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Parados / punk

Rockers, punks, mods, son o han sido en otras sociedades y otro tiempo las razas brillantes y fugaces de la modernidad. En la precaria economía post /petróleo y en el mapa español del paro urbano todo esto no es sino el folklore que ayuda a sublimar en marginalidad voluntaria, casi a lo Rimbaud, la falta de un primer empleo. La moral dominante, que, como me dijo Sartre, sentadito en las rodillas de Simone de Beauvoir, suele ser "la moral de la clase dominante", encuentra en esto motivo, justificación y coartada para desviar el tema del paro, del que esa moral economicista es causante:-Si es que son unos locos, ni ellos saben lo que quieren, sólo vicio y mucha moto.

A la sombra neoyorquizante de la Torre de Madrid, en los altos de Princesa, en los bajos de algunos barrios, la raza de los parados/ punk, que están en la gran ciudad como los cherokees en sus reservas: "Umbral, cofío, tómate una biera y aclárate del rollo macabeo, que las medallas adornan y molan, pero lo que hacen es tapar a un parado total, casi siempre, o sea, más volcado que un autobús infantil, tiesos estamos, sin un dólar, a punto de chapar el negocio, lo único la princesa, que echa a veces una mano, a ver, si está en El Corte Inglés, de cajera un suponer, luego vienen los plásticos, los nenucos, los que juegan a esto como a la guerra de papá, y hay que partirse la vista con ellos, cómo lo ves, a ver, ya me dirás, lambretas aún tenemos, de ir choriceando, díselo a doña Santísima, tú que te codeas, que todavía truca con esas dos orejas que se saca, por el escote mayormente, pero que la jai de cada cual, aquí, está tabloide de la morfa, la teca, el curro, la baby y las horas extraordinarias, o sea que el que le va el material tiene que meterse de reestreno a ver una de la Antonia Montiel, la única roja con tetas que nos queda, que ahora los bustos dice que son de derechas, yo paso mayormente de lo ideológico, pero no de gachilillas, un respeto, ahora a media tarde, un suponer, te subo en la lambreta y nos pegamos una vuelta a la mierda, con perdón de los estupas, faltaría, y tú me dirás qué le sale a un macarra de los leen que quiera buscar curro, ir de legal, te ponen un gorrito de esos de marine y a despachar hamburguer en la Gran Vía, como mucho, o sea que el personal está con el siroco y ya no encuentras basca ni para una buena estiva, o se acaba en el palace, según, o le pegas al antídoto o venga de frijar o te quedas pasmado hasta que venga el san Vicente Ferrer-Salat, ése que dices, a ponernos un curro a los del sub".

A mí me parece que, tanto el Gobierno como los partidos, dudan de decirle la verdad al inmenso auditorio del paro: no va a haber cada día más puestos de trabajo, sino menos, racionalmente, pues que la industria y el campo, desde Las Hilanderas de Velázquez hasta hoy, no han dejado de mecanizarse, pasando por la famosa huelga de los telares, los muertos de Chicago, las tejedoras de la Botton y los manifestantes de Marcelino Camacho. La máquina permite al trabajador trabajar menos, repartir muy humanamente el trabajo y el ocio en menos horas semanales, empleando holgadamente a todo el mundo. Pero nuestro paleocapitalismo feudal, pese a ser paleo, sufre las mismas "contradicciones internas" que el otro, el de verdad: el capitalismo salvaje ha dado la máquina y el esclavo. Hay que elegir entre el esclavo y la máquina. Una contradicción interna. Otros capitalismos lo han resuelto convirtiendo al esclavo en consumidor. Calvo Sotelo y sus ministros siguen prometiendo más trabajo, cuando lo que hay que prometer es más ocio. Rockers, punks, mods y macarras les han cogido el truco a los políticos. Estos no son braceros lebrijanos. Pasan.

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