Creciente ruptura entre Marruecos y los árabes radicales
Cuando Marruecos se dispone a ser el primer país árabe en restablecer el contacto con Egipto tras las rupturas masivas que siguieron a los acuerdos de Camp David, la reunión del Frente de la Firmeza en Argel, precisamente para bloquear ese proceso de normalización con El Cairo, confirma, una vez más, la división del mundo árabe.Entre Rabat y Argel, que por razones coyunturales aparecen en esta ocasión como cabezas de fila de las dos tendencias, radical y moderada, del mundo árabe, la confrontación no se limita a la guerra del Sahara.
Ese enfrentamiento incluye las diferencias en torno a la guerra entre Irak e Irán, el primero apoyado por los moderados y el segundo por los radicales árabes; la postura a adoptar con respecto a la reintegración de Egipto en el mundo árabe, que, debido a sus dificultades en la guerra, Irak apoyará probablemente más que ningún otro país moderado; la amplitud de la reacción contra Zaire, por haber reanudado relaciones diplomáticas con Israel y establecido su embajada en Jerusalén.
En lo relativo a la reintegración de Egipto de nuevo en el seno de la Liga Arabe, Siria, sobre todo -que teme una extensión camuflada del proceso de Camp David a otros países y, en consecuencia, quedarse descolgada frente a Israel-, es el país que más arduamente aboga por el mantenimiento del bloqueo a Egipto en tanto no haya renunciado abiertamente a negociar por separado con Israel.
La solidaridad que Damasco necesita encuentra poco eco político entre los moderados árabes, empeñados en evitar que la guerra irano-iraquí concluya en catástrofe para Bagdad. Si esto ocurre, la mayoría de ellos atribuirá a Siria una enorme responsabilidad, al haber cercenado prácticamente la capacidad económica que quedaba al presidente Saddam Hussein cerrando el oleoducto que lleva el petróleo iraquí, a través de Siria, a los puertos mediterráneos.
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