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Nuevos países abandonan la reunión árabe de Trípoli

ENVIADO ESPECIALLa XIX cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA) tiene muy pocas posibilidades de celebrarse, a pesar de las gestiones desesperadas que lleva a cabo Libia para convocarla, incluso si se cierra definitivamente el consejo ministerial por falta de quorum.

La fase informal de las reuniones ministeriales seguía ayer, en presencia de treinta delegaciones, tras la salida de Trípoli de las de Níger y Kenia.

A última hora, el presidente del Consejo de Ministros, Archie Mogwe, ha aceptado una proposición libia, con muy pocas posibilidades de prosperar, por la cual se mantendría la cumbre de jefes de Estado, a pesar del fracaso de la conferencia previa.

Entre la vía legalista propuesta inicialmente por Archie Mogwe, para quien no era aconsejable celebrar la cumbre si los ministros no se ponían de acuerdo, faltos de quorum (la presencia de 34 delegaciones, es decir, los dos tercios de la OUA), y la solución excepcional propuesta por Trípoli, según la cual los jefes de Estado pueden reunirse aunque haya abortado la reunión ministerial, tienen lugar intensas transacciones para salvar la reunión y el prestigio de la Organización.

La incógnita será despejada el 5 de agosto, fecha prevista para el inicio de la cumbre africana. Mientras tanto, los ministros presentes en Trípoli (treinta actualmente) han decidido, por consenso, seguir las reuniones informales y agotar todas las posibilidades. El gesto es, una remota, aunque real, esperanza de ver materializada la conferencia de jefes de Estado.

Los complicados vericuetos por los que transcurren las reuniones de Trípoli, sin precedentes en los diecinueve años de vida de la OUA, pueden resumirse en varias conclusiones hirientes para el prestigio de la Organización.

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En primer lugar, se ha verificado que la OUA no ha logrado superar el trauma de la admisión administrativa de la República Saharaui; en, segundo término, aparece con mayor claridad ahora que, entre aferrarse a mantener la presencia de los saharauis y hacer capotar la cumbre, se prefiere pedir a los primeros que hagan el sacrificio de, colocarse al margen de la conferencia.

La pelota sigue en el tejado en Trípoli y todo hace pensar que se mantendrá así hasta el próximo 5 de agosto, fecha decisiva para saber si habrá o no conferencia de jefes de Estado y Gobierno. Algunos delegados y periodistas que habían hecho las maletas para abandonar la capital libia han tenido que deshacerlas, aunque no por ello el pesimismo haya dejado de ser de rigor.

Los libios esperan que los países africanos den prueba de madurez política y acudan, si no masivamente, por lo menos en un número superior a los dos tercios, para terminar honorablemente lo que ha empezado de manera deplorable.

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