Vigilantes a cargo del Estado podrían sustituir a los sacristanes italianos
En Italia está desapareciendo el trabajo de sarristán precisamente en el momento en que esta categoría ha entrado oficialmente en el rango de trabajadores a todos los efectos legales. O, más bien, a causa de esto, es decir, desde que los sacristanes italianos tienen ya garantizado un contrato nacional de trabajo, como los metalúrgicos o los empleados del Estado.Su sindicato se llama Fiudac, y fue este sindicato el que dio batalla en Roma el año pasado para obtener todas las ventajas del Estatuto de los Trabajadores.
Pero el resultado ha sido que estos sacristanes regularizados con la ley sindical serán los últimos. Jubilados éstos, los párrocos no buscarán a otros. No tendrán sucesores. La razón es que con este molde legal, entre unas cosas y otras, a un párroco un sacristán le cuesta hoy un millón de pesetas al año: "Es mucho", dicen los párrocos, y han optado por coger mujeres por horas.
Pero el problema salta por otra parte: las iglesias italianas están abarrotadas de obras de arte y de joyas. ¿Qué va a pasar con los ladrones? ¿Quién va a vigilar las iglesias. En el vicariato de Roma proponen que el Estado carge con los gastos. ¿Por qué debe pagarles el Estado? Muy sencillo, se dice en Roma: porque en realidad las iglesias son patrimonio del Estado. Pero ¿cuántas son las iglesias en Italia y qué tesoros esconden? Al parecer, no se conoce ni el número exacto de las iglesias de todo el territorio nacional. Se calcula que una iglesia pequeña posee de 120 a 150 obras de interés histórico o artístico, y las grandes, de quinientas a ochocientas. Y el problema es que mientras los párrocos no están muchas veces capacitados para analizar y valorar estas obras de arte, crece el mercado de estos objetos de estraperlo y las desapariciones de las iglesias y los robos a mano armada.
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