"Vamos a matar todos los malditos extranjeros..."
Treinta y siete años después de su muerte entre los escombros del III Reich, Adolf Hitler arroja de nuevo una negra sombra sobre Alemania Occidental.
Nuremberg. Vestidos con uniformes nazis alemanes con esvásticas y águilas imperiales, varios grupos de hombres entraron apresuradamente en una residencia de Nuremberg. Les seguían mujeres con emblemas y símbolos nazis en sus chaquetas y bufandas. Algunas llevaban, colgadas del hombro, cintas de ametralladoras o máscaras de gas. En el pecho lucían decoraciones nazis de la guerra.Al poco rato, la residencia se llenó de ruidos de disparos y de explosiones de granadas. Gritos agudos perforaron la noche.
El macabro acontecimiento formaba parte del carnaval alemán. El diseñador gráfico Karl-Heinz Hoffmann había invitado a unas 150 personas a su mascarada nazi; algunos llevaban vendas en la cabeza y los brazos cubiertos de pintura roja, imitando sangre de heridas de bala. Uno de los, invitados gritó en éxtasis: "Esto es lo auténtico".
Esto ocurría en febrero de 1968. Doce años después se ha vertido en Alemania Occidental sangre auténtica. El diseñador Hoffmann lleva un año en la cárcel, acusado de participar en el asesinato del editor judío Shlorno Levin y de la compañera de toda su vida, Frida Poeschke, en diciembre de 1980, en la ciudad de Erlangen. Hoffmann es el fundador de una facción neonazi llamada Grupo de Defensa Deportiva, al que se le ha permitido operar sin traba alguna en la zona de Nuremberg desde 1973.
Un seguidor de Hoffmann, Gundolf Koehler, de veintiún años, estudiante de Geología en la Universidad de Tubinga, se encuentra detenido como autor principal de la matanza durante la fiesta de la cerveza de Munich de 1980, en la que murieron trece personas y resultaron heridas 213. Y otro "simpatizante de Hoffmann", según la policía, mató a tiros a seis personas hace unos días en Nuremberg, cerca del sitio donde Hoffmann había celebrado su ascarada nazi.
El hecho de que la violencia de la extrema derecha alemana se centre en torno al área de Nuremberg hace surgir una pregunta: ¿Existe algún tipo especial de tierra fértil para las teorías nazis en esta provincia, en la que el primer ayudante de Hitlr, Julius Streicher, predicaba un antisemitismo del más bajo nivel en su periódico tuermer (tropas de choque), tal como afirmaba el jefe del Departamento de Cultura de Nuremberg, el socialdemócrata Hermann Glaser?
¿Oes resultado no de recuerdos históricos, sino de problemas actuales, y la militancia en la extrema derecha se, debe principalmente a la creciente hostilidad hacia los extranjeros y a la deliberada ceguera de las autoridades y jueces, que, después de que un grupo de izquierdistas dañara un centro de comunicaciones locales, han podido detener a 141 jóvenes de una sola redada, pero se muestran más comprensivos en el tratamiento de la violencia derechista?
El último tiroteo
Los investigadores no han tenido ningún problema para reunir los hechos sobre el último tiroteo Helmut Oxner, de veintiséis años obrero de la construcción especializado en tejados en una empresa que dirige su padre, acudió una noche a la discoteca Veinticinco cuyos principales clientes son gente de color. En la entrada se le pidió que pagara, y Oxner respondió con disparos de una Smith and Wesson Magnum 357, de gran calibre. William Schenck, un negro norteamericano -civil, de veinticuatro años- que estaba por allí, cayó muerto al suelo. A continuación, Oxner abrió fuego-sobre el grupo de clientes que se encontraba en la pista de baile. Disparó y mató al sargento del Ejército norteamericano Rufus Surles, de veintisiete años, e hirió gravemente a una mujer coreana y a un criado turco.
