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Reportaje:

La resistencia popular en Polonia

Jóvenes o viejos, gamberros o intelectuales; todos siguen, de las más diversas maneras, la consigna de Solidaridad: "hacer el vacío social en tomo a los colaboradores con el régimen militar".

ENVIADO ESPECIAL"Rozmowa kontrolowana" (conversación controlada). Apenas se marca el número de teléfono en Polonia se escucha la irritante vocecita femenina que repite invariable la advertencia de que el aparato está intervenido. "Rozmowa kontrolowana", big brother, el hermano mayor de la parábola orwelliana 1984, está vigilante y controla. El big brother polaco es un poco primitivo y a veces tiene malos modales. Cuando la conversación se prolonga demasiado, suele empezar a hacer ruidos en la línea telefónica, hasta que la comunicación resulta totalmente inaudible. Una vez, cuando el enviado especial de este periódico quiso concertar una cita con un activista del suspendido sindicato independiente Solidaridad, el controlador optaba por cortar inmediatamente la comunicación sin dar tiempo a ponerse de acuerdo. Al fin, tras varios intentos a base de soltar rápidamente palabras antes de que cortasen la conversación, pudo llegar el mensaje.

La experiencia más curiosa fue tal vez cuando, en medio de la conversación, entró la voz controladora, que preguntaba amablemente: "¿A qué número está llamando?". El interlocutor del enviado de EL PAIS replicó con voz agria: "Ya que nos escuchan, tómese al menos la molestia de averiguar usted mi número de teléfono". Big brother se enfadó y cortó la comunicación. La clandestinidad y semiclandestinidad en Varsovia ha encontrado caminos para engañar a este big brother omnipresente y molesto."Hoy fui a la compra y encontré limones. He comprado algunos para ti y puedes pasar a recogerlos". Una frase banal y cotidiana en un país asolado por la carencia de productos, donde todos compran para los amigos cuando se presenta la ocasión. En este caso, tras la frase sin importancia sobre limones, se encuentra una cita para un encuentro clandestino.

Bozena (nombre falso) ha organizado una cita con un dirigente semiclandestino de. la disuelta asociación de periodistas. A la puerta de un teatro llega un coche, enciende brevemente las luces de cruce y luego sigue un viaje por la ciudad, viraje fuerte en dirección contraria, y al final del paseo está un parque con mamás, niños y perros. Hace sol y se escucha una y otra vez el intento de una estudiante de ópera que lucha con un aria.

Pasa media hora y nadie se presenta. El encuentro con Marek (nombre supuesto) resultó más productivo. Marek es un experto en impresión clandestina, desde libros a prensa ilegal, como el Diario de la Guerra y Semanario de la Región de Varsovia, del sindicato Independiente. Hay tres grandes editoriales clandestinas actualmente en Varsovia: la clásica y legendaria Nowa, la Constitución Tres de Mayo y El Círculo. Después del 13 de diciembre, cuando se declaró el estado de guerra,"todas esas editoriales se comprometieron a dedicar a Solidaridad una parte de su capacidad impresora para producir panfletos y prensa sindical. Ahora, en cada editorial, se imprimen de seis a siete títulos para grupos diferentes".

Las técnicas de impresión actualmente van desde las más primitivas de dos personas encima de una mesa, que componen e imprimen, hasta con tamices y la multicopista. Sólo las tres grandes editoriales tienen máquinas offset. Marek reconoce que el 13 de diciembre quedó destrozada la infraestructura impresora de la región, "aunque una parte pudo salvarse y fue transportada". A pesar del estado de guerra, continúa la edición de libros prohibidos, "porque se tomó el acuerdo de ayudar a los grupos de Solidaridad, pero no parar la producción de libros, que son especialmente necesarios en estos momentos".

Trabajar en pequeña escala

El 13 de diciembre supuso un fuerte golpe para la actividad impresora clandestina. Antes del estado de guerra, las tiradas de libros llegaban a los 16.000 ejemplares; "entonces ya empleábamos la técnica de llevar a las regiones la planchas de impresión y no los libros", dice Marek., "Esto es mucho más fácil y menos arriesgado en vez de transportar cantidades enormes de libros, se llevan varias planchas, que ocupan poco espacio, y se imprime en otro lugar Después de la guerra, la tirada de libros ha bajado hasta 4.000 ejemplares. Tenemos que trabajar en pequeña escala. Acabamos de imprimir en offset 1984, de Orwell. Es una nueva edición de esta obra que creemos muy actual hoy día en Polonia".

La tirada reducida no se debe a la falta de demanda, "sino a la falta de capacidad productora. Es un problema de falta de papel, y sobre todo, de transporte. No se puede llevar en un coche papel a toneladas; solamente escondido en los maleteros, y sólo caben doscientos kilos aproximadamente"

El Semanario de la Región de Varsovia, de Solidaridad clandestina, llega a una tirada de unos 40.000 ejemplares. "Nowa imprime entre 15.000 y 20.000 ejemplares, pero luego se imprime en otros centros, incluso en las grandes fábricas.

Con el estado de guerra se incorporaron a la red de resistencia muchas personas que antes no participaban en las actividades de oposición en Polonia. "Ocurrió algo con lo que Las cornejas (mote del Consejo Militar) no contaban Se ha incorporado mucha gente que durante la época de Solidaridad estaba en un segundo plano, y ahora son los que transportan la propaganda, escriben y arriesgan todo".

