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La 'vieja guardia" carrillista, obstáculo para una solución en el PCE

El relevo de la "vieja guardia" carrillista se erige como el principal obstáculo para el entendimiento entre los sectores enfrentados en el Comité Central del PICE, que parecen estar aún lejos de encontrar una solución de síntesis que evite las dimisiones presentadas ante el Comité Ejecutivo. El Comité Central, tras doce horas de debates, delegó anoche en el Ejecutivo para que elabore una propuesta unitaria para superar la crisis. Se espera que la propuesta pueda ser votada hoy.Fuentes próximas al Comité Ejecutivo señalaron que la reunión de anoche, que se prolongó hasta altas horas de esta madrugada, fue provocada por los numerosos telegramas recibidos de las agrupaciones provinciales, expresando una profunda preocupación ante la falta de soluciones concretas.

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El tono conciliador de las intervenciones en el Comité Central, que comenzó el jueves bajo el peso de la dimisión de Carrillo como secretario general e intentando no agravar las tensiones previas habidas en el Comité Ejecutivo, se quebró ayer: Santiago Carrillo realizó una breve, pero dura, intervención atacando frontalmente las posiciones de Sartorius.

"Al final, con unos acuerdos políticos, yo estaría de acuerdo con Nicolás", dijo Carrillo, especificando a continuación cuáles son esos acuerdos políticos: primero, no salirse de las conclusiones a que se llegó en el X Congreso del partido; segundo, que toda la dirección se corresponsabilice en las decisiones, declarándose contrario a que Sartoríus se mantenga "en la reserva" hasta después de las elecciones. Y, por último, exige que no se "reabra la crisis desde la dirección del partido".

Es decir, que Carrillo se opone a la dimisión de Sartorius como vicesecretario general y se opone a que se abra una negociación con los sectores expulsados del partido.

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Un sector minoritario del Comité Central pide el relevo de la 'vieja guardia' procedente del exilio

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Según todas las fuentes, resulta más que dudoso que Carrillo acepte el deseo de Sartorius de proceder a un relevo de algunas figuras que, en opinión del dimitido vicesecretario general, envejecen la imagen del partido y la convierten en inadecuada para los tiempos actuales. Hombres como el responsable de finanzas, Francisco Romero Marín; el responsable de la comisión de Agricultura, Anselmo Hoyos, o el responsable de emigración, Leopoldo Alcaraz, por poner algunos ejemplos encuadrados en la "vieja guardia" procedente del exilio, deberían ser sustituidos por figuras jóvenes y de aire más renovador, según el sector minoritario del Comité Central. Las menos que veladas acusaciones lanzadas por Carrillo contra Sartorius en su intervención de ayer, acusándole poco menos que de contribuir a la actual confusión política, son una buena muestra del rechazo del dimitido secretario general a las propuestas del sector contrario.

Un intento de síntesis, lanzado por los carrillistas Adolfo Piñedo y Julián Ariza, consiste en ampliar en tres o cuatro nombres el Comité Ejecutivo y reforzar el secretariado, incidiendo especialmente en aspectos de imagen, estaría destinado a no triunfar, ante los desacuerdos que enfrentan a las dos partes. Sartorius sería más bien partidario de sustituir o incluso reducir gente en el ejecutivo que de ampliarlo con otros nombres, si se mantienen los actualmente existentes

Sartorius insiste en su dimisión irrevocable

Las negociaciones de despacho comenzaron anoche, en torno a las propuestas citadas, si bien las perspectivas de que Sartorius reconsiderase su dimisión irrevocable como vicesecretario general parecían más bien pesimistas, pese al deseo mayoritario de que tanto Carrillo como el propio Sartorius se mantengan en sus puestos. Al menos, piensan los optimistas, ambos han declarado no ser incompatibles con el otro. Sartorius ha repetido en buenas ocasiones que él no pide la dimisión de Carrillo, como hizo Camacho, y que incluso prefiere el mantenimiento en su puesto del secretario general.

Las discusiones se centraron ayer en torno a tres puntos principales: la coyuntura política, con una posición unánime contra la bipolarización partidaria PSOE-AP; en segundo lugar lo que se viene llamando la "cuestión sindical` y, por último, sobre la situación interna y organizativa del partido. En el primer tema parece existir una básica coincidencia de puntos de vista. Son los otros dos los que causan las divergencias internas en el PCE. La "cuestión sindical" se contempla como separada de las restantes; de ahí que las actitudes de Marcelino Camacho apenas tengan nada que ver con las de Sartorius, pese a la confusión creada por la coincidencia de ambos en algunas cuestiones durante las sesiones del Comité Ejecutivo, a comienzos de esta semana. Camacho ha afirmado en reiteradas ocasiones que dimite del Comité Ejecutivo, como antes dimitió de su escaño de diputado, para dedicarse al sindicato.

Pero las grandes discrepancias se centran en aspectos organizativos internos del PCE. La "democratización interna" reclamada primero por los renovadores expulsados, y ahora por Nicolás Sartorius, pasa por el cambio de nombres antes citado. Sin embargo, la abrumadora mayoría de los miembros del Comité Central se siente más representada por esa "vieja guardia" agrupada en torno a Carrillo y encabezada por el otro vicesecretario general, Jaime Ballesteros.

Acusan los neorrenovadores

Esta "vieja guardia", fue la organizadora, desde sus despachos en Madrid, de las elecciones en Andalucía, y ésa fue una de las muchas claves del Iracaso, acusan los "neorrenovadores". Encarar las próximas elecciones generales con el mismo equipo podría llevar, afirman, al fracaso absoluto. En cualquier caso, este fracaso es anticipado ya por casi todos los miembros del Comité Central, que contemplan como inevitable una importante pérdida de votos, sea cual fuere la solución organizativa que salga de esta maratoniana reunión del Comité Central. Todos los sectores admiten que, sin Santiago Carrillo, la debacle será aún mayor y por ello es previsible que, cuando se vote la dimisión de Carrillo sea rechazada por abrumadora mayoría, como probablemente él mismo esperaba al presentarla.

El pesimismo ante el futuro inmediato está siendo el gran protagonista de las sesiones del Comité Central. Un destacado miembro del partido Socialista Unificado de. Cataluña (PSUC) confesaba que las tres patas sobre las que se apoyaba el PCE, la fuerza de los votos, la fuerza sindical y la solidaridad de partidos como el comunista italiano, están "muy debilitadas". "Por si solo, Carrillo ya no atrae votos, ni cuenta con la adhesión de CC CIO, ni tiene otros apoyos exteriores que los de Kim-II Sung o Ceaucescu. Obviamente, Berlinger se siente más identificado con un Nicolás Sartorius que con un Carrillo", dijo el miembro del PSUC, en una muestra de que el secretario general es más criticado fuera que dentro de la sala donde se reune el Comité Central.

El desánimo alcanza también a la pérdida de poder cuantitativo del PCE, hasta el punto de que se rumorea la posibilidad de que la fiesta anual del partido, prevista este año para los días 17 y 18 de julio, no llegue a celebrarse por falta de infraestructura. Todo hace pensar que, aunque en esta reunión se llegue a un delicado compromiso, los; "dos partidos", agazapados en el PCE volverán a resurgir tras las elecciones generales con sus muy diferentes mensajes a la sociedad.

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