líder republicano, uno de cuyos elementos, un decreto sobre fiscalidad a los grupos petroleros, se encuentra en el origen de la nueva crisis política. Parece difícil que el déficit presupuestario pueda ser contenido este año en los límites de los 63 billones de liras (unos seis billones de pesetas) deseados por el Gobierno dimisionario.

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El recurso al ahorro público, bajo la forma de bonos del Tesoro, para financiar el déficit presupuestario se acentuará en los próximos meses, con lo que se incrementará la inflación, que el Gobierno de Giovanni Spadolini pretendía reducir este año al 16% frente al 18% de 1981.

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