De la reuskaldunización al silbo gomero
El vasco o cuskera es un idioma de quien nadie sabe su origen. Es un caso único en Europa de conservación de una lengua cuyos ancestros se desconocen por completo, pese a que muy relevantes científicos de todo, el mundo han investigado por lustros sus probables o posibles orígenes. Teorías existen para todos los gustos, pero ninguna con los requisitos que exige una teoría para ser científicamente irreprochable. Sea como fuere, el euskera está ahí aun en nuestros días, pese a que desde lejanos siglos su área de difusión se ha ido comprimiendo más y más.
Toponímicos vascos se encuentran hasta en Badajoz en Córdoba o en Avila (a once kilómetros se encuentra un pueblo llamado Mingorría, "piedra roja". Pero no conviene caer en el error de Humboldt o de Bondart y creer que en viejos tiempos casi toda la Península hablaba euskera. Lo único que está comprobado es; que dialectos euskéricos se hablaban aun por el siglo XVI en la Rioja, y que en los siglos X y XI el euskara se exteiidía por el pirinco oscense y leridano (lo que explica la pervivencia de hablas, de dialectos exóticos aún vivos en esos villes, como vimos en el capítulo tercero de esta serie).Mas el euskera no ha hecho sino retroceder desde antiguos siglos ante el enipuje del castellano. La última puntilla al euskera se la dieron los propios burgueses vascos, que al pasar a ser una sociedad industrial en vez de agrícola y, pastoril no hace más de sigIo y medio, se sentían un tanto avergonzados de hablar idioma que consideraban rústico o aldeano, y por ello enviaban a sus hijos a estudiar a Londres o a Valladolid. Algo parecido a lo que vimos que hizo la burguesía caciquil gallega, y que está en contraposición total con lo hecho por la burguesía catalana, que siempre fue paladín de su propia lengua.
Como han puesto de maniriesto diversos autores no vascos,como E. Arija, a principios del siglo XVI, aún era bilingüe Pamplona (Iruiña), pero el vascuence se había retirado de la Rioja, del sur alavés (llegaba hasta Salvatierra) y de los territorios de las Encartaciones vizcaínas y del valle de Mena. A principios del siglo actual se apreciaba el retroceso del habla vasca respecto del mapa (celebre y el primero científico sobre el tema) que hizo el príncipe Bonaparte en 1863 señalando los límites del euskera. Este ya no se hablaba en 1921 en Pamplona y Estella y apenas se utilizaba en el valle de El Roncal. En 1936,se había reducido aún más y su extremo occidental se situaba ya en la margen derecha del río Nervión, de la ría bilbaína. Posteriormente, el País Vasco, al industrializarse a marchas forzadas, sufrió un enorme incremento de su población, de una población inmigrante y castellano, parlaiite. Durante los años del fratiquismo -casi medio siglo de dictadura- el euskera fue terriblemente perseguido (más que ningún otro idioma español), con lo que el retroceso aún fue mayor. En la actualidad se habla sólo en el norte de Navarra (Nafarroa) y, mínimamente en Alava (Araba), habiéndose perdido terreno aun en el propio Bilbao (Bilbao), aunque esto referido a sus áreas urbanas, ya que en el campo, tanto de Vizcaya como de Guipúzcoa, o los altos valles pirenalcos de Navarra, el vasco se sigue utilizando preferentemente, cuando no cxlusivamente. Hoy, son toda la provincia de Guipúzcoa y, la mayor parte de los tres departameiitos vasco-franceses donde el euskera se habla con preferencia al castellano o francés y mayor extensión e intensidad.
Ocho dialectos 'euskéricos'
Sabido es que el territorio de Euskadi es pequeño en extensión superficial. No obstante, pese a ello, la personalidad de cada valle o de cada territorio (como allí llaman a las provincias) es tan acusada desde siempre, tan celosa de sus usos y costumbres que, diríamos, para acabar de diferenciarse entre sí mismos tienen nada menos que ocho dialectos euskéricos dentro de sus siete territorios (cuatro españoles y tres franceses que componen Euskal Herría: esto es un informe lingüístico, y en cuanto tal, aquí no se plantea el tenia de si Navarra es o no parte política de Euskadi, lingüísticamente, y aun étnicamente, Navarra es la cuna de Vasconia, de los vascones). Estos ocho dialectos euskéricos son: el vizcaíno, que lo hablan el 37,7%, de los vascoparlantes; el guipuzcoano, hablado por el 37,6%; el labortano, por el 4,3%; el altonavarro septentrional, por el 9,6%; el altonavarro meridional, por el 0,1%; el suletino, por el 1,9%; el bajo navarro oriental, por el 4,5%, y el bajonavarro oriental, por el 4,3%. Como dialectos vascos literarios, sólo se consideran cuatro; vizcaíno, guipuzcoano, labortano y suletino.
