Disgusto en el Vaticano por la publicación en Londres de un informe ecuménico
El informe final que acaba de publicar la Comisión Internacional Anglicana-Católica Romana reconoce al obispo de Roma la función de primado universal, según informa nuestro corresponsal en Londres, Andrés Ortega. La publicación en el Reino Unido de este importante informe, sobre el que ha trabajado una comisión de expertos católicos y anglicanos durante catorce años, no ha gustado en el Vaticano, tal y como escribe Juan Arias desde Roma.
"La Iglesia necesitaría a la vez una autoridad múltiple y dispersa en la que estuvieran activamente implicados todos los creyentes, y un primado universal como siervo y punto focal de la unidad visible en la verdad y en el amor", dice la citada Comisión, presidida por Henry McAdoo, arzobispo anglicano de Dublin, y Anthony Clark, obispo católico de East Anglia. Esta primacía universal no significaría, en opinión del informe, la supresión de las distintas tradiciones litúrgicas y teológicas. De ahí que la soberana británica seguiría siendo gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra, pero sin intervenir en cuestiones doctrinales o litúrgicas.Un concepto básico en todo este planteamiento es el de comunión o koinonia, en griego. Así, la comunión anglicana, que incluye a la Iglesia de Inglaterra y otras iglesias, cuenta con un episcopado único, dentro de una variedad doctrinal. El obispo de Roma gozaría de una jurisdicción universal, que ejercería colegiadamente con los demás obispos.
El informe reconoce, sin embargo, que todavía quedan importantes cuestiones pendientes de acuerdo. La Comisión estima, por ejemplo, que los anglicanos no pueden acepta¡ el dogma de la infalibilidad papal, cuya utilización, en determinadas circunstancias, tantos malentendidos ha provocado. Tambien se ocupa el informa de la ordenación de las mujeres, del celibato sacerdotal y de la doctrina sobre María, que rechazan algunos sectores anglicanos.
Para la Comisión Internacional, los dogmas marianos de la Inmaculada Concepción o de la Ascensión de María carecen del necesario respaldo en las Sagradas Escrituras. A pesar de estas discordancias respecto a la Iglesia católica, los expertos opinan que se logrará superarlas, pero sólo cuando "se haya tomado una iniciativa práctica y nuestras dos iglesias hayan convivido en una comunión más visible".
No ha caído bien en el Vaticano el hecho de que la Comisión autora del informe haya tomado la iniciativa de presentarlo en Londres. Lo demuestra esa carta enviada el 27 de marzo por el nuevo prefecto, de la Congregación para la Fe (ex Santo Oficio), Joseph Ratzinger, al obispo católico Anthony Clark, vicepresidente de la citada Comisión y que anteayer fue entregada a la Prensa internacional por el mismo Vaticano.
La carta del cardenal Ratzinger ha supuesto un jarra de agua fría al entusiasmo suscitado por el informe mixto, por más que reconozca que se trata "de un acontecimiento ecuménico importante que constituye un primer paso hacia la reconcilización entre la comunión anglicana y la Iglesia católica".
Cuestiones pendientes
Pero no se pueden echar las campanas al vuelo, pues falta mucho para llegar a un acuedo verdaderamente sustancial y quedan demasiadas cuestiones pendientes. El Vaticano llama la atención sobre algunas formulaciones del informe que se concilian mal con dogmas católicos, sin olvidar que la Comisión Internacional se ha centrado en cuestiones tradicionalmente debatidas, pero habría que extender el debate a nuevas cuestiones para garantizar una verdadera reconciliación. El ex Santo Oficio pide, en definitiva, que no se dispare el entusiasmo.La carta es, en realidad, sólo un primer aldabonazo, pues afirma que la Congregación para la Doctrina de la Fe "enviará observaciones detalladas sobre este informe a todas las conferencias episcopales, como contribución a la continuación del diálogo".
El viaje de Juan Pablo II al Reino Unido, el próximo mes de mayo, servirá para profundizar el diálogo ecuménico. Lo que sí parece cierto es que va a encontrar en la opinión pública un clima menos conciliante que el que se refleja en el informe cuya publicación unilateral tanto disgusto le ha causado. Unos manifestantes protestantes abuchearon hace unas fechas al arzobispo anglicano de Canterbury, Robert Runcie, y al obispo católico de Liverpool, Derek Worlock, por haber celebrado juntos un servicio religioso.
Robert Runcie fue tachado de mentiroso, traidor y Judas. Según el llamado ayatollah del Ulster, Ian Paisley, esto es el principio de una protesta organizada.
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