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Ray Charles inicia en Barcelona una gira por España

Anoche comenzó en Barcelona la gira que Ray Charles realiza por varias ciudades españolas. El Genio actuó noche en el Palau Blau Grana; esta noche actúa en el Palacio de los Deportes de Madrid; el 2 en la discoteca El Gallo Rojo, de Alicante; el 3 en el velódromo de Anocta, en San Sebastián, para saltar luego a Palma de Mallorca, el día 9, presentándose en el Auditorium de la ciudad.Ray Charles nació en Albany, Georgia, el 23 de septiembre de 1930 (o 1932 según otras fuentes) y quedó ciego a la edad de seis años. Ya en el colegio especial de Florida al que asistía comenzó a tocar el piano y el saxo. Pero ciertamente el joven Charles tuvo una infancia en exceso desgraciada, muriendo su madre cuando él sólo tenía quince años, mientras su padre fallecía dos años más tarde. De esta forma Ray Charles se encontró en medio de la carretera combinando su vocación y su necesidad, comandando a partir de los 17 años una serie de tríos en la estela del entonces gran pope de la música negra, Nat King Cole.

Hacia 1950 se estableció con su grupo en Washington, consiguiendo el primer espectáculo televisivo que un negro lograba por aquellas tierras. Sus primeras grabaciones con el sello Atlantic pertenecen también a esta época y en ellas se mostraba ya el Ray Charles que combinaba el gospel con el rythm and blues como nadie había hecho.

Así nacía lo que el mismo Charles llamaba soul music (música del alma) y que habría de ser una de las fuentes fundamentales de las que bebería desde entonces la música negra-americana.

Porque las habilidades de Ray Charles eran ya casi infinitas. Como cantante, su voz intensísima; como pianista, su asombrosa flexibilidad; como arreglista, compositor, líder de orquesta, negociante...

Su presencia en el escenario resulta siempre una experiencia. Sus movimientos apopléticos frente al piano, la gran orquesta que secunda su grupo de voces The Raelettes, el sudor que corre por su cara, las gafas negras que parecen mirar a todas partes y a ninguna, todo el sufrimiento y la dicha de una música que debe ser vivida para tener sentido... Eso es lo que ofrece Ray Charles.

Sólo hay un problema; el precio de las entradas, que se eleva a 2.000 pesetas, que no se justifican por la presencia de los simpáticos Streetboys como teloneros.

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