El aborto y el pueblo de Dios
La lectura, en la sección Tribuna libre, del artículo El pueblo de Dios no condena el aborto, de Antonio Beristain, en el día de hoy, me ha sugerido un par de reflexiones que me gustaría mucho ver reflejadas en las páginas del periódico que usted dirige. Son las siguientes:De acuerdo con la opinión de Antonio Beristain, S. J. (véase EL PAIS, 19 de marzo), sería bueno desabsolutízar una serie de derechos importantes, aunque no incuestionables. En particular, habría que "relativizar el derecho a la vida del cigoto, del embrión y del feto". Me pregunto si la documentada y casuística argumentación que le lleva a esta conclusión puede ser detenida en este punto, y si no sería necesario, puestos a relativizar, cuestionar igualmente el derecho a la vida del niño, el adolescente, el adulto y el viejo. Estas consecuencias parecen, por lo menos, tan frustrantes como las que el venerable padre trata de evitar; pero no me parece tan difícil construir una prueba paralela a la suya aplicable a los nacidos. Si descontamos los argumentos de autoridad que el. honorable miembro de la Iglesia institucional aporta en pro de su aserto, la única fundamentacíón racional que encuentro es que si los derechos fundamentales se entienden con un poco de manga ancha (tal como Montesquieu decía que los jesuitas interpretaban el concepto de pecado venial), puede evitarse la frustracíón de los que, de un modo u otro, tratan de conculcarlos. Lo cierto es que toda relativización conlleva la absolutización recíproca de lo contrapuesto a lo relativizado. En este caso, lo que se absolutizaría sería el diálogo encaminado a solventar los eventuales conflictos de valores. ¡Lástima que en nuestra
Pasa a la página 10
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.