Terrorismo y democracia
( ... ) En los orígenes del terrorismo europeo hay, entre otras causas, la decadencia de la fe en los ideales políticos de la sociedad democrática, la crisis de las ideologías. Un número creciente de jóvenes, identi ica acción política convencional y pacífica con el personalismo, el carrerismo, el compromiso egoísta, el oportunismo. La gran parte de esa juventud se aparta de esa vieja polítíca, da la espalda al sistema y desprecia a los políticos. Una parte numerosísima se refugia en el epicureismo, la alienación o la pura irresponsabilidad. Y surge una minoría que no se resigna y, ante la inutilidad de mantener unos ideales en medio de la inautenticidad democrática, reduce su visión del mundo a un solo punto y entra en la espiral de la violencia. La manipulación, los intereses subterráneos y una infernal mecánica de las cosas, hacen lo demás.A corto plazo, no hay más recurso que la petición de los partidos, que presenciamos, en demanda de una más eficaz información, de una más competente acción policial. Pero a medio plazo, no se resolverá el problema sin ascender hasta las fuentes sociales de donde nace la atracción por la violencia. Esas fuentes no pueden ser cegadas por la policía. Sólo una acción política y cultural, a largo plazo, puede devolver a la sociedad en general y a la juventud sobre todo, el convencimiento de que los viejos ideales de libertad y justicia pueden ser alcanzados razonablemente, sin perder la dignidad personal, a través de la acción política, en una sociedad abierta.
19 de abril
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