Robos en tren
Viaje en "cómodas literas", y mientras usted duerme entre Sevilla y Madrid, llevando su coche en el auto-expreso -por el módico precio de 5.000 pesetas-, unos "presuntos desconocidos" suben en cualquiera de las estaciones intermedias y le dejan el coche totalmente destrozado, sin ningún tipo de accesorio (casetes, radios, etcétera, arrancados de cuajo), el maletero vacío, las cerraduras forzadas, los cristales rotos cubriendo los asientos y, lo peor de todo, el flash que nos llevamos: fue una escena totalmente kafkiana: unos llorábamos, etros chillaban y otros intentaban hacerse los duros para que así hubiera alguien que pudiera al menos hablar.Y..., siguiendo con lo peor de todo: al personal de la Renfe parece que le hubieran grabado esta frase para contestar en estos casos: "Nosotros no nos hacemos responsables de nada de lo ocurrido; vavan ustedes a hacer la correspondiente denuncia a la comisaría más cercana, es decir, a la que está aquí mismo en la estación de Atocha".
Y... en la comisaría: "Nosotros no podemos hacer nada. Esto viene sucediendo desde hace ya algún tiempo, pero lo tendría que resolver, en todo caso, la Renfe".
¡Qué impotencia! Alguien ha decidido cargarse una pequeña parte de lo que para mí iba conformando mi historia:
1. ¿Quién puede evitar este tipo de final de vacaciones de descanso?
2. ¿Hay alguien que pueda contestar cuando preguntamos quién es el responsable de estas cosas?
3. ¿A qué tipo de vigilancia se refiere Pilar Abad Oefa del departamento de auto-expreso de Semat) al decir que "la vigilancia de los vehículos es correcta (véase EL PAIS del jueves 15 de abril de 1982)?
Todo esto nos ha ocurrido el pasado día 12 de abril, en el tren que tenía salida a las once de la noche de la estación de Sevilla y llegaba a Madrid el día 13 a las ocho de la mañana./
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