Cautela en los dos partidos comunistas catalanes

La reunión del Comité Central del PCE, que se viene celebrando en Madrid, está siendo seguida con cautela por los dos partidos que se autotitulan comunistas en Barcelona, el PSUC y el PCC (nacido este último de una escisión de aquél). Mientras los miembros del primero guardan un discreto silencio a la espera de la reunión del comité ejecutivo que se celebrará a principios de la próxima semana, los segundos manifiestan desconfianza ante la efectividad de las dimisiones presentadas.Un portavoz del PSUC manifestó a este diario que los miembros del ejecutivo que están en Barcelona no pensaban hacer declaraciones hasta la vuelta de Antonio Gutiérrez Díaz, secretario general, que está en Madrid en su calidad de miembro del Comité Central del PCE, junto con otros miembros de la directiva. En cualquier caso, siguen siendo válidas las opiniones expresadas en este diario por Rafael Ribó, el pasado sábado, en el sentido de que era necesario un cambio de dirigentes en la cúpula del PCE. Existe unanimidad en la ejecutiva del PSUC respecto a la necesidad de reorientar la política del partido. No ocurre lo mismo respecto a la conveniencia de cambios en el núcleo dirigente. El sector bandera blanca -generalmente considerado como el más moderado- se opone y defiende la continuidad de Santiago Carrillo.

Por su parte, el PCC valora la crisis abierta en el PCE como una consecuencia de la política seguida por el partido en abierta contradicción, según Celestino Sánchez, con la política comunista de las bases representadas por el Movimiento para la Recuperación del PCE. Sánchez se mostró preocupado por las posibles repercusiones que la crisis pueda tener en el seno de CC OO, a la vez que valoraba como inútiles las dimisiones, puesto que "no veo diferencia alguna en lo político entre Sartorius y Carrillo". Finalmente, Sánchez añadió que una parte importante de la crisis se debía a la resistencia del PCC, que había mostrado la posibilidad de una política comunista no testimonial.