Les embistieron seis novillos en Madrid
"¡Ojalá y me embista un toro en Madrid!", dicen los toreros a quien quiere oírles, y se lo piden a la Virgen, si son creyentes. Bueno, pues ayer, a los tres toreros les embistieron los seis novillos en Madrid. ¡Y cómo les embistieron!No ya rezar, sino descalzos a Lourdes debieron ir, para que les salieran esos seis bombones, que decian comedrne. Pero no se sabe qué pasó pues, no se los comían; más bien parecía que algunos les daban asco. La sensación era que tenían empacho. La color de la faz, por ejemplo, al menos en dos de ellos, denotaba trastornos intestinales.
Sí, tenía que ser empacho, o no se explica. Principalmente en Fernando Galindo, que es un novillero con oficio. Prácticamente se dejó sus novillos sin torear y esa es la razón de que el público protestara con fuerza la oreja del cuarto que le regaló el presidente Portolés.
Plaza de Las Ventas
17 de mayo. Cuarto festejo de lajería de San Isidro.Tres novillos de Joaquín Buendía, terciados, encastados y nobles. Los tres últimos de Moreno Pidal, cuarto y quinto, bien presentados, mansos y nobles. Sexto, devuelto por cojo y sustituido por uno de Martínez Elizondo, serio y muy noble. Fernando Galindo: pinchazo, estocada corta atravesada y diez descabellos (silencio). Estocada caída que asoma (oreja protestadísima). Vicente Yesteras: estocada-corta delantera y descabello (algunos pitos). Pinchazo y estocada (silencio). Arturo Blau Espadas: estocada baja (silencio). Pinchazo y otro hondo (silencio).
Pases dio, muchos, pero no era eso. La embestida encastada, asombrosamente encastada, del Buendía, y la docilísima del Moreno Pidal, exigían generosos toques de arte, y en el caso de que no pudiera haberlos (pues no siempre al musas acuden a la cita cuando se las convoca), por lo menos de técnica.
Muleteaba con decoro, es ciertó, pero en el marco de esa vulgar ventajilla impuesta por los pegapases, que consiste en adelantar el pico del engaño y dejar atrás la pierna contraria. Se trata, está claro; del toreo al revés. Algo le disculpa el mal ejemplo que ha tenido en las figuritas de los últimos años, las cuales se han hecho millonarias toreando así, pero ha pasado por una escuela de tauromaquia donde se supone que le dieron a conocer los cánones, y hay además una corriente innovadora. (podríamos decir, una restauración) que traen los maestros veteranos últimamente reaparecidos y que prende con facilidad en las nuevas promociones.
Por supuesto que instrumentó pases largos, intercaló un afarolado y un par de ayudados toreros, pero no era eso, no era eso. Y lo decimos a conciencia, pues a este torero se le puede exigir más que a otros.
Sin ir más lejos, Vicente Yesteras y Blau Espadas no soportarían un examen medianamente riguroso. A juzgar por lo que hicieron ayer, les va a costar mucho trabajo abrirse camino en este viacrucis que es la profesión de torero. Yesteras torea vertical, con un indudable propósito de solemnizar las suertes. Pero al tiempo codillea, se agarrota, no manda, es superficial y desangelado. Con las banderillas, no pasa de fácil. A Blau Espadas le faltan oficio, recursos y quizá valor. Su primer novillo, que tenía la característica casta picante Santa Coloma, le volvió loco. El otro era pastueño y, sin embargo, a penas pudo sacarle cuatro o cinco muletazos limpios. Además es torpe con el capote. Según está previsto, tomará la alternativa dentro de unos días. ¿Por qué?
En el tendido había gran cantidad de toreros de todas las edades. Algunos, viejas glorias; otros, principiantes con sus sueños virginales acumulados en que un toro les embista en Madrid. A todos se les hacía la boca agua contemplando la embestida boyante de aquellas golosinas. A los viejos, pues quizá muy pocas veces o ocaso nunca se les ofreció oportunidad tan clara. A los jóvenes, porque tenían la seguridad de que un toro así les abriría el sendero de la gloria.
Tres de los novillos eran pequeñitos. Se trataba de los Buendía, que no pueden ser más grandes Esta ganadería da el toro terciado, fino de cabos, bonito de lámina, cortejano. Precisamente por su reducida caja, es una ganadería que parece vetada en Madrid. Quizá la afición debería abrir la mano con estos toros, para que la pura casta Santa Coloma pueda exhibirse, sin reservas, en la "primera plaza del mundo". Este es el toro que llaman de garantía, pero no en el tendencioso sentido que pretenden cier tos taurinos, sino en el que ahora la afición verdadera, que disfruta con el espectáculo de la lidia. No es toro fácil porque, cuando hay casta, las reses, por mucha nobleza que tengan, son agresivas, con todos los peligros que ello con lleva.
Seis excelentes novillos embistieron ayer en Madrid. Qué maravilla si hubieran sido seis toros para tres toreros de verdad.
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