España, ¿zona desnuclearizada?
LAS RECIENTES declaraciones del teniente general Willy Gontier, jefe del Estado Mayor belga, en el sentido de que España tendría que albergar cohetes nucleares de alcance medio una vez que entrará en la OTAN, provocaron una protesta del Ministerio de Exteriores español. El Gabinete del primer ministro belga difundió un comunicado oficial en el que, sin desmentir las declaraciones de Gontier, afirmaba que "no reflejan la opinión del Gobierno belga" y que son atribuibles, exclusivamente a título personal, al mencionado teniente general.La opinión de Gontier -que hablaba como experto militar y no con un planteamiento político- es, sin embargo, ampliamente compartida en medios militares de la Alianza Atlántica. Todos los países. de la OTAN (quince), salvo Portugal, Dinamarca y Noruega, tienen armamento nuclear, bien sea propio (caso de Francia y del Reino Unido), bien sea en depósito. Incluso en las tres excepciones citadas, el no poseer armamento nuclear en su territorio no evita que los países miembros de la Alianza estén comprometidos solidariamente en el respaldo de su empleo en caso de crisis. La doctrina atlántica actual mantiene que la OTAN puede utilizar las primeras armas atómicas si el Pacto de Varsovia desencadenara un ataque convencional, al que no pudiera hacerse frente de otra forma.
Los Estados miembros de la OTAN son, desde luego, soberanos y pueden negarse a albergar armamento nuclear en su territorio. Sin embargo, ello sólo es posible si son capaces de resistir grandes presiones en contra y de contribuir, además, en mayor grado que sus socios nucleares, a los gastos de la defensa aliada, en compensación de su no nuclearización. En el caso español, la integración en la Alianza exige, ya por sí misma, un gran esfuerzo económico de adaptación de las Fuerzas Armadas españolas.
La Alianza se ha negado siempre a la creación de zonas desnuclearizadas en Europa occidental. Los responsables de la OTAN se han declarado formalmente en contra de la desnuclearización de Escandinavia propuesta por Suecia, aunque en la práctica esa desnuclearización existe. La misma acogida desfavorable tuvieron algunas insinuaciones soviéticas para la constitución de una zona desnuclearizada en el sur de Europa.
En esta lógica de razonamiento, la posibilidad de que se instalen misiles Cruise en España existe, y no sólo en la imaginación del teniente general Gontier. Tan es así, que los socialistas pacifistas holandeses (sólo tres escaños) pidieron, el pasado miércoles, al Gobierno de los Países Bajos que animara al de Madrid a no aceptar euromisiles en su territorio cuando se integre en la OTAN. Un argumento contra la instalación de los Cruise es su alcance medio (2.500 km.), lo que significa que no llegarían cómodamente al territorio soviético y estarían destinados sólo a países de la Europa del Este. Muchos señalan, no obstante, que los Cruise sí llegarían con facilidad a objetivos en el Mediterráneo occidental y norte de Africa. Por otra parte, parece evidente el interés aliado por almacenar determinado tipo de armamento nuclear en España. Según el informe del secretariado internacional de la Asamblea Parlamentaria del Atlántico Norte (organismo no integrado en la Alianza, pero estrechamente vinculado a ella), el papel militar que jugaría España es limitado en el caso de una guerra corta, pero muy importante en el de una guerra larga. La integración de España en el mando militar aliado -según dicho informe- se traduce en un refuerzo de la profundidad de la OTAN y ofrece grandes ventajas como "base de llegada de refuerzos procedentes de América del Norte y como base de retaguardia de apoyo logístico". Desde 1979, la Alianza intenta poner a punto un sistema más perfeccionado de apoyo logístico a las tropas norteamericanas y canadienses que deberían ser trasladadas a Europa occidental en caso de una crisis grave con los países del Este.
El plan comprende la creación de almacenes de armamento y material pesado que permitiría un traslado mucho más rápido de los efectivos humanos. Los depósitos de armamento norteamericano tendrían un especial sentido en España y nadie ha dicho que se excluya el almacenamiento en nuestro país de armas atómicas de diverso tipo, desde granadas y obuses para tanques hasta misiles tácticos de corto alcance para aviones.
Los aspectos políticos de una decisión de este género deben ser también contemplados. Después de las grandes manifestaciones europeas contra la instalación de los euromisiles, la llegada de un nuevo miembro que plantea de entrada su desnuclearizacíón no hace felices a países como la República Federal de Alemania, que comparte plenamente la teoría de Gontier, según la cual, "hay que poner huevos en cestas diferentes". Bonn será uno de los primeros interesados en la nuclearización de España, y resulta absurdo -si no es vergonzoso- que el Gobierno trate de evitar un debate en profundidad de estos temas. Máxime cuando también amplios sectores militares españoles se muestran partidarios de la instalación de armas atómicas en nuestro país.
Las repetidas promesas de desnuclearización total de España, una vez ingresemos en la Alianza Atlántica, deben ser miradas con recelo a la luz de cuanto queda dicho. La importancia estratégica de las Canarias puede ilustrar la tentación de algunos de instalar allí un depósito nuclear o de que el archipiélago sirva de base para submarinos atómicos de patrulla en el Atlántico.
Por lo demás, la cuestión nuclear no es la única complicación visible que nos reportará el ingreso en la Alianza. Los aliados parecen dispuestos unánimemente a utilizar el territorio español para realizar, a lo largo de todo el año, ejercicios de tiro aéreo y de artillería con material pesado. El polígono elegido al efecto es el de Las Bárdenas Reales (Zaragoza), donde ya realizan sus ensayos el 60% de los aviones norteamericanos con base en Europa occidental. La opinión pública española merece por ello una información más fiel y en profundidad sobre los efectos prácticos de nuestra próxima incorporación a la OTAN. Los secos y desabridos desmentidos del Ministerio de Exteriores respecto a estos temas no han hecho sino aumentar la desconfianza.
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