Tras perder el revólver en la refriega, Oxner extrajo una segunda pistola de su bolsa y, agarrándola con ambas manos, siguió derribando a los transeúntes por la calle: un libio cayó al suelo con la mandíbula destrozada; el estudiante egipcio Mohamed Eha, de veintiún años, murió allí mismo; era el muerto número veintidós, de la creciente ola de violencia derechista en Alemania Occidental desde 1980. .
Alcanzado por un policía en el muslo, Oxner se suicidó, atravesándose el corazón y el pulmón de un tiro, después de gritar a los policías agazapados: "Sólo disparo contra los turcos'.
Sus palabras indicaban claramente que su sangriento tiroteo no era obra de un hombre enloquecido, como afirmaron algunos periódicos, sino que entraba de lleno en el plan de la ola de violencia radicalderechista que asola a Alemania Occidental. Sólo en 1980, las autoridades legales informaron de 1.500 ataques perpetrados por extremistas de la derecha, lo que indicaba un aumento sobre los 616 de 1977. Alrededor de 220 neonazis se encuentran en la cárcel porque, tal como los describió la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, actuaron impulsados por "profundas convicciones" que los hacen impredecibles.
"Cada uno de ellos", dice un experto criminólogo de Hamburgo, "es una bomba humana de relojería".
En los bolsillos de Oxner, la policía encontró indicios de las razones políticas de los asesinatos: pegatinas del partido NSDAP-AO, basado en Estados Unidos y dirigido por el neonazi Gary Rex Lauck, de Lincoln (Nebraska). El eslogan decía: "Estamos aquí otra vez". En su periódico de combate, The Stormirooper (soldado de choque), los seguidores de Lauck han explicado hace ya mucho lo que quieren decir: "Temblaréis y temblaréis. Os lo prometemos".
La policía reconoció que conocían los sentimientos políticos del asesino. El día antes del múltiple asesinato, Oxner apareció ante un tribunal en compañía de un técnico de teléfonos de Nuremberg, Rudolph Rother, de veintinueve años. Los dos habían insultado en una serie de llamadas telefónicas, a judíos y turcos, llamándoles . conductores de camellos", "cerdos extranjeros" o "cerdos judíos".
Nuremberg, un símbolo
Para los derechistas alemanes que odian a los extranjeros, la ciudad de Nuremberg, centro de encuentros de masas del partido nazi NSDAP, conserva "un alto valor simbólico", dice el jefe del Depar tamento de Cultura, Glaser.
El nuevo Partido Nacional Ale mán lleva dos años celebrando su congresos anuales en la Torre Blanca, en el centro de la ciudad con la consigna "Alemania, para los alemanes. Detened la llegad de extranjeros". Sin estar afiliado Oxner asistía de cuando en cuando a reuniones del Partido Demó crata Nacional.
Las consignas derechistas, co mentaba el diario Süddeutsche Zeitung, son corresponsables del hecho de que Alemania Occidental tenga que volver a temer una "histeria de masas" que "ayer cargaba los problemas que no podíamos resolver sobre los judíos y actualmente lo hace sobre los turcos".
Las autoridades de Munich y de Nuremberg no parecen compartir esos temores.
Una señal del clima reinante en Nuremberg es el hecho de que la policía está principalmente ocupada en perseguir y detener a la gen te que se está manifestando contra la campaña del Partido Nacional Alemán, que está alimentando los odios populares y que gritaban .¡Fuera los nazis!". El diario liberal Nüremberger Nachricker acusó de que la policía actuaba contra los contramanifestantes con "dureza y, en ocasiones, brutalidad". Y el periódico conservador Nüremberger Zeitung informaba de que a los seguidores del Partido Nacional Alemán, actuando "casi bajo protección policial" se les ha permitido "pegar con los puños en los rostros de los manifestantes esposados".
Pero no sólo en el área de Nuremberg; en otras regiones, también los neonazis se han mostrado activos en los ataques a los residentes extranjeros.
El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung informó recientemente sobre el último de los siniestros chistes de turcos que corren por Alemania Occidental: "¿Cuál es la diferencia entre un turco y una línea continua en una autopista?".
