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Las cédulas del Banco Hipotecario saldrán al 12%

La petición para que sea autorizada la emisión de cédulas hipotecarias por parte del Banco Hipotecario, que preside Fernando Castedo, ha sido presentada formalmente ante el Ministerio de Economía. Las condiciones de emisión son las siguientes: 2.000 millones de pesetas a tres años de vida, con un 12% de interés, pagadero semestralmente, aunque la rentabilidad real de esta emisión será superior.Esto es así porque tienen una desgravación fiscal reconocida por la ley de creación del Mercado Hipotecario, que en estos momentos es del 15%, como la de todas las emisiones aceptadas como desgravables, lo que significa una rentabilidad superior en cinco puntos cada año de vida de la emisión. Al tiempo, en el folleto presentado ante la Administración se contempla la posibilidad de ofrecer un cupón extraordinario, a descontar al tercer mes de la salida al mercado de estos títulos. El tipo de interés que tendrá este cupón será del 8%, con lo que la rentabilidad real de la operación diseñada por los, expertos del Banco Hipotecario se sitúa, sin tener en cuenta la desgravación fiscal, en un 13,6%.

Las distintas emisiones

Al tiempo que se ha perfilado esta operación del Hipotecario, tres cajas de ahorro, la de Madrid, la Caixa y la Caja de Ahorros de Cataluña, así como la Sociedad del Banco Hispano Americano, tienen pendientes de autorización diversas emisiones: 3.000 millones, la Caja de Madrid y la de Cataluña; 10.000, la Caixa; y 2.000, la Sociedad del Hispano. Los tipos que sé van a ofrecer en estas operaciones están también muy cerca del nominal fijado para la del Hipotecario. La Caixa saldrá entre el 12 y 12,5; la de Madrid lo hará, previsiblemente, al 13, y en el Hispano se lo están pensando todavía, aunque les parecen muy bajos los tipos que se están planteando.

En medios privados se considera que con unos tipos tan ajustados, que compiten por la banda más baja con los de la deuda pública a medio plazo que ahora se está vendiendo y ha salido al 12,5% a tres o cinco años de amortización, va a ser muy difícil competir en el nuevo mercado con ciertas garantías.

Para estas fuentes deberían establecerse tres escalones; el primero lo cubrirían las emisiones oficiales; el segundo, las de las cajas de ahorro, y el tercero correspondería a las de las sociedades del mercado hipotecarlo creadas por bancos o particulares en general. Si esto no se produce, se afirma en círculos privados, la competencia será tan dura que se duda de la posible efectividad del mercado para iniciativas que no vayan auspiciadas por el Banco Hipotecario o por las cajas de ahorro.

Para éstas se piensa que no supone ningún problema el sacar emisiones a tipos de interés incluso por debajo de los de la deuda pública, ya que los fondos así obtenidos no están sujetos a coeficientes obligatorios, lo que significa que pueden destinarlos a operaciones hipotecarias a precios de mercado, lo que les supondrá obtener una rentabilidad por peseta invertida mayor de la que sacarían si fueran fondos captados de forma tradicional a través de cuentas a la vista, de ahorro o a plazo.

Cambiar la estructura de depósitos

Además, se sabe que las cajas de ahorro van a utilizar este nuevo instrumento financiero para cambiar la estructura de sus depósitos, saltándose por esta vía la regulación legal de los coeficientes obligatorios. Al menos, la operación de la Caixa, y previsiblemente la de las otras dos cajas de ahorro que en la actualidad han presentado alguna operación con cédulas hipotecarias, va a hacerse en dos tramos: uno, que tendrá su operativa a través de la Bolsa y saldrá al público en general, y el segundo, que será llevado a cabo por la propia caja de ahorros y destinado especialmente a sus impositores. Se les ofrecerá cambiar depósitos a tres o más años por cédulas hipotecarias a ese mismo plazo. La rentabilidad será prácticamente similar, incluso superior, por la adicional de los posibles cupones extraordinarios y por la desgravación fiscal a la inversión que tienen.

Las cajas, con esta operación, verán descender sus pasivos, sin que lo hagan sus recursos ajenos captados, y por tanto, podrán destinar estos nuevos fondos a inversiones hipotecarías libres, con un mayor rendimiento, al tiempo que verán descender en una proporción estimable los fondos que tienen que colocar en los coeficientes obligatorios de inversión.

Hay que tener en cuenta, al tiempo, que las cajas, junto con el Banco Hipotecario, son las únicas instituciones financieras que prácticamente tienen una cartera de hipotecas ya vigentes que les permite captar fondos casi sin límite. La banca privada tradicionalmente no ha solido actuar en este tipo de operaciones crediticias, y en el momento de puesta en marcha del nuevo mercado hipotecario se encuentra en clara desventaja frente a las otras.

El temor a una reducción importante de los coeficientes obligatorios de las cajas de ahorro puede hacer que la Administración tome medidas, al menos inicialmente, para que las emisiones que traten de sacar al mercado dichas instituciones sean controladas en mayor medida que las de las otras sociedades.

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