El intercambio de cuadros de resistencia ha sido muy grande. "Por ejemplo, un miembro de un comité de empresa no puede hacer nada porque sabe que está muy vigilado, pero en la empresa circulan los panfletos y se pegan pasquines. Todo esto lo hace la segunda línea, y las cornejas no pueden cortarlo, porque, si se descubre a esta gente, detrás vienen otros". El problema actualmente es el reparto. Desde la clandestinidad, Solidaridad dio la consigna de que la población circule con grandes bolsas de la compra. Esto es normal, porque en Polonia, ante la carencia de alimentos, es una costumbre generalizada llevar siempre una bolsa por si se presenta la ocasión de comprar algo en una cola poco concurrida. Esto dificulta las tareas de control de las patrullas de la policía.

El régimen, ante un dilemaEl régimen en Polonia se encuentra ante un dilema insoluble: si aumenta la represión, crece la resistencia pasiva de la población y se extiende la desmoralización, con una inmediata repercusión en las cifras de la producción, que tan urgentemente necesita el país. Al mismo tiempo, se incrementarían las dificultades para conseguir negociar las deudas con los países occidentales. Si el régimen levanta la mano, resurge de nuevo en Polonia con fuerza el movimiento sindical y social de oposición, como se vio el 1 de mayo en la manifestación del sindicato independiente.

La resistencia en Polonia se caracteriza actualmente por un gigantesco potencial de protesta popular, mientras que, a pesar de todo el trabajo clandestino, las estructuras del sindicato Solidaridad están prácticamente desmanteladas y ahora empiezan a recuperarse.

La frase que apareció en las paredes de muchas ciudades polacas el invierno pasado: "El invierno es vuestro; la primavera, nuestra" es más bien un deseo ilusionado que una realidad. Solidaridad tiene enormes dificultades y ha quedado reducida a una organización débil y descentralizada, no por voluntad propia de descentralización, sino por las dificultades del trabajo bajo el estado de guerra. Recientemente se formó un comité provisional de coordinación con cuatro dirigentes de Solidaridad: Bujak, de Varsovia; Bogdan Lis, de Gdarisk; Frasyniuk, de Wroclaw, y Hareek, de Cracovia. La formación de este comité es un paso importante, pero está todavía muy lejos de lograr una mínima coordinación de la resistencia a escala nacional. Sobre estos líderes clandestinos circulan chistes y versiones graciosas en Varsovia. De Lis, que en polaco significa zorro, se dice que presenta un aspecto absolutamente irreconocible. Sobre Bujak se cuenta el chiste de la madre superiora de un convento que llama la atención a dos monjitas y les dice: "Hermanas, pase que ustedes hablen durante la misa, porque eso es un asunto entre ustedes y Dios. Pase que ustedes le hagan carantoñas al jardinero del convento, porque eso es un asunto en- Pasa a la página 7 Viene de la página 6 tre ustedes y Dios. Pero lo que no puede pasar de ninguna manera es que durante la comida le digan a la hermana Teresa: 'Compañero Bujak, déjame la sal".

La actitud de la Iglesia

Entre los miembros del partido está muy extendida la convicción de que la Iglesia apoya fuertemente la actividad clandestina. En un reciente encuentro del coronel Leslaw Wojtasik, un profesor experto en guerra psicológica, con el comité del partido de la radio y televisión, uno de los asistentes preguntó: "¿Por qué no ha sido capturado todavía Bujak? ¿Qué hace nuestro maldito Ministerio del Interior?". El coronel Wojtasi respondió: "No tengo ningún tipo de datos sobre esto. No sé si el Ministerio del Interior sabe dónde está Bujak y otros. Quizá lo sepa, o quizá no, pero ahora el acceso a ellos es más difícil. Si están en un convento, entonces convendría invadir ese convento, mandar allí una compañía o un batallón y destrozarlo todo. No estoy convencido de que Bujak merezca la pena toda la serie de consecuencias interiores e internacionales en el caso de que hiciésemos algo así".

La protesta social en Polonia llega a todas las capas de la población: desde los jovencitos de los institutos hasta las viejas beatas, desde los gamberros de algunos barrios marginales de Varsovia hasta los intelectuales de la universidad.

Un conocido actor, que apareció en televisión para pronunciarse a favor de la nueva situación, pagó cara su actuación. Cuando apareció en el teatro, el público no le dejó abrir la boca. La sala inició una ovación interminable. Cuando cesaban los aplausos y el actor colaboracionista trataba de iniciar su papel, el teatro se venía abajo de nuevo con las ovaciones. El director del teatro tuvo que cambiar el repertorio para evitar la aparición en escena del actor.

Un escritor, que también se manifestó públicamente a favor del Consejo Militar, se encontró una mañana al abrir la puerta de su casa con que apenas podía abrirla. Durante la noche, la gente había llevado los libros del autor y se los dejaron allí tirados en señal de desprecio.

Los ancianos no se quedan atrás a la hora de protestar. En torno a la cruz de flores de la plaza de la Victoria, en Varsovia, se reúnen día y noche, hasta el toque de queda, grupos de fieles. que rezan, encienden velas y depositan flores. La cruz en el suelo recuerda la primera misa del Papa en Polonia, el 2 de junio de 1979.

La cruz se ha convertido en un foco permanente de tensión en Varsovia, con continuas pruebas de fuerza entre la policía y los fieles que rezan allí. Cuando se aproximan los- policías, los ancianos levantan los dedos en señal de victoria o se arrodillan y empiezan a cantar una vieja canción religiosa de los tiempos en que Polonia no existía como Estado y estaba dividida entre sus países vecinos. La última estrofa de la canción dice: "Devuélvenos, Señor, la patria libre". La frase continúa vigente.

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