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Reportaje:Un año de socialismo a la francesa / y 6

El paro y la inflación obsesionan a la Francia de Mítterrand

Las grandes reformas, como las nacionalizaciones y la descentralización, surtirán efectos dentro de años, de generaciones. Más del 60% de los franceses, según varios sondeos, aprueban estas nacionalizaciones. El economista Jean Serise, giscardiano, puntualiza sobre la cuestión: "Las nacionalizaciones no fanatizan a la opinión pública, todos los sondeos demuestran que tienen buena imagen. Pero los electores consideran que estas medidas no son tan urgentes como reducir el paro y la inflación".Por el contrario, en el discurso político (de derechas o de izquierdas) se es partidario o adversario de las nacionalizaciones, como antes se era católico o protestante. La descentralización es presentada por el Gobierno por "la gran reforma del septenio" y, discutida o no, sólo los ultrajacobinos la rechazan. Pero, salvo en los casos específicos, hoy por hoy, los franceses se desinteresan del tema.

"Ya veremos cómo se desarrolla", es el comentario genérico.

Corsos y vascos

Otra cuestión son los dos casos de especificidad más tangible: Córcega y el País Vasco francés. Córcega ya se prepara afanosamente para las elecciones del próximo mes de julio con el fin de elegir la asamblea que estipula el "estatuto particular" que le concede París, y con el que las autoridades centrales esperan disuadir la violencia de los separatistas del Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC).

Stephane Muracciole, periodista, escritor, experto en cuestiones de la isla, nos declara: "Se valora que, por primera vez, el Gobierno de París ofrezca una posibilidad electoral sana. Si sale bien será como reconocer que los corsos han dejado de ser menores de edad. Por ello, los nacionalistas clandestinos, antes de las elecciones de julio, pueden desencadenar una ofensiva violenta con el fin de pudrir la situación y provocar a París. Pero corren el riesgo de marginarse, lo que los radicalizaría, y esto significaría el fracaso del Gobierno socialista".

Edmond Simeoni, líder de la Unión del Pueblo Corso (UPC), el partido más representativo del autonomismo dice: "Nosotros acudiremos a las elecciones, pero no las consideramos como un fin en sí, sino que es una manera de popularizar nuestras ideas. Varias reivindicaciones, estructurales y económicas, no han sido resueltas por los socialistas y, por ello, no se puede decir que, para nosotros, haya cambio verdadero. Si la democracia corsa, en la más amplia significación de la palabra, no avanza, el FI-NC independentista se nutrirá más y más".

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Los vascos tampoco las tienen todas consigo. Raphael Lassalette, alcalde socialista de Hendaya manifiesta: "Lo cierto es que hasta ahora, los vascos no han sido satisfechos, puesto que no se les concede el que se les constituya en departamento, ni se atiende debidamente la enseñanza de su lengua, que son dos reivindicaciones previas". Los socialistas, desde la oposición, presentaron un proyecto de ley (por primera vez en la historia de la República) que convertía en departamento a las tres provincias vascas, "pero la situación internacional y, quizá también, las relaciones con Madrid, han parado esto", dice Lassalette. En Espelette, un pueblo de 1.200 habitantes, los nacionalistas abertzales de Euskadi norte, políticamente muy minoritarios, celebran un seminario preparatorio: se presentarán unificados por primera vez a unas elecciones, las municipales del año que viene.

El líder del movimiento Enbata, Jacques Abeberri, y otro nacionalista, Jean Pierre Brisset, se manifiestan, como los corsos, satisfechos de que en el poder se encuentren los socialistas, "pero pesan amenazas graves sobre la concesión del departamento y sobre la, enseñanza de la lengua, que no se subvenciona. Aceptamos el juego socialista, pero mantenemos nuestras reivindicaciones".

Si las reformas de estructuras no han sido percibidas inmediatamente por los franceses, o se espera el paso del tiempo para juzgarlas, la ausencia de cambios con efectos inmediatos ha decepcionado al electorado de izquierdas y no ha cautivado a los adversarios del socialismo a la francesa. Paul Bouchet, presidente del Consejo General de la Abogacía de Lyon hasta diciembre último, votante de izquierdas: "Los dos tercios de los abogados franceses son sensibles a la derecha, pero todos han aprobado la abolición de la pena capital". Y él, como todos los demás interlocutores coinciden: "¿Por qué Mitterrand no se ha atrevido a instaurar la separación del Estado. y de los medios audiovisuales, de la televisión? Sin embargo, ésta era la gran revolución esperada por todos, la verdadera transformación de la V República, y la más política, porque hubiese cambiado las relaciones del Gobierno con los ciudadanos", dice Serge July, director del diario Liberation. "¿Por qué al conservadurismo de derechas le ha sucedido el conservadurismo de izquierdas?", interrogan los periodistas de Lyon que, como el resto del país, se quejan igualmente de una ley que autoriza las radios libres, pero sin publicidad, es decir, tarada de nacimiento. Los franceses son unánimes: el gran patinazo del primer año de vida del socialismo a la francesa ha sido su tacañería, al no liberalizar los medios de comunicación audiovisuales.

