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Pérez-Llorca niega en el Congreso que el Gobierno mantenga una posición ambigua sobre las Malvinas

Ceuta y Melilla, el ofrecimiento de mediación real y la votación española en el Consejo de Seguridad han sido los tres temas relevantes que saltaron ayer a la palestra en el debate sobre la posición española en el conflicto de las Malvinas, y que terminó ayer en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados. El debate se inició con la intervención del secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, quien, despues de expresar la solidaridad del PCE-PSUC con el pueblo argentino, calificó el actual conflicto de "guerra colonial, anacrónica y victoriana. El pueblo argentino tiene razón en el tema de la descolonización, dijo, pero la responsabilidad recae en la Junta Militar, lo que prueba que las dictaduras necesitan realizar "fugas adelante para recuperar el prestigio perdido".

El líder comunista atacó a continuación duramente la respuesta británica a la invasión de las Malvinas por parte argentina, a la que calificó de "hecho desproporcionado", que le traía el recuerdo de Cavite y Santiago de Cuba en 1898. Carrillo dijo que no condenaba la posición del Gobierno en cuanto al tema de fondo, sino una actitud que definió como "de tremenda ambigüedad", ya que en ella chocan el deseo y la voluntad del pueblo español con los compromisos atlánticos adquiridos por el Gobierno de Madrid."La contradicción de vuestra opción atlántica", dijo refiriéndose al Gobierno de UCD, "choca con nuestros intereses (los de la nación espaiíola) en Latinoamérica y en el Tercer Mundo, y ha tenido como consecuencia que el ofrecimiento del Rey no haya tenido el eco y la acogida que debería haber tenido". Carrillo preguntó directamente a Pérez-Llorca si la iniciativa real había partido del Gobierno o del propio Rey, y preguntó si se habían tomado las medidas oportunas para cubrir diplomáticamente tal iniciativa.

Refiriéndose a Ceuta y Melilla, el líder del PCE manifestó que la situación de las Malvinas podía trasladarse un día a las ciudades españolas del norte de África, al tener algún día la tentación "el régimen autocrático" de Marruecos de buscar el prestigio perdido con "una aventura de fuerza". La OTAN, añadió Carrillo, nos abandonaría en un caso de agresión contra Ceuta y Melilla, por lo que se unió a la petición formulada el martes por el diputado del Grupo Mixto y presidente del Partido de Acción Popular, Francisco Fernández Ordóñez, de que se retrasen las negociaciones sobre la adhesión a la OTAN hasta que "se nos den garantías sobre Gibraltar y sobre Ceuta y Melilla". Por último, pidió un debate general con votación en el Pleno del Congreso de los Diputados sobre la política exterior.

Posiciones casi coincidentes

Con voz pausada y lógica cartesiana, Pérez-Llorca respondió a Carrillo que en cuestión de fondo la posición comunista es casi coincidente con la del Gobierno, salvo en el lenguaje, y rechazó, al mismo tiempo, la acusación de ambigüedad formulada por el dirigente comunista. Esa ambigüedad de que se nos acusa, dijo, no es compartida por otros sectores, incluido el vicepresidente de un régimen comunista, Carlos Rafael Rodríguez, de Cuba, quien acababa de manifestar en París que "todos los Gobiernos europeos se habían equivocado en el enjuiciamiento de la crisis, menos el español". Tampoco existe contradicción en la posición española, porque muchos países del Tercer Mundo no sólo apoyan al Reino Unido, sino que le ayudan, como Senegal.

El ministro recordó que España había mantenido y mantiene una política exterior independiente, como lo demuestran sus votaciones en asuntos que afectan a Latinoamérica, Oriente Medio y países árabes. Nuestra política, dijo, puede haber sido errónea, pero siempre ha sido independiente. En cuanto al ofrecimiento de mediación real, Pérez-Llorca dijo que se enmarcaba en la Constitución, y que fue precedido de un despacho previo con el presidente del Gobierno. El ofrecimiento se trasladó a ambas partes y recibió "una calurosa acogida por parte argentina, y menos calurosa por parte británica". También ha recibido respaldo de la diplomacia española.

Con relación al tema de Ceuta y Melilla, el ministro fue enérgico en su rechazo la comparación entre la situación colonial de las Malvinas "y la situación en esas ciudades españolas". Advirtió que nombrar "esas ciudades en los momentos actuales es contrario a los intereses españoles".

El representante del PSOE Manuel Marín, después de calificar la posición española de "poco sólida y rotunda", rechazó el uso de la fuerza para resolver los conflictos, y añadió que "la violencia y la guerra deben repeler a cualquier conciencia democrática". En opinión del representante socialista, Espaiía debió votar a favor de la resolución 502 del Consejo de Seguridad, porque en aquel momento sólo se pedía la retirada de las fuerzas y el cese de las hostilidades.

Predijo que el Reino Unido se quedaría solo en la CEE en este conflicto por razones económicas, y acusó al Gobierno de haber cometido "un error de cálculo" al acelerar la adhesión a la OTAN antes de resolver el contencioso de Gibraltar. "Ustedes estarán en junio en la OTAN, pero España no estará en Gibraltar". Igualmente, pidió que se rechazase de plano la declaración del secretario general de la OTAN, Joseph Luns, en el sentido de que el sistema militar de la Alianza no cubría la defensa de Ceuta y Melilla.

Pérez-Llorca repitió los argumentos que habían justificado la abstención española en el Consejo de Seguridad, y explicó que era "inusitado" en la ONU que uno de los miembros permanentes de dicho Consejo, parte en el conflicto, presentara un proyecto de resolución. La resolución 502, dijo, supone un retroceso en la doctrina de la descolonización, y si hoy hubiera que repetir la votación se repetiría la abstención. En cuanto a la declaración de Luns, Pérez-Llorca manifestó que "sería rechazada si entraba en contradicción con los intereses españoles".

Por último, en nombre de UCD, Javier Rupérez, después de apoyar, lógicamente, la posición mantenida en la crisis por el actual Gobierno, manifestó, en una cierta contradicción con las palabras del titular de Exteriores, que "nuestra opción no es ni probritánica ni proargentina, sino proespañola".

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