Respuesta: "No se.puede pasar con el coche sobre la línea continua".
Este humor enfermizo, incitando al asesinato y a la muerte, señala el creciente resentimiento contra los extranjeros. Ya no se pide la fuerza brutal, tal como había advertido el ministro federal del Interior, Baum, sino que se emplea de hecho.
El triple asesinato de Nuremberg apareció en gruesos titulares tan sólo unos días después de que dos miembros de los llamados Grupos de Acción Alemanes hubieran sido sentenciados a cadena perpetua y otro a trece años de cárcel por el asesinato de dos trabajadores extranjeros.
Los casos más espectaculares oscurecen el uso diario de la violencia y las amenazas contra la comunidad extranjera. Mientras que hace sólo un año el odio hacia los extranjeros se expresaba en consignas obscenas pintadas sobre muros, hoy día la gente ya no duda en recurrir a una paaa espontánea, a una puñalada o a un tiro, y no todo es obra de neonazis organizados.
"Esta gente de mierda tiene que irse"
En Berlín, el pasado mes de mayo, un tribunal sentenció a dos trabajadores a seis y ocho meses de cárcel, respectivamente, por haber dado una paliza a un turco en el metro, después de haber gritado: "Antes, a esta cosa se la hubiera enviado a la cámara de gas".
En Francfort, 250 hinchas de fútbol, gritando "¡Fuera los kanaks!", atacaron a la manifestación del Primero de Mayo de los sindicatos alemanes y provocaronpeleas con los trabajadores extranjeros. En el barrio de Preungesheim, un alemán encerró a una niña turca de tres años en un contenedor de basura, diciéndole: "Esta gente de mierda tiene que irse".
Dos residentes de Munich le metieron el cuello de una botella rota por la garganta a un joven turco, gritando: "¡Los cerdos extranjeros tienen que ir a Dachau!", el campo de concentración nazi. En marzo, un tribunal les sentenció, respectivamente, a ocho y a tres años de cárcel.
Ese mismo día, un tribunal condenó a una sentencia de seis meses a un mecánico de Munich, que, sin haber sido provocado, dio una paliza a un turco, diciéndole que era "un sucio extranjero que nos está quitando el trabajo".
En Grabsen, en la Baja Sajonia, un alemán de 49 años apuñaló a su vecino indio, el pasado mes de mayo, porque "el sucio kanak"había aparcado el cóche de su niño en el pasillo del sótano.
En la zona de Stuttgart, las em presas están recibiendo amenazas; las pensiones no deben alquilar habitaciones a extranjeros. Las amenazas provienen de un grupo de acción llamado Albert Leo SchIagter, que lleva el nombre de un guerrillero sentenciado a muerte por las autoridades francesas de ocupación en el Ruhr en 1923. La policía y las autoridades judiciales dicen que están tomando muy en serio las amenazas.
Los profesores turcos de Hamburgo están at-errorizados por las llamadas telefónicas y las cartas que reciben acusándoles de estar destruyendo la pureza racial alemana; eran bastardos "que serían elimínados". Actualmente, a las amenazas sigue la acción. Hace unos días, un turco que estaba saliendo de su coche en el distrito de Hamm, de Hamburgo, fue atacado por varios alemanes, que le dieron una paliza al grito de "un cerdo kanak".
Entre los atacantes había miembros de un grupo de jóvenes que se llaman a sí mismos el Ejército Salvaje y que dirige el derechista Michael Kielmen, de veintisiete años, actualmente cumpliendo una condena de cuatro años por una serie de acciones violentas.
La facilidad con la que el odio hacia los extranjeros conduce al asesinato y al homicidio en Alemania Occidental resultó aparente el día de Año Nuevo de 1981, cuando una banda de motociclistas de extrema derecha, llamada Stander Greif, mató de una paliza a Sydi Battal Koparan, un turco de 44 años, en Ludwigsburg. Buscando a su hijo, el turco había entrado en el club del encuerado grupo. Tras el asesinato, la banda salió a la calle gritando: "¿Dónde viven los otros turcos de mierda?".