La lengua es para los vascos acaso un elemento de identidad de mucha más importancia, que para el resto de los pueblos ibéricos. Un simple ejemplo acaso acierte a explicarlo. En euskera realmente no existe la palabra vasco. Podríamos decir que en la antigüedad se consideraba de la misma unidad, de la misma comunidad, al que hablaba vasco, es decir, al que hablaba euskera, al que era pues euskaldun -hubiera nacido donde hubiera nacido, mientras que el que no hablaba vasco era erdeldunak. No era euskera, no era euskaldun.
El 'Euskara Batua'
Los dialectos euskéricos se han refundido recientemente en uno sólo, el Euskara Batua, que es tanto el euskera que aprenden los niños en las escuelas donde se imparte la enseñanza en vasco (ikastolas) como el que se enseña por el HABE (Servicio de Alfabetización y Reuskaldunización de Adultos), en uno de cuyos centros acaban de darse los sucesos de todos conocidos al haberse matriculado cuatro policías en uno de ellos.
Al euskera, en mucha mayor medida que al catalán y que al gallego, le espera una tarea muy ardua. Lo primero, porque al no ser un idioma latino todo es nuevo para el que se quiere Iniciar en su conocimiento. No hay forma de "adivinar" qué quiere decir tal o cual cosa. No existe pues el dicho escolar de mesa, mesae, silla, sillae y lo demás como en castellano.
El HABE y las ikastolas -sobre todo las implantadas en territorios que ya han perdido el euskera- serán un medio lento de recuperación, la TV será la llamada a desempenar papel primordial, al igual que la radio y en mucha menor medida la Prensa escrita. La reuskaldunización sera difícil. Acaso por ello sea una de las mayores preocupaciones del Gobierno vasco, que está invirtiendo su esfuerzo y sus primeros dineros casi más en la enseñanza y la cultura que en otros terrenos. Ya lo hemos dicho: vasco es -casi- quien habla euskera. Por eso mismo, hoy se distingue entre los euskaldunberri (nuevos euskaldunes, o los que acaban de aprender euskera y los euskaldunzarra, o viejos euskaldunes).
Del guanche al silbo gomero
A muchas personas nos sucede que cuando oímos hablar a un caiiario creemos estar escuchando i un habitante de Iberoamérica. Digamos que el canario es un dialecto castellano pasado por el tamiz de Andalucía. Pero no era a este aspecto al que quería referirme, sino a otro dos ejemplos curiosos: el primero, la existencia del silbo gomero, que constituye un verdadero lenguaje inteligible y que permite comunicarse perfectamente a las personas en una especie de taquigrafía sonora, de silbado, de tan-tan selvático. Se sigue utilizando en la isla de La Gomera. Las personas ponen dos dedos en su boca y silban. Son largas o cortas modulaciones agudas, rítmicas. Con esos sl lbldos pueden comunicarse cualquier cosa, es decir, pueden realmente hablar. "Hablan como si no tuvieran lengua", que dijo el conquistador de Canarias, Bethencourt. Y aún siguen haciéndolo.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a Canarias, los pueblos isleños hablaban una lengua de la que aún hoy se ignora realmente sus conexiones cori otras lenguas de la antigüedad. Hoy, la lengua se ha perdido. Tan sólo se conocen algunas palabras sueltas. Si bien es cierto que el doctor Wölfel publicó hace años una Summa Linguae Canariae en alemán y en la localidad de Graz (Austria), en el que se recogen cerca de tres mil locuciones que aún en nuestros días son utilizadas poilos canarios. Pero son locucionee de nombres de cosas y lugares geográficos. No se trata -en su inmensa mayoría- de palabras, de vocabulario, sino de nombres de lugares, plantas, etcétera. Es decir, que con ese diccionario no se puede -ni el profesor Wölfel lo pretendió-, la lengua o lenguas canarias prehispánicas. Lo que sí pone de manifiesto una vez más el menos precio por la cultura de los distintos pueblos de España que tuvo el anterior régimen dictatorial es el hecho de que el libro de Wölfel esté publicado en alemán y no en castellano. Es decir, que hay un diccionario -podríamos decir-guanche-alemán, pero no guanche-castellano.
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