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Las dos medidas de Ruiz Miguel, torero de Madrid

A un torero le ponen el sello de "legionario" y le amargan para toda la vida. Este era el caso de Ruiz Miguel,que recorre el mapa taurino estoqueando los toros que nadie quiere. Y triunfa, ¡vaya si triunfa!. Pero últimamente tiene la fortuna de alternar los huesos duros de roer con carnecita tierna y jugosa, y esto le vale para dar las dos medidas que lleva dentro.Así, ayer, en el Saltillo reservón, incierto y de sentido, dio la medida de su valor, de su dominio y de su torería. Ruiz Miguel se jugó el físico porfiando por un pitón izquierdo difícil, dominando la violencia del derecho, y cuando tuvo al animal sometido, le retó de rodillas y lo tumbó de una estocada.

Por contraste, el quinto era noble, y aquí dio Ruiz Miguel su otra medida, pues no le salía el toreo de temple y gusto que solicitaba la excelente embestida. Dominador estuvo, cierto que sí, y fue un alarde de técnica la facilidad con que se llevó ese toro a los medios. Siguieron luego naturales y redondos, más esforzados que artísticios; sufrió un desarme y varios achuchones; volvió, encorajinado, a la cara del animal, y ligó una serie de naturales hondos, que pusieron al público en pie. Esta vez mató mal, de bajonazo, y le falló el descabello.

Plaza de Las Ventas

23 de mayo. Décima corrida de lajeria de San Isidro.Tres toros de Joaquín Moreno de Silva, con trapío, que presentaron problemas. Tres de Alonso Moreno, serios, cuarto, bravo; quinto, muy noble. Sexto, sustituido por un sobrero de Barroso, y éste por otro de Núñez Hermanos, manejable. Miguel Márquez: media baja, estocada perdiendo la muleta [primer aviso], descabello, dos pinchazos más, otros dos descabellos [segundo aviso] y nuevo descabello (silencio). Estocada (algunos pitos). Ruiz Miguel: estocada (oreja). Media estocada baja y cinco descabellos (dos clamorosas vueltas al ruedo). Jorge Gutiérrez: estocada (oreja). Pinchazo, estocada [aviso] y dobla el toro (ovación).

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De cualquier forma, el público le hizo dar dos vueltas al ruedo, le aclamó "¡torero!"; en definitiva, le obsequió un triunfo sonado. Y sin duda con todo merecimiento, pues Ruiz Miguel es para Madrid símbolo del valor, la honradez y la torería, obtenidas frente al toro limpio, de casta y trapío.

Ese toro estuvo ayer en Las Ventas y ofreció espectáculo. Los cárdenos Saltillo, armados y serios, requerían lidia inteligente y pocos pases. El error de Miguel Márquez fue prolongar la faena a su primero, pues cuando llevaba instrumentada una docena de muletazos decorosos, la res se avisó. De ahí en adelante el trasteo se hizo desordenado y peligroso, y a la hora de matar el animal se defendía. Faltó muy poco para que se lo echaran al corral.

Jorge Gutiérrez debió de tomar buena nota de lo sucedido y a su Saltillo le hizo una faena en la que no hubo ni un pase de más. Toreó al natural y en redondo cargando la suerte, se echó todo el toro por delante en los de pecho, que marcaba al hombro contrario, y cuando le pidó la muerte, entró a volapié neto y dejó una estocada en lo alto que por sí sola valía la oreja. Al mexicano se le saltaban las lágrimas durante la vuelta al ruedo y besó un puñado de albero, en gesto de agradecimiento al premio que le concedía la capitalidad del mundo taurino.

En efecto, tiene un gran valor pues sale de Las Ventas con su cartel en alza, y sin duda lo merece. El mexicano sabe torear bien con capote y muleta, aunque también puede ser un pegapases insoportable, como vimos en el sexto, a cuya nobleza aplicó una faena reiterativa e interminable.

El cuarto, de Alonso Moreno, se quebrantó en una brava pelea con el caballo y Miguel Márquez apenas pudo sacarle pases. A ese toro, que se arrancaba de largo en el primer tercio, el picador José Cárdenas lo recibió de frente, metió la vara en lo alto y aguantó la codiciosa embestida. Fue un gran puyazo pero parte del público, que debe entender al revés la lidia, se lo agradeció lanzándole una lluvia de botes. "Si lo sé, no lo hago" debió pensar Cárdenas. Mal precedente es que a un picador le traten a patadas por hacer bien la suerte. Pero ayer había en Las Ventas mucho público dominguero e incivil y encima tuvo suerte, porque presenció una de las corridas más interesantes de cuantas llevamos en la feria. Los toros dieron emoción a la tarde y Ruiz Miguel la engran deció con su valor y su honradez Madrid le proclama torero

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