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Entre el dólar y el franco

La peseta, como casi cada día, marcó ayer un nuevo "mínimo histórico" -en ese caso de 111 pesetas- respecto al dólar, que persiste en su carrera alcista. El reajuste de divisas europeas y la segunda devaluación del franco francés desde que François Mitterrand llegó al poder han hecho que volvieran a oírse voces -más sonoras, como es lógico, en sectores exportadores- que propugnan una devaluación quirúrgica.En realidad, la cuestión no tiene sentido dentro de la línea que desde 1977 mantienen nuestras autoridades monetarias. La política de tipo de cambio viene presidida por una actitud tendente a que la peseta mantenga una flotación más o menos limpia, consecuente con el mayor o menor éxito que en cada momento tenga la lucha contra la inflación.y la situación del sector exterior ( ... ).

Aunque, naturalmente, la cotización del dólar nos afecta directamente por la factura del petróleo, el núcleo de la política cambiaria debe ser el comportamiento de la peseta respecto a las divisas europeas. Al fin y al cabo, la Comunidad Económica Europea es nuestro primer cliente y proveedor.

Por supuesto -y no tan a medio plazo como consideran algunos economistas-, la cotización de la peseta dependerá del éxito en la financiacíón y control del déficit público, un proceso que, en una situación política como la actual, no ofrece muchas esperanzas.

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En cualquier caso, la política del Banco de España en el sentido de una devaluación natural, no traumática, de la peseta parece la más adecuada dadas las circunstancias.

19 de junio

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