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El canciller alemán Helmut Schmidt inicia unas "vacaciones de trabajo" en Estados Unidos

El canciller federal alemán, el socialdemócrata Helmut Schmidt, inició ayer en Estados Unidos unas "vacaciones de trabajo", que aprovechará para tratar de deshacer malentendidos entre la Administración norteamericana y la República Federal de Alemania (RFA), especialmente en las diferencias existentes sobre el negocio de compra de gas natural soviético.Texas y la costa oeste norteamericana son las estaciones de viaje del canciller alemán, que va a reunirse "con mi amigo George Shultz", en el que Bonn parece haber depositado todas las esperanzas de que cambie el clima de las relaciones EE UU-RFA.

El nuevo secretario de Estado norteamericano, George Shultz, es un viejo conocido de Schmidt, de los tiempos en que el hoy canciller era ministro federal de Hacienda y se entendía con el entonces secretario del Tesoro. El conservador republicano y el socialdemócrata de derechas se entendían perfectamente en los tiempos de las crisis monetarias del dólar. En Bonn se confía ahora en que la vieja amistad resurja de sus cenizas, en un momento en que las relaciones transatlánticas están bastante deterioradas por la decisión del presidente Ronald Reagan de boicotear el comercio con la URSS.

Bonn no está dispuesto a entrar en "guerras comerciales" o en "guerras frías". Mucho menos, cuando esas decisiones se toman sin consultar a los aliados europeos y cuando se ve que EE UU no está dispuesto a suspender las ventas de cereales a la URSS, mientras Washington exige de Europa que suspenda el negocio de la compra de gas soviético.

En el entorno próximo a Schmidt se empieza a hablar en términos bastante despectivos del presidente Reagan, "ideología de predicador dominguero", palabras que recuerdan a las empleadas antes con Jimmy Carter.

En este clima de malestar contra la política norteamericana, inicia Schmidt sus vacaciones americanas, que aprovechará para pronunciar varias conferencias y "tratar de alcanzar a los llamados multiplicadores de la opinión pública norteamericana". El viaje de Schmidt estaba concertado "con mi amigo Shultz" antes de que le nombrasen secretario de Estado. Schmidt se reunirá con políticos norteamericanos en el curioso club de Bohemian Grove, 120 kilómetros al norte de San Francisco, al que sólo tienen acceso los hombres.

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