El mes pasado, varios alemanes que gritaban "fuera los extranjeros" mataron de otra paliza al turco Tevik Gurel, de veintiséis años, delante de una discoteca. El motivo: el turco le había echado la mano por el hombro a una chica alemana que no había puesto resistencia.
El nazismo en las escuelas
Uno de los aspectos más preo cupantes del resurgir de senti mientos neonazis es la creciente influencia del radicalismo de extrema derecha en las escuelas ale manas. Muchos profesores se sienten indefensos para hacerle frente.
Como ejemplo de la complicad situación de los profesores está una carta recibida recientemente por la asociación de profesores de la escuela Wilhelm-Leutschner, de Mainz-Kastel. Firmada por "un seguidor de Hitler", la carta insultaba a los profesores como "hombres y mujeres sucios y decadentes, una banda de izquierdosos que "envenenan las mentes de lo niños alemanes y deberían ser encarcelados inmediatamente".
Por todas partes se amenaza los profesores con "horribles consecuencias" mediante llamadas telefónicas anónimas, y algunos oyen a través de: su auricular la furia de la canción Horst Wessel, el himno de las tropas de choque del partido nazi.
En el grupo escolar de Mainz-Lerchenberg, en el Sur, recientemente cubrieron los muros y suelos de esvásticas, emblemas de las SS, y consignas como "Hitler vive", "Alemania despierta", "Matad a los turcos". En las escuelas, que en otra época fueron el blanco de las pintadas de los izquierdistas, las actividades neonazis están floreciendo cada vez más.
Los exabruptos son con frecuencia tremendamente brutales, tales como "Muerte a los cerdos judíos". La oficina criminal tederal considera los excesos de escritura juveniles como "totalmente sin importancia". El portavoz, Hans Georg Fuchs, afirma que "a alumnos de catorce años, que están llegando a la pubertad y que pintan esvásticas por las paredes, no se les puede considerar auténticos neonazis".
Kurt Boeckmann, ministro del Interior de la provincia de Rhein-Pfalz, piensa también que los acontecimientos no son "todavía muy graves". En las escuelas, piensa, "no hay actualmente base algu na para una filosofía de extrema derecha".
Pero Alfons Pawelczyk, un senador de Haniburgo, teme que "parte de la generación más joven se pueda dejar atraer por objetivos neonazis". Y Hans Krillmann, ministro de Cultura de Hesse, advierte: "Nos va a suceder algo malo".
Los funcionarios de seguridad llevan bastante tiempo observan do la inclinación hacia el radicalismo de extrema derecha. Las autoridades de Hesse encargadas de la protección a la Constitución advir tieron en un informe de 1981 que "el desarrollo de las actividades de la extrema derecha en nuestro país continúa aumentando día a día".
El informe advertía del "abierto apego de los, jóvenes extremistas de derechas al nacional socialismo" y de "la creciente tendencia a actividades violentas". En palabras del ministro del Interior de Hesse, Ekkehard Gries, el terrorismo de derecha "ha aumentado en fanatismo y en energía criminal". Y el fiscal federal Kurt Rebmann avisa de la "imprevisibilidad" y "evidente peligro" del resurgir neonazi, que, dice, presenta un "problerna de largo alcance" para el país.
Los intentos de subversión ideológica llevan ya desarrollándose cierto tiempo. Durante años han estado circulando por debajo de los pupitres periódicos juveni.les y de estudiantes y hojas informativas pardas (nazis). En palabras de Hans-Gerd Jaschke y Peter Dudek, de la Universidad de Francfort, "están predicando un radicalismo derechista de la peor especie".
Publicaciones como Frontal, Explosivo o Diana agitan los tambores pidiendo ley y orden con ayuda del arte pop e historietas. Piden la hostilidad hacia los extranjeros e incitan a afiliarse al Partido Nacional Alemán.
