Los nuevos ataques lanzados por la aviación israelí contra Líbano colocan la región al borde de la guerra

Los ataques aéreos israelíes del viernes y el sábado contra Líbano han demostrado, 48 horas antes de la llegada a Beirut del enviado especial del Gobierno norteamericano, Philip Habib, la fragilidad del cese el fuego instaurado el pasado 24 de julio entre Israel y los palestinos. Después de haber bombardeado el viernes las posiciones palestinas en la periferia de Beirut y en el sur del Líbano, con un balance de 60 a 110 muertos y 270 heridos, según la Prensa libanesa, la aviación israelí causó ayer al menos otros 40 muertos, al bombardear posiciones palestinas en el sur del país.

La agencia palestina Wafa informó que regiones situadas entre 15 y 20 kilómetros al sur de Beirut, en la costa, han sido igualmente atacadas por la aviación israelí. Los palestinos replicaron a los ataques aéreos del viernes con el fuego de su artillería sobre la región de Galilea, con un balance de un muerto y diez heridos, según la radio israelí, la cual informó que: los ataques continuaban el sábado por la mañana.Los ataques aéreos israelíes se desencadenaron en represalia por el atentado sufrido, el jueves, por el embajador de Israel en Londres. Para el Estado judío, todo ataque a los intereses israelíes desde el Líbano o en el extranjero supone un ruptura del alto el fuego. Para los palestinos, el cese de hostilidades no afecta más que al territorio libanés y "no impide la continuación de la lucha armada palestina".

El cese el fuego, que no ha sido plasmado en ningún documento escrito, no fue negociado directamente entre Israel y los palestinos, si no que fue alcanzado gracias a las conversaciones entre Estados Unidos e Israel, mientras que Arabia Saudita y el secretario general de la ONU conseguían de la resistencia palestina el cese de hostilidades.

En Arabia Saudita, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yaser Arafat, afirmó ayer que los palestinos "darán una lección" a los israelíes. Arafat , que asistía a la reunión del comité islámico sobre el conflicto Iran-Irak, subrayó que los israelíes han utilizado armas norteamericanas en su ataque contra, Beirut y el sur de Líbano.

Al borde de la guerra

En medios políticos de Jerusalén se considera que palestinos e israelíes están al borde de la "guerra total", que puede arrastrar a Siria y degenerar en la quinta conflagración arabe-israelí.

Si la artillería palestina continúa con sus ataques contra aldeas y comunas judías de Galilea, como en vísperas del alto el fuego del año pasado, el Gobierno de Beguin podía invadir Líbano con el apoyo de una abrumadora mayoría del Kneset, parlamento israelí.

Según el jefe del espionaje militar israelí, general Josue Sagui, Siria, que mantiene unos 40.000 hombres en Líbano, probablemente apoyará a los palestinos en caso de conflicto. La anexión de los mil kilómetros del Golán por Israel, hace seis meses, puso a Siria en pie de guerra, pero el conflicto, tal vez por ser entonces invierno y estar nevada la zona, quedó lantente.

Los duros del Gobierno Beguin, como los ministros de Defensa, Ariel Sharon, y de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, creen. que la vía militar es la mejor solución contra la OLP. Shamir, empeñado en lograr la adhesión de Europa occidental al proceso de Camp David, reiteró esta semana que la OLP debe ser "eliminada" por constituir "el principal obstáculo para la paz" entre árabes e israelíes.

El secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, dirigió ayer un llamamiento a Israel y a la OLP para que establezcan un cese el fuego que entre en vigor esta madrugada, como muy tarde. Pérez de Cuéllar transmitió el llamamiento a ambas partes en sendas entrevistas telefónicas que mantuvo durante la tarde de ayer con Yehuda Blum, representante israelí en la ONU, y con el observador de la OLP, Hassan Abdel Rahman.