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La tercera parte de los trabajadores del calzado vive de la economía oculta

Entre 19.000 y 20.000 trabajadores del sector calzado, el 30 o 35% ocupados por esta actividad, viven de la economía irregular o no controlada, según el avance de una encuesta oficial. Los resultados constatan las sospechas sobre la importancia de los negocios subterráneos y, en particular, sobre la potencia destacada de los mismos en el calzado.

La encuesta ha sido realizada entre empresarios y sindicatos de la zona levantina. Su estimación de las actividades ocultas incluye tanto las efectuadas a domicilio como los talleres clandestinos, los no dados de alta a la Seguridad Social o los que cometen algún tipo de fraude (una reciente campaña de fraude en el segundo de paro alcanzó índices medios del 17,6% en empresas y 12,2% en trabajadores).Como inicio experimental de una investigación global sobre la economía no controlada en España (véase EL PAIS del pasado martes), el trabajo ha seguido métodos originales. Frente a los habitualmente utilizados en otros países (a partir de la renta y del gasto nacional, de las campañas de represión del fraude fiscal, de los datos monetarios o de las estimaciones de consumos), su primer paso ha sido tratar de conocer el mercado de trabajo. La elección del sector del calzado obedece a reunir las condiciones propicias para el desarrollo de actividades irregulares: baja intensidad capitalista o tecnología blanda, industria intensiva en mano de obra y fácilmmente descentralizable, localización en una zona pequeña y muy representativa, baja tasa de actividad de la población y posibilidad de hacer otros trabajos.

Una de las constantes del estudio ha sido la fuerte discrepancia de las estadísticas oficiales. Así, por ejemplo, la Encuesta de Población Activa (EPA) y el Censo Industrial difieren al estimar los trabajadores de los sectores calzado y textil en 126.009, mientras que la EPA y la Seguridad Social discrepan en 42.628.

Asimismo, los datos de la Seguridad Social atribuyen entre uno y veinticinco trabajadores al 85,3% de las empresas, y los de la Federación de Industrias del Calzado (FICE), al 67%. Para los centros con veintiséis a 50, unos apuntan el 9% y otros el 21%. Las estimaciones respectivas sobre empresas con más de 50 trabajadores son 6,7% y 12%.

Otras conclusiones

Al facilitar el avance de la investigación en el Seminario sobre Mercado del Trabajo que se celebra en el Ministerio de Economía, su principal responsable, el técnico comercial Rafael Gómez Perezagua, ha destacado también entre las conclusiones que las empresas clandestinas están multiplicándose desde hace un par de años y gozan de ventajas comparativas evidentes respecto a las legalizadas.

Existen incentivos importantes para cerrar las empresas legalizadas de cierta antigüedad, que poseen plantillas de edad media alta y de escasa flexibilidad. Pero, tras el cierre, la empresa puede optar por abrir otra nueva; se acoge a las normas de empleo bonificado (temporal, juvenil, etcétera), o sencillamente abre una clandestina.

La existencia de una amplia proporción de actividad irregular, según dichas conclusiones, ha provocado cambios estructurales profundos en las vertientes organizativas, financieras y comerciales. También las condiciones sociológicas han resultado profundamente afectadas. Las relaciones hombre-mujer (el trabajo a domicilie, es realizado en su mayoría por mujeres) y padres-hijos quedan alteradas respecto al patrón común.

En cuanto a las relaciones laborales, la desprotección social (en muchos talleres clandestinos las condiciones son penosas) parece ser compensada con mayores salarios (en los hombres, entre el 40 y 60% más que el sueldo base de convenio). Es notoria la ausencia de conflictos laborales.

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