El cambio de reglamento renueva la conflictividad en el Ateneo de Madrid

La junta general extraordinaria de los socios del Ateneo de Madrid, que se celebrará el próximo martes, día 20, tendrá como único punto del orden del día someter a votación un anteproyecto de un nuevo reglamento de esta asociación cultural que actualizará el texto del anterior reglamento, de 1932, sobre cuya vigencia existen controversias entre la actual junta de gobierno y algunos socios. Ante esta primera "acción trascendente" de la junta de gobierno que preside Fernando Chueca Goitia, surgida hace seis meses tras unas polémicas elecciones, un grupo de veintinueve ateneístas ha solicitado una junta general extraordinaria previa a la convocada oficialmente con el fin de plantear un voto de censura y la consiguiente expulsión del Ateneo de los miembros de la actual junta.

La renovación o adecuación a las necesidades actuales del reglamento del Ateneo de Madrid es uno de los primeros pasos, según algunos socios que participan activamente en esta asociación, que deben darse para devolver a esta institución la función cultural y de foro abierto de discusión que tuvo desde su fundación, en 1820, hasta el comienzo del régimen de Franco. La ocasión de recuperar estas funciones se presentó el pasado mes de enero, cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas desde 1936. Pero las irregularidades en el proceso electoral, el elevado número de abstenciones (casi un 80%) y las protestas e incluso boicoteos de determinados actos por parte de algunos ateneístas en el período posterior no han permitido todavía la normalización.Una de las controversias de fondo en torno al reglamento del Ateneo se basa en el hecho de que la actual junta de gobierno considera, como ha explicado Fernando Chueca Goitia, que el Ateneo atraviesa, tras las primeras elecciones democráticas, un período constituyente y que, por tanto, no. se puede hablar con propiedad de un reglamento que esté actualmente vigente. Por el contrario, para los socios que impugnan la gestión de la actual junta de gobierno el reglamento de 1932 tiene plena vigencia en sus aspectos fundamentales, no debe modificarse en lo sustancial y sus artículos deben cumplirse mientras la junta extraordinaria no apruebe otro nuevo.

Según explicaciones de Fernando Chueca, el texto del anteproyecto que se pretende someter a aprobación el día 20 "se atiene en todo lo posible a lo que era el del año 1932. Algunos puntos son literalmente iguales; pero otros, como el de las cuotas de los socios (entonces eran de veinticinco pesetas) y las convocatorias de las juntas generales ordinarias (una vez al mes), no se pueden mantener en este tiempo porque no podemos hacer de la gestión del Ateneo de Madrid una asamblea permanente para más de los 5.000 socios que tiene ahora".

El reglamento que propone la junta de gobierno "es correcto y el adecuado al nivel del tiempo en que vivimos". Sin embargo, el grupo de ateneístas -en el que figuran, entre otros, Eugenio Sabaté y Víctor García-, que ha pedido una asamblea extraordinaria para plantear un voto de censura, defiende que el regla mento de 1932 está vigente y que la actual junta "ha prescindido, sin fundamento ni explicación alguna, de la aplicación del mismo y que ha impedido sistemáticamente el ejercicio de los derechos de los socios.

Este mismo sector estima que las novedades que pretende introducir la actual junta en el reglamento de 1832 "encubren una modificación sustancial comple tamente al margen del vigente reglamento y confieren a la junta de gobierno poderes arbitrarios que corresponden a los socios".

Uno de los puntos más criticados por este grupo de ateneístas es la pretensión de establecer el voto delegado, que queda manifestada en la propuesta de modificación de reglamento. "Con el establecimiento del voto delegado", dicen, "la junta se asegura, aunque estemos en un período de vacaciones, más de 500 votos, que corresponden a los socios que entraron de forma irregular en las últimas elecciones y que son precisamente los que no se acercan para nada por el Ateneo".

Muchos de los que se oponen al anteproyecto de la junta de gobierno -y no hay que perder de vista que se han presentado ya más de cincuenta enmiendas al mismo- dicen que "el pretendido nuevo reglamento oficialista no va a ayudar a recuperar las funciones de cultura cívica, el espacio simbólico de diálogo y de conductas testimoniales frente al pragmatismo político y cultural de este país".