El pueblo palestino y el derecho internacional
No es lo mismo ser judío que israelí. Tampoco lo es ser israelí que pro-Beguin. La prueba es el extracto que el profesor Vidal-Naquet publica en una página de Le Monde de una carta que le llega de Tel Aviv:"Le escribo mientras escucho la radio, que acaba de anunciar que estamos por conseguir nuestros objetivos en Líbano: asegurar 'la paz' para los habitantes de Galilea. Estas mentiras goebbelianas me vuelven loco. Está claro que esta guerra salvaje, más bárbara que todas las anteriores, nada tiene que ver con el atentado de Londres (el asesinato del embajador israelí, N. del T.), ni con la seguridad de Galilea; pero si los líderes de la oposición, reverentes profesores, periodistas supuestamente objetivos, repiten todos ellos como loros los eslóganes de Beguin y, Sharon, ¿qué puede pretenderse del hombre de la calle? Por ahora (pero no creo que a la larga esto pueda durar) la unidad nacional es casi perfecta. 'Es la más bella hora de Israel', acaba de anunciar Beguin en la Knocsset, en donde sólo tres manos se alzaron contra la guerra (otras nueve, incluidos los diputados de Mapam, apenas se atrevieron a no participar en la votación). ¿Qué le queda a uno por hacer ante semejante borrachera chauvinista, compartida -cuando aún no se conocen nuestras bajas ni las consecuencias políticas, sin duda desastrosas- por todos nuestros ultrapatriotas? No somos sino un pequeño grupo de opositores. Aquí nosotros, como allí los palestinos, estamos completamente aislados, abandonados hasta por nuestros seres cercanos y... vencidos. Al menos por ahora. A todo ello hay que agregar el apoyo escandaloso de Reagan y sus cómplices. Ya no se habla de una invasión limitada a cuarenta kilómetros de la frontera; es una verdade-
Pasa a la página 10
Viene de la página 9
ra blitzkrieg sin límites, sin frente ni retaguardia, sin restricciones. Oigo sin cesar el ruido de nuestra aviación; pasan día y noche para bombardear pueblos y ciudades pobladas, campos de refugiados expulsados ya de tina vez de sus casas -y por nosotros mismos-. ¡Sin piedad! ¿Pueden volverse tan crueles unos judíos, ellos mismos víctimas de tantas crueldades? ¿Sin piedad los judíos, hijos de Abraham, los misericordiosos? ¡Qué vergüenza! El éxito más grande del sionismo se reduciría a esto: la desjudaización (si cabe el término) de los judíos".
"Haced, os lo encarezco, mis queridos amigos, todo lo que esté en vuestro poder para que los Beguin y los Sharon no logren su doble objetivo: la liquidación final (uso una expresión muy de moda aquí últimamente) de los palestinos como pueblo y la de los israelíes como seres humanos". / Firmado: Benjamín Cohen, profesor de la Universidad de Tel Aviv. Extracto de una carta, con fecha de 8 de junio, dirigida al profesor Pierre Vidal-Naquet.
Creo que sería bueno que los lectores de EL PAIS supieran que, en todo caso, no todos los israelíes ni, tanto menos, todos los judíos apoyan a Beguin. Se trata de la pequeña diferencia que, desde las páginas de su periódico, hablaba hace poco Fernando Savater. /
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.