Otra publicación, Gack (10.000 ejemplares de tirada), presenta a Hitler como "un noble lobo", y denuncia Auschwitz (el campo de concentración donde se llevaron a cabo asesinatos en masa) como "una mentira". "No ha muerto ni un solo judío en las cámaras de gas", afirma.
Según la revista Mut (Valor), con una tirada de 32.000 ejemplares y que se denomina a sí misma una "revista nacional europea", los punks, los negros y los homosexuales son "individuos enfermos".
Nadie ha intentado comproba si esta primitiva incitación a la violencia está dando frutos. Pero el hecho es que en varias escuelas los neonazis no se han contentado con agresiones verbales: en Mülheim, en la región del Ruhr, la policía detuvo el 15 de mayo de 1981 a unos cuantos estudiantes de diecisiete a diecinueve años, que habían atacado a "sujetos izquierdistas", compañeros de colegio, disparándoles con rifles de aire comprimido. La policía encontró en sus casas porras con esvásticas e inscripciones como "vibrador SS" y "muerte a los turcos". Los investigadores confiscaron también cascos de acero y revistas de la Federación de Juventudes Fieles a la Patria, de extrema derecha. El fiscal de Duisburgo ha presentado cargos contra esta facción.
En escuelas de Haidhausen y Giesing, dos zonas del municipio de Munich, asistentes sociales han informado de la presencia de auténticas bandas derechistas. Sus miembros llevaban insignias con la inscripción AVK, abreviatura de Comandos de Exterminación de Extranjeros. Después de las clases, los miembros de la banda se dedicaban a dar palizas a extranjeros, sobre todo a turcos.
En Berlín, la policía confiscó a principios de este año varias armas entre alumnos de dieciséis años, además de municiones, explosivos y una guía para guerra de guerrillas. Los investigadores encontraron en casa de un profesor pegatinas con esvásticas y una consigna: "No comprar a judíos".
En Mainz-Kastel, según un profesor, los alumnos escenificaron el pasado mes de febrero juegos de guerra cavando trincheras y realizando ejercicios de tiro. Los neonazis, que se denominan a sí mismos "hombres lobo", llevan uniformes antiguos. Han cubierto los retretes de la escuela con inscripciones como ésta: "Extranjeros, judíos e izquierdistas: fuera de Alemania".
Las autoridades han minimizado en algunas ocasiones estas acciones de los neonazis, mostrándose poco exigentes en las investigaciones policiales. En ocasiones, la policía se niega a tomar en cuenta informes de ciudadanos asustados.
Siempre ha habido problemas con profesores derechistas. Lo que resulta inesperado es el giro a la derecha de grupos de estudiantes que hace tan sólo unos años mostraban principalmente simpatías izquierdistas. Un investigador social berlinés, Stoess, afirma, en un estudio sobre 1as causas y el alcance del renacimiento nacional socialista", que el pensamiento neonazi se está extendiendo por las escuelas como "fuego azotado por el viento". Después de preguntar a profesores y alumnos de 177 escuelas de Berlín, Stoes culpa como las principales causas del estallido del nazismo a la "educación autoritaria de los padres", a "la actitud de minimizar la imagen nazi, entre la gente", a una "carencia general de una orientación clara" entre la juventud. En opinión de Stoess, un papel adicional importantísimo es el de la "actual falta de satisfacción con su situación entre la juventud, la falta de facilidades educativas y el paro juvenil".
Las esperanzas de poder alejar con buenas palabras el fantasma derechista de las escuelas parecen muy escasas. Un profesor de Mainz-Kastel, Roland Ullrich, por ejemplo, dice que ha tenido poca respuesta cuando intentó explicar a sus alumnos las causas de la ascensión del fascismo y de los odios raciales. Cree que la raíz del mal se encuentra en la mentalidad y sentimientos de la familia alemana.
"Luego", se lamenta, "es difícil hacer algo. El sentimiento está demasiado enraizado".
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