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RELIGION

El Vaticano considera 'absurdo y peligroso' el nacimiento de la Iglesia popular de Nicaragua

El papa Juan Pablo II ha dirigido una carta a los obispos de Nicaragua en la que les manifiesta que no están solos y formula una dura crítica de la denominada Iglesia popular, a la que considera absurda y peligrosa. El documento vaticano consta de nueve páginas y supone un absoluto respaldo a la figura y autoridad de los obispos: "El obispo es como Jesucristo, hecho presente en medio de su Iglesia cual principio vivo y dinámico de unidad. Sin él esta unidad no existe o está falseada y, por tanto, es inconsciente y efímera".

El documento vaticano precisa lo absurdo y peligroso que es imaginarse cómo al lado, por no decir en contra, de la Iglesia construida en torno al obispo nazca otra Iglesia concebida como carismática y no institucional, nueva y no tradicional, alternativa y, como se preconiza últimamente, una, Iglesia popular". Karol Wojtyla hace uso de las conclusiones del acta final de la III Conferencia Episcopal Iberoamericana de Puebla, en la que se califica de poco afortunado el nombre de Iglesia popular. Los obispos centroamericanos, tras reflexionar sobre el hecho, consideraron que este nombre encubre, en general, otra realidad.Juan Pablo II considera, en esta carta enviada a los obispos de Nicaragua, que la Iglesia popular nace "mucho más de supuestos valores de un estrato de población que de la libre y gratuita iniciativa de Dios. Esta Iglesia se agota en la autonomía de las llamadas bases, sin referencia a los legítimos pastores o maestros. Significa Iglesia encarnada en las organizaciones populares, marcada por ideologías puestas al servicio de reivindicaciones, de programas y grupos considerados como no pertenecientes al pueblo.

La causa de los pobres

El Papa señala que una Iglesia popular "opuesta a la Iglesia presidida por los legítimos pastores es, desde el punto de vista de la enseñanza del Señor y de los apóstoles en el Nuevo Testamento, y también en la enseñanza del antiguo y reciente ma isterio solemne de la Iglesia, una grave desviación de la voluntad y del plan de salvación de Jesucristo". Insiste Juan Pablo II en la necesidad de que todos los hijos de la Iglesia "traten, en este momento histórico para Nicaragua y para la Iglesia en este país, de contribuir a mantener sólida la. comunión en torno a sus pastores, evitando cualquier germen de fractura o de división. La Iglesia en Nicaragua tiene la gran responsabilidad de ser sacramento, es decir, señal e instrumento de unidad en el país".Desde el triunfo de la revolución sandinista un grupo de sacerdotes católicos nicaragüenses ha impulsado el nacimiento de la Iglesia popular, que cuestiona la autoridad de los obispos y propugna una identificación plena con la causa de los pobres. Estos sacerdotes cuentan con el apoyo de las comunidades cristianas de base y de la pastoral juvenil. La reticencia a aceptar el magisterio de los obispos se ha hecho mas patente en Managua con motivo de los traslados de párrocos a otras iglesias, decretado por la alta jerarquía eclesiástica y que en medios de la Iglesia popular se ha interpretado como una operación de castigo contra determinados sacerdotes que se identificaban con la causa de los pobres.

La carta de Karol Wojtyla ha sido interpretada por la curia arzobispal, según palabras de su portavoz, el padre Bismarck Carballo, "como un apoyo al episcopado para animarlo a continuar adelante y como una preparación para la venida de Su Santidad a Nicaragua". Juan Pablo II tiene previsto visitar los países centroamericanos en el mes de febrero, del próximo año.

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