Reagan recibe hoy a los ministros de Exteriores de Siria, y Arabia Saudí para buscar una solución al conflicto libanés

La Administración noteamericana centra sus esfuerzos en Siria y Arabia Saudí para encontrar una salida al conflicto de Líbano, provocado por el bloqueo de Beirut por parte de tropas israelíes. El nuevo secretario de Estado, George Shultz, conversó con los enviados especiales de la Liga Arabe, los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Saud Falsal, y el de Siria, Abdul Halim Khaddam, que hoy serán recibidos por el presidente Ronald Reagan.

Shutlz centra sus esfuerzos iniciales en buscar soluciones que pongan fin a la guerra de Líbano. Conversó con varios embajadores de países árabes y con el de Israel. Sin embargo, el Departamento de Estado informó ayer que no recibirá a Jaled al Hasan, miembro del Consejo Nacional Palestino y uno de los más próximos colaboradores de Yasir Arafat, que llegó el domingo a Estados Unidos. Un portavoz del Departamento de Estado afirmó que no se recibirá a ningún miembro de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) hasta que esta organización "haya reconocido el derecho a la existencia del Estado de Israel".Pero la gran novedad ronda en torno a saber si el ex secretario de Estado, Henry Kissinger, jugará un papel de mediador en el litigio de Oriente Próximo. "No hay nada decidido", declaró Reagan, a propósito del futuro papel de Kissinger, que vuelve discretamente a la escena política internacional. Las conversaciones con sirios y saudíes son calificadas de "máxima importancia" en el Departamento de Estado. En primer lugar, porque el futuro destino de los 6.000 miembros de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), bloqueados en el oeste de Beirut, depende de la decisión de Damasco, hasta hoy reacio a acogerlos. En segundo lugar, porque Arabia Saudí es el país que debería aportar, posiblemente junto con Estados Unidos, un programa de compensaciones económicas a Siria para que acepte recibir a la OLP.

George Shultz, a quien caracterizan sus excelentes lazos con los líderes saudíes por su ex cargo en una multinacional con grandes intereses económicos en Arabia Saudí, demuestra que desea dar un impulso renovador a la situación en Líbano. La operación de refugio para los palestinos podría ser seguida de una operación de amplio alcance diplomático, que concluiría con el reconocimiento oficial, por parte de Washington, del líder palestino Yasir Arafat.

Por otra parte, el presidente norteamericano decidió ayer suspender hasta nueva orden la entrega a Israel de 4.000 granadas de fragmentación, que los israelíes están utilizando en el conflicto de Líbano.

La suspensión de la entrega de este tipo de bomba, especialmente eficaz contra las personas se mantendrá en vigor hasta que el Pentágono y el Departamento de Estado remitan su informe a la Casa Blanca sobre la posible violación por Israel del acuerdo norteamericano-israelí sobre el uso de estas armas.