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El control del Banco de España y las demandas del sector público elevan los tipos de interés en el interbancario al 25%

Las tensiones que se venían observando en el mercado interbancario alcanzaron el jueves pasado su punto álgido, cuando los tipos de interés que se practicaban en las operaciones a un día alcanzaron el 24,3%, mientras que por el dinero a siete y quince días se pagaba el 19%. Esta situación, según fuentes próximas al sector bancario está siendo producto de el incremento en la demanda de financiación por parte del sector público, y del estricto control de las disponibilidades líquidas que está realizando el Banco de España. Para conseguir el cumplimiento de los objetivos de la política monetaria hace algunos días la banca privada fue advertida de la conveniencia de mantener una política de colaboración hasta el próximo mes de septiembre.

A pesar de este encarecimiento del precio del dinero en los circuitos restringidos a los intermediarios financieros, por el momento los tipos de interés en las operaciones activas de las entidades de depósito no han sido retocados al alza. En medios cercanos al banco emisor se ponía de manifiesto el pasado fin de semana que esta circunstancia resultaba normal, ya que el incremento en el precio de los depósitos marginales que toman las entidades de crédito en el mercado interbancario, se ve compensado por la mayor retribución que perciben por sus operaciones de colocación de activos marginales, a través de los certificados de regulación monetaria (CRM) y de los pagarés del Tesoro.Sin embargo, esta situación, que se planteó con virulencia a lo largo de la pasada semana, no es nueva. De hecho, lo único que ha ocurrido es que se ha agravado con las mayores demandas de financiación que está realizando el sector público. La inversión privada, es decir, el crédito al sector privado, según datos recientes del sector, está creciendo dentro de los cauces prefijados que se establecían entorno al 15,5%. Al parecer, una buena parte de este crecimiento se debe a la sustitución de la financiación en divisas que habían conseguido algunas empresas durante los dos últimos años, por créditos interiores en pesetas. Pero lo cierto es que las tensiones no parecen provenir de la demanda de financiación por parte de las empresas privadas.

Durante los pasados meses de marzo y abril, la autoridad monetaria aceptó un aumento de las disponibilidades líquidas por encima de la banda prevista, en torno al 16%, como medida para impedir que se produjesen tensiones de liquidez y se plantease una amenaza de subida de los tipos de interés pocas fechas antes de la celebración de las elecciones al Parlamento andaluz. La razón que se dio entonces para justificar el abandono del control estricto de crecimiento del dinero en circulación, fue que se habían realizado unos anticipos a las Haciendas de algunas comunidades autónomas, y que este efecto sería corregido en el mes de mayo, cuando se recaudasen los importes correspondientes a varias cargas impositivas de la banca, entre ellas el Impuesto de Tráfico de Empresas (ITE), y que aportarían unos 200.000 millones de pesetas a las arcas del Tesoro.

Recaudación en mayo

Efectivamente la situación de aquellos meses se solucionó conforme a lo previsto. A mediados del mes de mayo, y una vez realizada la recaudación, el crecimiento de las disponibilidades líquidas volvió a su senda prefijada, y se estimaba que las inmediatas apelaciones al Tesoro podrían ser afrontadas con el importe de la emisión de deuda pública, planteada en los últimos días del mes de mayo, y con la recaudación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.Sin embargo, el fenómeno que aparentemente más temen los responsables de la economía nacional se produjo: el Indice de Precios al Consumo (IPC) se había disparado bastante pos encima de las cifras previstas.

Para intentar que se cumplan los objetivos de crecimiento moderado de las disponibilidades líquidas, sin que ello represente una automática subida de los tipos de interés, la banca privada recibe un toque de atención en forma de carta a los presidentes de las dos mayores entidades del país -José María Aguirre Gonzalo, de Banesto, y Alfonso Escamez, del Central-, en la que de alguna forma se les recuerda la conveniencia de colaborar en la política monetaria gubernamental. Este sistema de enviar mensajes a la banca privada por parte del Banco de España, no es inusual, y la novedad en esta ocasión la representó el que fuesen dos las misivas, en lugar de una sóla, al presidente de Banesto, quien a través de los circuitos palaciego-bangrios, ya se ha encargado de transmitir a sus compañeros en diversas ocasiones las recomendaciones del banco emisor.

El. contenido de las cartas básicamente fijaba, según medios del sector, las directrices de actuación para el período mayoseptiembre, y se recomendaba la conveniencia de mantener un saldo vivo de CRM entorno a los 400.000 millones de pesetas, a un tipo de interés, no superior al 16%. El recordatorio de algunos de los castigos a los que podría dar lugar el desprecio del consejo, completaba los documentos.

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