El infierno son los otros, escribió Jean Paul Sartre. El Gobierno se apropia el postulado para quejarse de los inconvenientes suplementarios que ha encontrado el cambio: como en toda época de crisis, o de incertidumbre, los corporativismos han renacido.

El 'síndrome Allende'

Los agricultores, los médicos, los abogados, los camioneros, en algún momento, han hecho pensar en el "síndrome- Allende" a los socialistas más temerosos. El 60% de la Prensa escrita, privada, es sensible a la oposición conservadora liberal.

Y los diarios nacionales, con Le Figaro en primera línea, se han pasado al militantismo antisocialista más feroz. El 20% de la información escrita del país pertenece al propietario del diario citado, Robert Hersant. El mundo intelectual, en la oposición cuando mandaba la derecha, sigue en el mismo puesto con la izquierda en el palacio del Elíseo.

Jean Luc Parodi, sociólogo, politólogo, profesor universitario en París, socialista moderado, chequea el primer año del mitterrandismo: "Han fallado muchas cosas, la televisión, por ejemplo. No ha sabido darle continuidad a 'la fuerza tranquila'. Han sido mediocres y sectarios. Aún les queda el tiempo. Veremos si saben gestionar la economía, porque hasta la fecha han gastado mucho. Como observador debe reconocer que han dado la impresión de no tener nada preparado, como si no hubiesen pensado en ganar el año pasado. Ha sido positivo el que los socialistas hayan asociado a los comunistas a todo lo que tiene de desfavorable el. poder"

¿El cambio más importante?:"Históricamente, la descentralización. Las nacionalizaciones son un símbolo y no creo que eso cambie nada en ningún sentido. También ha sido importante que el PS domine, y no el PCF. Esto ha descrispado el clima político y, además, es necesario que los comunistas se mantengan a su nivel actual".

¿Cómo ve el futuro del socialismo a la francesa?: "La izquierda no ha transformado la sociedad por ahora. Algunas reformas sociales son importantes culturalmente. Existe una bipolarización política y, cada día más, una bipolarización social: las categorías socioprofesionales escogen su campo y esto puede erosionar el poder. Dentro de dos años, los estudiantes y los ecologistas se desilusionarán. La patronal está a la expectativa, a ver lo que pasa: hubiera sido mejor clarificar las cosas desde el principio, en el sentido que fuere, porque esta espera es peligrosa".

¿Es exportable el modelo mitterrandista?: "En primer lugar no es un modelo. A pesar de las nacionalizaciones, esto es una socialdemocracia, aunque eso no se podía decir durante la campaña electoral. En todo caso puede ser exportable la asociación comunistas-socialistas a los países, como Italia, con una relación de fuerzas políticas apropiada".

'Hollywood lava más blanco'

Jacques Seguela es el publicista más popular de Francia desde que, el año pasado, inventó "la fuerza tranquila", el lema con el que Mitterrand acarició a sus conciudadanos para que le abrieran las puertas de la Presidencia. Seguela ha festejado el primer aniversario de su triunfo con un libro, Hollywood lava más blanco, en el que diserta sobre su filosofia de la star-estrategia, y nos declara, a propósito de los 365 días ya vividos por el socialismo a la francesa: "No tengo ningún reproche que hacerle al 'producto' Mitterrand. Ha estado perfecto, y los franceses lo aman, más aún que el año pasado". ¿Y aman el socialismo a la francesa? ¿Lo han comprendido?: "Es temprano para decirlo, pero pronto será, quizá, tarde para realizarlo". ¿Y los socialistas en el poder?: "Tienen menos talento que en la oposición. La oposición da talento, aunque la derecha, hasta ahora, no lo manifiesta, porque aún no han digerido la derrota". ¿Qué le reprocha al Gobierno al final del primer año de vida del cambio?: "Su falta de cohesión y que sólo han hecho reformas de fondo, pero no las reformas que afectan a la vida cotidiana. Las radios libres y la televisión son, quizá, las responsables del fracaso en las cantonales".

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