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Banco de España y banca privada extraen conclusiones diferentes a las de Hacienda sobre el déficit público

Hacienda, el Banco de España y la banca privada han vuelto a entrar aparentemente en conflicto en sus valoraciones respectivas del déficit público. Mientras el ministerio afirma que sin el gasto público la producción española habría descendido en 1981 más de un 3%, el sector bancario -tanto oficial como privado- descalifica la validez absoluta de esta interpretación, porque la misma olvida la detracción de recursos a la financiación del sector privado que ha supuesto este gasto y sus repercusiones sobre la inflación y los tipos de interés.

El Ministerio de Hacienda, que ha aplicado por primera vez un modelo econométrico a las cuentas públicas (el denominado modelo Espres), sostiene que los presupuestos del Estado para 1982 aportarán al crecimiento económico uno de los tres puntos previstos. También afirma que el Estado aportará durante el presente ejercicio (véase nuestra edición del pasado día 11) un aumento del 0,5% al consumo privado, frente a 2,9 puntos en 1981. En el incremento de la formación bruta de capital, indicadora de la inversión, la incidencia será de tres puntos, después del 3,4%. del pasado ejercicio.

Efectos perniciosos

Frente a estas tesis de que el déficit del sector público está sosteniendo la actividad económica, está la posición expresada por la banca privada: "Ante un déficit público sostenido y creciente no hay fórmula de financiación que pueda evitar sus efectos perniciosos sobre la economía; más bien lo que sucederá es que la forma como estos efectos se manifiesten dependerá de la fórmula de financiación utilizada. La única fórmula para evitar la expulsión del sector privado, las presiones inflacionistas, la elevación de los tipos de interés, el desequilibrio exterior, la reducción del crecimiento económico y el aumento del paro causados por un déficit público sostenido y creciente es reducir el déficit del sector público" -José Diego Teigeiro, asesor económico de la Asociación Española de Banca Privada (AEB), en su intervención del pasado 6 de mayo en las Jornadas de Intermoney.El gobernador del Banco de España, José Ramón Alvarez Rendueles, en su intervención en las citadas Jornadas de Intermoney, el pasado 7 de mayo, manifestó -al analizar los condicionamientos del déficit sobre la política monetaria- que Ios Gobiernos han tendido a sentir una preocupación creciente, con el paso de los años, ante el aumento de unos déficit que plantean problemas muy difíciles de financiación, ponen en peligro los objetivos de regulación monetaria, introducen condicionamientos muy incómodos a las políticas financieras y, en fin, no parecen haber conseguido resultados relevantes en la reanimación de la actividad y el empleo".

Inflación y tipos de interés

Más adelante, el gobernador del Banco de España, en la citada conferencia, añadió: "Los déficit públicos sólo se traducen en expansiones monetarias y, en último término, en inflación, si inducen un relajamiento del control monetario; y ello sólo sucederá -dados los coeficientes legales de caja- en la medida que se renuncie a su financiación con emisiones de deuda pública (cualquiera que sea su modalidad) en las condiciones que exijan los mercados. Naturalmente que la financiación de los déficit en condiciones de mercado y, en último término, sin ceder a expansiones monetarias conducirá a elevaciones de los tipos de interés y a un empeoramiento de las condiciones de financiación del sector privado; y esto puede tener un efecto compensatorio que frene, en mayor o menor medida, el estímulo neto que la economía podría recibir del déficit público".El profesor Luis Angel Rojo, director general del Banco de España, sostiene asimismo, en un artículo de Papeles de Economía Española, que, "a largo plazo, déficit públicos intensos y persistentes son incompatibles con un control permanente de la inflación por parte; de la política monetaria".

El modelo macroeconómico utilizado por Hacienda es un modelo keynesiano de demanda final. No se han hecho análisis por el lado de la oferta y se echa de menos un estudio monetarista y de precios, según han señalado expertos del sector. "El modelo de Hacienda juega con precios dados de antemano y no enjuicia el efecto de la inflación, que en una época como la actual es fundamental".

Juan Francisco Martín Seco, subdirector general de Estudios del Sector Público, sin ser tan explícito en las críticas a la forma de utilizar el modelo econométrico Espres, reconoce, sin embargo (véase nuestra edición del martes), que los cálculos de Hacienda han de ser tomados como aproximaciones a la realidad. Los datos básicos del nuevo modelo, que consta de veintidós ecuaciones matemáticas, han sido tomados del Sistema Europeo de Cuentas Integradas. En el futuro serán ampliadas las ecuaciones para incluir efectos de sustitución, y deberá ponderarse la detracción de recursos al sector privado como consecuencia de las necesidades de financiación pública.

Las conclusiones extraídas por Hacienda de la aplicación del modelo econométrico, aparte de poner de manifiesto el efecto expansivo multiplicador de la inversión pública sobre la economía al tirar de la inversión privada, apuntan a un comportamiento similar del consumo público, aunque con repercusiones ligeramente interiores.

El papel del sector público en una época de crisis y de atonía inversora es fundamental y está siendo utilizado a fondo no sólo por Gobiernos de izquierda en el mundo, sino también por algunos de derecha. Los socialistas españoles, firmes partidarios de reactivar la economía y generar empleos utilizando adecuadamente los recursos, del sector público, no están de acuerdo, sin embargo, con la actual estructura del déficit público en España. Desde posturas ideológicas encontradas, coinciden con buena parte de la banca en denunciar la primacía de los gastos corrientes sobre los de inversión.

Déficit, según y cómo

A este respecto, el asesor de la AEB, José Diego Teigeiro, en la mencionada conferencia, manifestó que "el déficit de las administraciones públicas españolas se ha multiplicado por cuarenta o más en los últirmos seis años, y que este incremento es, sin exagerar demasiado, infinitamente superior al del conjunto de la economía, ya que el producto interior bruto (PIB,) monetario se ha multiplicado apenas por un 2,75% en igual p)eríodo". Para analizar, a renglón seguido, el gasto de las administraciones públicas. Según Teigeiro, la participación del gasto total de las administraciones públicas españolas en el PIB ha pasado desde un 26%, en 1976, hasta un 35%, en 1982. "Esta fenomenal expansión se concentra fundamentalmente en gasto corriente, ya que el gasto de inversión mantuvo su participación en el PIB constante, o aun decreciente, hasta 1980, y sólo la empezó a elevar ligeramente en 1981".No se puede ignorar, según dijo en Intermoney el gobernador del Banco de España, "que si los déficit públicos son importantes y persistentes, los problemas que tenderá a plantear el control monetario pueden alcanzar una intensidad que acabe conduciendo, con frecuencia, a un abandono de cualesquiera objetivos monetarios de signo restrictivo".

Alvarez Renduteles basó esta afirmación en dos razones. La primera, por motivos estrictamente técnicos: "Porque la colocación de fuertes emisiones de deuda en condiciones de mercado puede hacerse muy difícil, y, en su defecto, las operaciones compensatorias de los efectos expansivos de la financiación de los déficit públicos por el Banco Central pueden plantear problemas de gran complejidad".

La segunda razón expuesta por Alvarez Rendueles es que "si la financiación deI déficit público se desarrolla sin abandonar una política monetaria estricta, aquélla tendrá como contrapartida un empeoramiento de las condiciones de financiación del sector privado, y quizá también una apreciación del tipo de cambio que dificulte las exportaciones y fomente las importaciones".

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