La Junta de Extremadura, los partidos políticos y los sindicatos intentan tranquilizar a los mineros de Cala
Los mineros encerrados en la galería de la mina de Cala (Huelva) tienen a su alcance seiscientos kilos de dinamita. La amenaza de volar la boca del tunel que aquellos hombres lanzaron hace tres días asusta a todos. Quienes conocen a esos mineros aseguran que son capaces de tapar la boca de la galería. Junta Regional de Extremadura, partidos políticos y sindicatos intentan sacar a los encerrados de aquella bóveda, que les acoge a 1.200 metros de la salida del túnel. Tratan de conseguir que, al menos, abandonen la huelga de hambre. Los esfuerzos, hasta ahora, han sido inútiles. Felipe González tiene previsto visitar la mina este fín de semana, quizá hoy. El dominio sindical en la zona es de UGT y se piensa en el secretario general del PSOE como único líder con carisma capaz de convencerles.
La Junta de Extremadura hizo ayer un llamamiento a los mineros de Cala para que abandonen el encierro, "por inhumano", a la vez que exigió "de manera inmediata, la planta de pellets". La Junta afirma en un comunicado que "no se opone a cualquier estudio que se pueda realizar", pero "seguirá adoptando cuantas medidas de presión sean necesarias". También hace un llamamiento al pueblo extremeño para que participe en la concentración de mañana, domingo, en Fregenal de la Sierra y en el paro de una hora convocado para el próximo día 27. Finalmente, la Junta de Extremadura considera que la reivindicación de la planta de pellets "se inscribe en el abandono de la región".Los mineros de Cala encerrados, por su parte, anunciaron su aislamiento desde las 12.00 horas de la noche de ayer. A partir de esa hora impiden la entrada a la mina a cualquier persona que lo intente, incluidos sus familiares. Pero éstos índicaron que no abandonarán a sus maridos o padres en el interior de la mina y que se unirán al encierro.
Anteriormente, los mineros encerrados llamaron, a primera hora de la mañana, a la casa del pueblo para comentar que algunos sufrían dolores de cabeza. El médico de Cala adviritió que ello podía deberse a la existencia de gases y les pidió permiso para visitarles. Aquellos hombres se negaron y comentaron, de pasada, que se les había acabado la leña seca y ahora utilizan leña verde para alimentar la hoguera, circunstancia que favorece la presencia de monóxico de carbono en la mina.
A media, mañana de ayer sacaron de la galería a un minero de 28 años y lo trasladaron a Sevilla. Tenía síntomas de agotamiento y se quejaba de dolores en el hemlitórax izquierdo. Su nombre fue silenciado porque su madre se encuentra enferma.
Malas condiciones físicas
El encierro dura ya veintinueve jornadas, cuatro de ellas en huelga de hambre, y las condiciones risicas y psíquicas de los mineros parecen agravarse día a día. Mauricio Prieto, médico de Cala, les conoce desde hace diez años. Sabe que los mineros son una casta. Fuertes y dispuestos a todo. Hombres-niños o niñoshombres. En cualquier caso, "sometidos a una presión psíquica que les puede llevar a decidir acciones irracionales". El temor de que el montaje del encierro degenere en un.a situación de violencia sin retorno es patente.
Aquellos mineros cuentan, desde ayer por la mañana, con el apoyo de otros seis compañeros que se encerraron en una galería de la mina San Guillermo, en Jeréz de los Caballeros.
Entre talnto, en el pueblo de Cala se vive un drama de secuelas inimaginables. Los hijos de los mineros, niños de 8 a 14 años, mantienen su encierro en el viejo teleclub. Sienten como mayores y hablan, casi, como revolucionarios. "Como mi padre no salga de la mina aquí va a pasar algo". A veces hacen frases que pierden cualquier esencia de racionalidad. "Vamos a hacer como en el Norte, como la ETA". Pasan el día jugando a las cartas o "a los toros". "De aquí no nos movemos hasta que nuestros padres no salgan de la mina". Alimentos no les falta y ganas de soñar, tampoco. "Yo quiero ser futbolista; yo, conductor de camiones de minas, como mi padre; yo también, bueno, yo no, yo quiero ser ingeniero". El director de la escuela no oculta su preocupación. "El encierro es una mala escuela". Los profesores preparan una dificil vuelta a clase. "Estos niños van a plantear muchos problemas cuando regresen a la escuela. Después del encierro dudamos que acepten la disciplina escolar como antes. Va a ser duro, muy duro".
"No queremos más promesas"
Las mujeres de los mineros dicen cosas que no se pueden transcribir. Permanecen en la sala consistorial, de día, alrededor de una madeja de lana. "No queremos más promesas, queremos que se haga la planta de pellets. Y si no es rentable, nos da igual". Sufren frecuentes ataques de histeria. "Lo que hay que hacer es ir a Madrid y ponerle dos kilos de Goma-2 en las pelotas a quien nosotras sabemos". No admiten demoras en las decisiones. "Ahora quieren que esperemos otros tres meses. Y no lo vamos a consentir. ¿Pretenden que hagamos una ETA aquí?". Cala, dicen, va a cambiar en el futuro. "Aquí los niños van a nacer con el puño en alto, se lo digo yo". Las amenazas de estas mujeres son continuas. "Si mi marido muere en el interior de la mina no se que hago...". El proyecto de pellets, su rentabilidad, su coste, ya no se discute. "Que cumplan lo que prometen" es la consigna.
El número total de encerrados en la cuenca minera del Andévalo, así como en Badajoz, Plasencia y Cáceres, se eleva a 365 personas. Prácticamente todos los ayuntamientos de la provincia de Badajoz y su diputación provincial celebraron ayer sesiones extraordinarias en las que se han aprobado mociones para exigir la puesta en marcha de la planta de pellets. En tres localidades del norte de esta provincia -Alburquerque, La Codosera y Villar del Rey- se celebraron asambleas populares en las que se acordó que representantes de estos tres pueblos se encierren a partir de hoy en ayuntamientos e iglesias hasta que salgan los autobuses que les conducirán a la concentración del domingo en Fregenal de la Sierra.
En Fregenal de la Sierra todos los días sobre las 22.00 horas se celebra una asamblea en la que participan miembros de las fuerzas políticas y sindicales de Extremadura. Las intervenciones se tiñen a veces de colores electorales. Los hombres de UCD hacen auténticos alardes retóricos para mantener a flote su prestigio. La consigna de todos es la misma, asegurar al pueblo que se luchará hasta que se consiga la planta de pellets. Mañana, Fregenal tiene previsto acoger a 30.000 extremeños procedentes de todos los pueblos de Badajoz.
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